
La maternidad en Chile: Una carga desigual
La maternidad es un espacio que habitamos las mujeres en circunstancias desfavorables. No existen las condiciones óptimas para criar a nuestros hijos de manera armoniosa, priorizando su bienestar y desarrollo. En su lugar, la maternidad se ha convertido en una carga de trabajo agobiante, llena de exigencias y responsabilidades.
La realidad es que la sociedad no reconoce el valor del trabajo doméstico y de cuidado que realizamos las mujeres. Este trabajo es fundamental para el bienestar de nuestras familias y de la sociedad en general, pero no se valora ni se remunera adecuadamente.
El reciente informe sobre las bajas tasas de natalidad en Chile, dado a conocer por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), es solo una de las muchas razones que subyacen a este problema. La realidad es que las mujeres ya no ven la maternidad como una prioridad en sus vidas.
El costo de la vida y las escasas oportunidades para criar y desarrollarse son solo algunas de las barreras que enfrentan las mujeres en Chile. La falta de horarios laborales flexibles, y la ausencia de redes estatales que apoyen la maternidad, son solo algunas de las razones por las que tener hijos se ha convertido en sinónimo de pobreza y retroceso para la mayoría de las mujeres.
Sin ir más lejos la Fundación SOL en su estudio reciente de “Mujeres y pobreza de tiempo” donde se analizan los trabajos remunerados y no remunerados, indica que el 51% de las mujeres en Chile no tienen tiempo para ellas y su realización personal. Que no les alcanza ni siquiera para priorizar su descanso por las noches. Una carga excesiva de labores domésticas y de cuidados que lamentablemente viven las chilenas hoy en día.
Es fundamental abordar la crisis de la natalidad en Chile desde una perspectiva de género, reconociendo las desigualdades y barreras que enfrentan las mujeres en su búsqueda de igualdad y justicia. Solo así podremos trabajar hacia una sociedad más justa y equitativa para todas.
Es hora de que se tomen medidas concretas para abordar la crisis de la natalidad y la desigualdad de género. Es hora de que se reconozca el valor del trabajo doméstico y de cuidado que realizamos las mujeres, y se tomen medidas para apoyar a las madres y a las familias.
No podemos seguir ignorando la realidad. No podemos seguir permitiendo que la maternidad sea una carga desigual que se lleva sobre los hombros de las mujeres.
Hoy, hacer un llamado a las mujeres a ser madres sin condiciones sociales y eficientes para los cuidados y su desarrollo, garantiza solo seguir en un círculo sin progreso para nuestros derechos y bienestar. Toda la historia nos hemos sacrificado por los demás, pero ¿quién se ha sacrificado por nosotras?
Finalmente, es hora de que los poderes económicos y políticos asuman su responsabilidad en la precariedad de la vida en Chile, y tomen medidas concretas para abordar las desigualdades y barreras que enfrentan las mujeres y las familias. Solo así podremos construir una sociedad más justa, equitativa y próspera para todos.