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María, la adulta mayor que falleció ahogada por la negligencia
Agencia Uno

María, la adulta mayor que falleció ahogada por la negligencia

Por: Catherine Aravena Valero | 12.03.2025
La pésima gestión tiene consecuencias, y hoy cobró la vida de una adulta mayor que intentó solucionarlo con sus propias manos. Nos duele porque ella intentó gestionar en la necesidad, una necesidad que se repite y se repetirá en otras personas mayores. Una y varias necesidades que sustentan el miedo a envejecer.

En el contexto del 8 de marzo, conmemoración del Día Internacional de la Mujer que se realizó el pasado fin de semana, debemos recordar, nuevamente, que no estamos todas. Faltan muchas. Entre ellas, María Caricheo Pailalef.

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María era una mujer independiente y autónoma de 79 años que vivía en Fresia, región de Los Lagos. Ella falleció el pasado domingo 16 de febrero dentro de la fosa séptica de su domicilio. Pero ella no murió producto de la delincuencia o por un acto femicida, murió por la inoperancia del Estado, por la cancelación sociopolítica del poder legislativo, por la ineficaz labor del edil de su comuna y la frialdad de las otras autoridades municipales.

¿Usted podría vivir día a día con excremento hasta el cuello? ¿Usted podría comer con olor a heces? Claramente no. Nadie debe vivir en estas condiciones deplorables. Y ¿por qué las autoridades ignoran llamados desesperados de personas, incluyendo aquellas mayores que no tienen los medios económicos para costear estas necesidades comunales?

No basta con poner fosas sépticas sin la debida limpieza. No basta con ponerle “empeño” a las gestiones comunitarias si no hay un trato digno, una respuesta concreta o un trato humanizado de funcionarios que supuestamente “están” al servicio de su comunidad. O caso ¿sólo aparecen para las fiestas costumbristas o las visitas de autoridades?

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La pésima gestión tiene consecuencias, y hoy cobró la vida de una adulta mayor que intentó solucionarlo con sus propias manos. Nos duele porque ella intentó gestionar en la necesidad, una necesidad que se repite y se repetirá en otras personas mayores. Una y varias necesidades que sustentan el miedo a envejecer.

Vejeces que en su mayoría sobreviven con pensiones precarias que no permiten si quiera contratar un camión de $150.000 para limpiar una fosa séptica. Vejeces que viven en una soledad no deseada. Vejeces que no tienen garantizado un cuidado, un tratamiento oportuno ante la enfermedad, o un morir digno. Incluso luego de morir, las personas mayores, no tienen la certeza de que se respeten sus decisiones.

Las autoridades deben recordar que Chile es un país envejecido. Actualmente las personas sobre 60 años son alrededor de un 19,3% de la población. Y vivimos una feminización de la vejez, donde la mayoría de esta población son adultas mayores, y se distribuyen en todas las regiones del país, especialmente en ambientes rurales. Para hacer un trabajo sociocomunitario correcto se requiere reconocer que hay diversas problemáticas asociadas a este fenómeno. Una de ellas es limpiar las fosas sépticas para permitir que las personas mayores puedan seguir viviendo.

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María desapareció buscando una vida digna e autónoma. Sus vecinos la ayudaron en ocasiones anteriores, pero esta vez se requería más apoyo. María desaprecio en el silencio de la ineptitud, en llanto ahogado. Y las vecinas, al ver sus zapatos flotando dentro del pozo, supieron que la negligencia había ganado otra vez.

Exigimos justicia por María.