Una médica neurocirujana fue víctima de abuso sexual por parte de un colega en el Instituto de Neurocirugía Dr. Alfonso Asenjo.

Según se puede apreciar en el fallo judicial, aunque denunció el hecho y se realizaron investigaciones, su agresor siguió trabajando en el mismo hospital sin que se tomaran medidas para protegerla.

Ante esta situación, la profesional pidió al Servicio de Salud Metropolitano Oriente (SSMO) que le permitiera suspender su trabajo en el hospital, ya que seguir compartiendo el espacio con su agresor le causaba un gran daño emocional.

Sin embargo, su solicitud fue rechazada sin explicaciones suficientes. En lugar de ofrecerle apoyo o protección, la única opción que le dieron fue trasladarla a otro centro de salud, mientras que su agresor permanecía en el mismo lugar.

Debido a esta negativa, la médica presentó un recurso de protección, argumentando que el SSMO estaba vulnerando sus derechos al no considerar su condición de víctima de abuso.

Explicó que la falta de medidas de protección la estaba obligando a revivir el trauma constantemente y que la única solución justa era permitirle suspender su trabajo en el hospital o trasladar a su agresor.

La Corte de Apelaciones de Santiago revisó el caso y determinó que la decisión del SSMO era injusta y carecía de fundamentos.

En su fallo, estableció que la médica tenía razón en su reclamo, ya que la ley exige que las instituciones tomen medidas de protección para las víctimas de violencia de género.

Como resultado, la Corte ordenó dejar sin efecto la negativa del SSMO y determinó que la médica no debía seguir trabajando en el hospital junto a su agresor.

Además, ordenó que fuera él quien debía ser trasladado a otro centro de salud, asegurando así que la víctima no se viera obligada a compartir el espacio con él.

También anuló un sumario administrativo en su contra por inasistencias, considerando que su ausencia estaba justificada por el daño emocional que sufría.