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José “Pepe” Bengoa: ¡La sigue, pero nunca la consigue!
Imagen de la web de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano

José “Pepe” Bengoa: ¡La sigue, pero nunca la consigue!

Por: Benjamín Escobedo | 13.04.2025
Cabe recordar que, años atrás Bengoa, ha sido presentado como candidato al Premio Nacional de Literatura, Premio Nacional de Humanidades, Premio Nacional de Ciencias Sociales, Premio Nacional Historia e, irónicamente, hoy por segunda vez es candidato al Premio Nacional de Humanidades 2025.

Hace pocos días, a través de la web oficial de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, la figura de José Bengoa fue presentada como Candidato al Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales año 2025.

Esta declaración que conlleva grandes interrogantes, y profundas lecturas al respecto, deja entrever que José “Pepe” Bengoa pareciera desear a toda costa un Premio Nacional en nuestro país, siendo -hasta el momento- alguien que la sigue, pero nunca la consigue. Pero, ¿por qué?

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Don José Antonio Bengoa Cabello es Licenciado en Filosofía, humanista por excelencia y conocido por sus ensayos sobre el pueblo mapuche en Chile. Fue miembro del Centro de Estudios Socioeconómicos (CESO) de la Facultad de Economía de la Universidad de Chile y fundador de la Escuela de Antropología de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano (lugar donde actualmente imparte docencia, y del cual fue rector en dos oportunidades). Y es este mismo espacio académico el que hoy lo presenta como candidato al Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales año 2025.

Por otro lado, debemos recordar que el exmandatario Ricardo Lagos Escobar lo convocó el año 2000 para conformar la Comisión Verdad Histórica y Nuevo Trato con los Pueblos Indígenas, organización encargada de propiciar el diálogo y mejorar el vínculo de Chile con los pueblos indígenas.

Sin duda, Bengoa alberga eso que en más de una ocasión ha estado tensionado en nuestro país, el territorio indígena, su cultura, su historia e importancia para la historia de Chile; bandera de conflicto, coyunturas y profundos desacuerdos en cierta parte de la historiografía nacional.

Ahora el profesor Bengoa asume un nuevo desafío en su carrera académica, ser presentado a través de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano al Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales año 2025.

Dicha pretensión no ha pasado inadvertida, ya que su nombre una vez más es puesto sobre la mesa para obtener el cetro. Sin embargo, la figura de Pepe Bengoa queda expuesta al ridículo, desastre e ironía pública. ¿Por qué?, bueno esto es claramente asimilado al rememorar cuantas veces ha sido candidato a un premio nacional sin tener éxito, aunque aquello no es el problema medular, sino más bien la poca claridad de él o de su equipo para postularlo a diversas categorías del Premio Nacional, haciéndolo ver como desesperado, hambriento y afanoso, categorías que probablemente no forman parte de su esencia humana y académica. ¿O sí?

Cabe recordar que, años atrás Bengoa, ha sido presentado como candidato al Premio Nacional de Literatura, Premio Nacional de Humanidades, Premio Nacional de Ciencias Sociales, Premio Nacional Historia e, irónicamente, hoy por segunda vez es candidato al Premio Nacional de Humanidades 2025.

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Las ansias de reconocimiento parecen fosilizar su persona y esa alocada perseverancia lo hace no tener un objetivo claro en estas materias, o sea, sobre un premio nacional especifico y delimitado. Sin duda, esto le otorgaría credibilidad entre sus pares, jurado e incluso lectores.

Por otro lado, tampoco debemos desconocer que los aclamados Premios Nacionales en Chile son cada vez más una especie de “Kinder Sorpresa”, de quien menos se espera terminado siendo el ganador.

En este sentido, José “Pepe” Bengoa es un candidato muy afín con la ideología política del actual gobierno, “defensor de las banderas” y preceptos propios de la izquierda nacional, lo cual lo convierte en una atractiva carta pública con el fin de fortalecer lazos con el mundo mapuche, indígena y minorías poco abrazadas en el territorio nacional, aspiraciones que el gobierno siempre ha querido conciliar, equilibrar y suturar.

Por último, surgen algunas preguntas a modo de reflexión final e interrogantes que nos servirán para calibrar la discusión suscitada. Así, encontramos las siguientes aristas.

¿Son los Premio Nacional en Chile una honra a la Ley 19.169 que posibilita aquella, o un simple recordatorio que termina siendo fosilizado en la elección final, primando múltiples criterios? ¿Es Pepe Bengoa el eterno candidato a un Premio Nacional? ¿Aplica en nuestro país el dicho “en el país de los ciegos el tuerto es rey”? ¿Será que la candidatura del profesor Bengoa inscribe nuevamente un error no forzado?

A veces, es mejor morir con las botas puestas, con una línea de investigación que pueda ser premiada precisamente en esa aspiración, donde el trabajo académico, intelectual y público puede verse reflejado en una irrefutable candidatura nacional especifica.

De lo contrario, podría parecer una especie de gustito personal, con resabios e ínfulas de egocentrismo, tratar de ser candidato a un premio nacional en cualquier categoría contemplada, siendo algo cuestionable, débil y poco serio si resulta de esta manera. Por eso y por más, José “Pepe” Bengoa la sigue, pero nunca la consigue.

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