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¿Quién le teme a las lenguas indígenas?
Hace unos días, el Ministerio de Educación ofició a múltiples establecimientos escolares para la implementación de la asignatura de Lenguas y Culturas de Pueblos Originarios Ancestrales en el marco del Programa de Educación Intercultural Bilingüe (PEIB).
La medida sucede en el Decenio Internacional de las Lenguas Indígenas del Mundo (2022-2032) proclamado por la Asamblea General de las Naciones Unidas y el documento oficiado se alinea con el marco internacional de derechos lingüísticos, no obstante la normativa sorprendió en algunos sectores.
En efecto, esta acción ha generado escozor especialmente en simpatizantes de la derecha, que acusan que aplicar la ley generará una saturación de las tareas escolares y amenaza el rendimiento escolar, no obstante, nos llama la atención esta curiosa preocupación por el estudiantado, cuando existe cuantiosa información sobre cómo estudiantes indígenas han sido afectados por la pauta escolar.
Chile es un país plurilingüe, sin embargo, las lenguas indígenas en las últimas décadas han experimentado un rápido deterioro y desuso, a lo cual diversas organizaciones y actores indígenas han respondido a través de numerosas iniciativas para su revitalización.
No es un secreto que ha sido la institucionalidad chilena un factor clave para el desplazamiento lingüístico: existen extensos testimonios de personas que en su paso por la escuela durante la infancia, recibieron castigos físicos solo por usar su lengua materna o a quienes se les enseñó en castellano sin considerar sus aprendizajes, simplemente porque se asumió que solo se podía aprender en español.
Si bien han existido demandas muy tempranas a favor de una educación con pertinencia cultural, que incluya las lenguas originarias, recién en los noventa se logró concretar disposiciones normativas en la Ley Indígena que garantizaran una educación intercultural bilingüe, proyecto que apenas se comenzó a implementar en la década del dos mil.
El PEIB constituye uno de los escasos espacios de enseñanza de lengua y cultura de los pueblos indígenas y se implementa de manera focalizada: solo en educación básica, en establecimientos con financiamiento estatal y que cuenten con un 20% de matrícula indígena.
Sin embargo, esta normativa no fue suficiente, ya que el oficio da cuenta sobre establecimientos que en condiciones de implementarlo, no lo hacían. Si bien es posible ahondar en cómo una disposición legal estuvo tanto tiempo sin implementarse, quisiéramos profundizar en algunas de las respuestas que han aparecido en redes sociales y prensa.
Por ejemplo, el ex ministro Varela, afirmó incluso que puede ser una medida de carácter “innecesario, injusto, ineficiente y discriminatorio”, en un reportaje publicado por El Mercurio el pasado lunes 27 de enero.
Si bien es evidente que se requiere progresión para su aplicación, nos preocupa la soltura con la que se habla de lo que es justo e injusto cuando las comunidades y personas indígenas han estado históricamente avasalladas por la injusticia, incluida su experiencia educativa.
Por una parte, las comunidades y pueblos indígenas experimentan continuamente diversas inequidades en educación, pero hasta ahora no sabíamos que la enseñanza de su lenguas es injusta, cuando su sentido inicial es la reparación.
En ese sentido nos preguntamos: ¿Es justo que el Estado ignore sus propias normativas y disposiciones sólo porque están asociadas a personas indígenas? ¿Es justo que lo único que aprendan la mayoría de los niños indígenas y no indígenas sobre estos pueblos corresponda al periodo previo a la colonización?
Si vamos más allá, este debería ser un primer tema, puesto que hechos, testimonios y evidencia científica dan cuenta de múltiples temáticas referidas a pueblos indígenas son pasadas por alto en la educación. Estudios demuestran que incluso niños bilingües en mapuzugun suelen tener mayor número de ingresos a los PIE, o que estudiantes indígenas sufren de mayor discriminación o violencia.
Por otro lado, también quisiéramos hacer notar las ventajas de contar con un programa transversal de educación bilingüe e interculturalidad. La enseñanza sobre pueblos y lenguas indígenas puede ayudar a una mejor convivencia y comprensión de la historia del país y los territorios que los niños y niñas habitan. A la vez, de forma unánime, las ciencias han demostrado que el bilingüismo puede ayudar a mejorar actividades cognitivas y a desarrollar habilidades de pensamiento.
Además, aplicar este programa va en línea con el respeto de los derechos lingüísticos. Por estos motivos, denunciamos el negacionismo de los medios de prensa que han hecho suya la cruzada racista contra la diversidad lingüística y cultural que desde tiempos inmemoriales ha caracterizado la conformación de la sociedad chilena y latinoamericana.
No es posible desconocer que en los territorios hay idiomas vivos, hay pueblos que practican cotidianamente su cultura, hay hablantes que resisten junto a sus comunidades lingüísticas, ávidos de poner en circulación sus conocimientos y apoyar así el proceso de revitalización de estas lenguas que fueron acalladas, minorizadas y discriminadas.