A porfía, porfía y media
La porfía: la ofensiva comunicacional desplegada esta semana por Barrick Gold en torno a un “nuevo” proyecto en la alta cordillera del valle del Huasco, que implica hacer sondajes al lado del clausurado proyecto Pascua Lama, en las mismas concesiones mineras y en la misma zona mineralógica, pero con otro nombre. O sea, lo único que lo hace nuevo es el nombre.
Además, pretende hacernos creer que Pascua Lama está cerrado o casi, lo que dista mucho de ser verdad. En este momento, la empresa mantiene un proceso de evaluación ambiental en curso para modificar el cierre y esa misma modificación está en disputa y tiene varios años por delante puesto que, según el fallo de clausura, la empresa debe reforzar el sistema de tratamiento de aguas para hacerse cargo del botadero que dejó en la alta cordillera.
Barrick habla de un 1% de lo que habrían podido hacer si se les hubiese permitido destruir ese ecosistema. Pero en realidad es una cifra mañosa: ese 1% son 15 millones de toneladas de roca mineralizada que genera drenaje ácido. El desmantelamiento del sistema de tratamiento de aguas -que es lo que dicen falta para “cerrar” de manera definitiva- implica un riesgo enorme de contaminación precisamente donde nacen las aguas que dan vida a este valle.
La cuenca del río Huasco está regada por un río vivo, que baja de cordillera a mar dando vida a un valle hermoso y en extremo fértil, con un gran potencial productivo y turístico. Y ese río, alimentado por diversos afluentes, tiene su origen en un extraordinario ecosistema glaciar, compuesto por un sinnúmero de elementos que confluyen y operan en conjunto y de manera coordinada para garantizar la existencia de agua durante todo el año.
¿En qué mente cabe siquiera pensar en poner eso en riesgo cuando podemos conservarlo? Las acciones de conservación de las fuentes de agua de este valle no solo resguardarían la belleza que nos legó la naturaleza, sino que pondrían en valor su enorme potencial, abriendo oportunidades laborales y de desarrollo que, puestos en la porfía destructiva, ahora nos cuesta imaginar.
Pero a porfía, porfía y media. Proponemos crear un Parque: El Parque Nacional Glaciares del Huasco, iniciativa que además de proteger el ecosistema glaciar que existe en la alta cordillera y da vida a todo lo que existe aguas abajo, uniría a todos los habitantes del valle y del país en su creación, generando oportunidades de desarrollo reales.
Todos los lugares que en el mundo han decidido optar por conservar en lugar de destruir han tenido excelentes resultados: mejora la economía local, se generan actividades antes impensadas, se pone en valor la cultura y las formas de vida tradicionales de un territorio y se llevan a cabo negocios realmente sustentables con beneficios para el presente y para el futuro.
Estamos ante una empresa porfiada que insiste en lo mismo y no aprende del pasado. Pero quienes amamos y defendemos este valle, la naturaleza y la vida, somos aún más porfiados: el verdadero desarrollo no pasa por la destrucción.
Estamos a tiempo para soñar y materializar una propuesta de desarrollo y protección con un gran Parque Nacional Glaciares del Huasco que, en lugar de provocar destrucción y división, sea realmente un beneficio para el valle, la región, el país y el mundo, y nos dé largos años de vida y prosperidad.