
¿EE.UU. terminó con la globalización?
Tomó décadas construir las complejas redes de producción y comercio mundial, y ni siquiera el presidente Trump y los arquitectos de esta nueva política comercial de EE.UU., pueden prever con certeza todos sus efectos.
Analicemos qué podría suceder con Chile. En principio, hay efectos directos positivos. Los aranceles del 10% están entre los más bajos, lo que nos da una ventaja relativa frente a otros exportadores con tasas más elevadas. Además, esta ventaja impositiva no implica que los estadounidenses puedan sustituir las exportaciones chilenas, como el cobre, el vino, las frutas y productos de la madera.
Otro punto a considerar es que gran parte de América Latina ha sido "beneficiada" con aranceles menores en comparación con Asia y Europa. Esto los podría acercar aún más a Chile y la región, en busca de nuevas alianzas y mercados alternativos.
Lo más difícil de anticipar, y quizás lo más perjudicial, son los efectos indirectos. Los aranceles impactan fuertemente a nuestros principales socios comerciales, como China y la Unión Europea. Si ellos responden con medidas equivalentes, podríamos ver una escalada y la reconfiguración de las alianzas comerciales.
La mejor estrategia para Chile es estar atento, evitar conflictos y aprovechar las oportunidades de este nuevo orden comercial, mientras se amortiguan los efectos negativos. Esto implica recuperar el crecimiento y mejorar la productividad.
Si bien el desenlace de este giro proteccionista es incierto, lo único seguro es que el 2 de abril de 2025 quedó marcado como un punto de inflexión en el comercio global.
Así como los principales beneficiarios de los bajos aranceles y los paraísos fiscales fueron, en realidad, los consumidores y empresas estadounidenses que disfrutaron de precios reducidos e impuestos bajos, los grandes perjudicados por esta nueva política serán los consumidores de clase media.
Los aranceles encarecen los productos, reducen la eficiencia económica y generan inflación. A largo plazo, las políticas proteccionistas generalizadas rara vez han logrado desarrollar industrias competitivas. Ejemplos recientes en Mercosur e India muestran que estos esquemas suelen proteger sectores ineficientes, sin impulsar la innovación ni el crecimiento sostenible.