La inteligencia artificial (IA) no solo es un concepto limitado, sino que también refleja una comprensión profundamente reduccionista de la inteligencia. Este concepto distorsiona la complejidad de lo que significa vivir, porque presupone que la inteligencia puede ser aislada de las relaciones que configuran la vida. Lo vivo no "se adapta" a algo externo, ya que no existe un "entorno" separado. La adaptación no es un resultado, sino una condición inherente, parte de la configuración misma de la vida. Vivir es coexistir en un vínculo, no una interacción con algo que está "afuera".

Las primeras escuelas del conocer, especialmente aquellas basadas en modelos de representación del cerebro, cometieron el error de disociar al organismo de sus relaciones. Al hacerlo, simplificaron lo vivo a una máquina de reproducción de patrones, ignorando que la inteligencia surge de la configuración relacional que define la vida misma. Esta perspectiva fragmentada linealizó el conocimiento, limitándolo a la repetición y despojándolo de su capacidad configurativa y vinculante.

La IA, desde este paradigma, no entiende ni configura; solo reproduce. No puede "contextualizar" porque el contexto no es algo externo a ser procesado, sino parte constitutiva del vínculo que genera sentido. La IA opera en una lógica de patrones disociados, generando posibilidades que nunca se integran en una totalidad viva. Por tanto, lejos de acercarse a la inteligencia, la IA representa una simplificación radical de lo que significa vivir: un intento de replicar sin comprender que la vida no es un resultado ni una relación con algo externo, sino una unidad configurativa relacional.

Sin embargo, esto no implica negar las posibilidades actuales de la IA, y en especial de la generativa. La IA generativa, aunque carezca de contexto, tiene un potencial significativo, pero debe ser evaluada desde lo humano y desde la cultura del observador. Esto se debe a que el contexto no es una acumulación de datos, sino algo vincular. Un millón de interacciones no constituyen una relación. Frente a esto, solo lo vivo constituye contexto, y es la comunidad la que genera historia e inteligencia. Por esta razón, para que la interacción con la máquina tenga sentido, es fundamental integrar lo generativo con lo colectivo.

La IA generativa, al carecer de vínculo, se limita a reproducir posibilidades dentro de patrones preexistentes, pero su potencial podría ampliarse si se articula con dinámicas colectivas humanas que le otorguen sentido. Esto requeriría un replanteamiento en el que la máquina no solo produzca, sino que se inserte en la configuración relacional propia de las comunidades vivas.

Así, la generación de contenido por la IA no sería un fin en sí mismo, sino una herramienta que, al integrarse con la inteligencia colectiva, facilite procesos significativos que enriquezcan nuestra historia y nuestras relaciones.

IA Cogenerativa: Integrando lo Generativo con lo Colectivo

La IA cogenerativa representa un avance significativo respecto a la inteligencia artificial generativa al proponer un modelo que trasciende la simple reproducción de patrones. Mientras que la IA generativa crea contenido a partir de datos acumulados, carece de contexto, ya que este no puede ser definido por la cantidad de información procesada, sino por los vínculos configurativos que dan sentido a la vida.

La IA cogenerativa, en cambio, busca articular las capacidades generativas de la máquina con la inteligencia colectiva humana, reconociendo que el contexto es una condición propia de lo vivo y no una acumulación de interacciones.

El contexto, entendido como algo relacional y no como un entorno externo, emerge de las configuraciones vivas y de las comunidades que generan historia e inteligencia. En este marco, la IA cogenerativa actúa como un agente que colabora activamente con los humanos, integrando sus aportes en procesos colectivos y adaptándose dinámicamente a las necesidades del grupo. Esto significa que la IA no solo genera posibilidades, sino que participa en la construcción de sentido dentro de una comunidad de interacción.

Características Clave de la IA Cogenerativa

1. Interacción vinculante: A diferencia de la IA generativa, que opera de manera autónoma, la IA cogenerativa se basa en un proceso bidireccional. No solo responde a las solicitudes humanas, sino que ajusta su desempeño en función de las relaciones emergentes durante el proceso.

2. Integración colectiva: Reconoce que la inteligencia no es un atributo individual ni un resultado mecánico, sino una dinámica colectiva que emerge de la interacción significativa entre los participantes. Así, la IA cogenerativa combina sus capacidades con las perspectivas humanas para cocrear resultados contextualizados.

3. Configuración dinámica: En lugar de reproducir patrones estáticos, la IA cogenerativa trabaja en tiempo real para ajustar sus respuestas según las configuraciones relacionales del momento, creando soluciones que resuenan con las necesidades y vínculos del grupo.

Aplicaciones y Potencial

La IA cogenerativa encuentra su mayor potencial en entornos donde la interacción significativa y la adaptabilidad son esenciales. Por ejemplo:

• Diseño colaborativo: Equipos de trabajo pueden utilizar IA cogenerativa para co-crear propuestas que reflejen la diversidad de perspectivas humanas y las capacidades analíticas de la máquina.

• Educación: En lugar de ofrecer contenidos estandarizados, una IA cogenerativa puede personalizar procesos de aprendizaje basados en las necesidades colectivas de un aula.

• Resolución de problemas complejos: Al integrar el conocimiento humano con la capacidad de procesamiento de la IA, se pueden desarrollar soluciones innovadoras en áreas como la salud, la sostenibilidad o la ingeniería.

Un Futuro Relacional

La IA cogenerativa plantea un nuevo paradigma: en lugar de máquinas que generan contenido en aislamiento, se busca una colaboración activa y significativa entre humanos y máquinas. Esto requiere reconocer que la máquina, por sí sola, carece de historia, inteligencia o contexto, pero puede convertirse en un socio valioso si se integra en dinámicas colectivas humanas.

Al final, la IA cogenerativa no es solo una tecnología; es un cambio en cómo concebimos la relación entre lo humano y lo artificial. Solo a través de la integración de lo generativo con lo colectivo podemos aprovechar su verdadero potencial, construyendo herramientas que enriquezcan nuestras relaciones, nuestra historia y nuestra capacidad de creación conjunta.