Universidades privadas masivas: Una responsabilidad acorde a su aporte al sistema
El proceso de admisión 2025 a la educación superior y la reciente crisis provocada por las denuncias de malos manejos financieros en algunas universidades privadas revela la importancia de un adecuado manejo de recursos fiscales en estas instituciones, a pesar de su naturaleza privada. Un ejemplo claro es la Universidad San Sebastián (USS), una de las instituciones actualmente envuelta en controversia.
Esta universidad cuenta con un 25,9% de estudiantes matriculados provenientes de escuelas públicas y un 61,1% de particulares subvencionadas, lo que resalta su compromiso con estudiantes de sectores vulnerables en el sistema educativo, según datos del CNED, de 2024. Además, durante el año 2023, el 45,5% de sus recursos son de origen fiscal y público.
Las universidades públicas han manifestado -con razón- la necesidad de una mayor equidad en la provisión y gestión de recursos, tanto para ellas como para las universidades privadas. En algunos casos, hemos observado que ciertas instituciones privadas reciben más financiamiento del erario fiscal que las universidades estatales.
La literatura científica sobre educación superior subraya cómo universidades privadas menos selectivas, como la USS, han contribuido a la masificación de la educación superior en países con sistemas altamente privatizados, como Chile.
Estas instituciones suelen acoger a estudiantes de primera generación universitaria, provenientes en su mayoría de clases medias-bajas y bajas, así como de escuelas de rendimiento académico medio y bajo, como se ha reflexionado en diferentes investigaciones e incluso en estudios financiados por ANID, como el caso del proyecto Fondecyt Regular 1210555 titulado “Las universidades privadas de masas y los procesos de integración universitaria y movilidad social en el Chile contemporáneo. Un estudio sobre las vivencias universitarias y las percepciones estudiantiles del mérito y de la excelencia”.
Las cifras del proceso de admisión 2025 dan cuenta de la importancia de este tipo de universidades en el proceso de masificación de la educación superior en nuestro país. La USS, por ejemplo, seleccionó a 10.898 estudiantes durante el proceso de admisión actual (24% más que en comparación al proceso 2024), lo que la posicionó como la segunda universidad privada con mayor convocatoria a matrícula del país. A modo de comparación, la Universidad de Chile seleccionó a 7.943 personas.
Por todo ello, resulta crucial que las universidades privadas masivas en Chile, que han sido motor de la masificación de la educación superior y representan en muchos casos la única vía para que estudiantes de familias vulnerables logren la movilidad social, mejoren sus procesos de rendición de cuentas sobre el uso de fondos públicos y privados. Esta mejora fomentaría una mayor transparencia y probidad en el sistema, lo que, a su vez, contribuiría a restaurar la confianza en las instituciones de educación superior del país.