La cocina de la pesca tiene su lugar en Providencia para hacer subsistir los sabores de locales playeros
Durante la época de la Unidad Popular y ante la imposibilidad del acceso mayoritario a carnes como el vacuno, el gobierno estableció una campaña para fomentar el consumo de pescados y mariscos, que eran más baratos y con mayor poder nutricional.
Las décadas pasaron y las marisquerías de barrio, un lugar tan tradicional hasta finales de los 90 en la mayoría de las comunas de Chile, se tornaron una especie en extinción. Principalmente, por los precios que se tornaron inabordables para un gran número de personas.
Sin la cantidad de restaurantes que debieran existir por la variedad de recursos marinos que habitan en el país, siempre existen personas dispuestas a revivir esa costumbre nacional de sentarse a una mesa y pedir unas machas a la parmesana, unas empanadas de mariscos, un chupe de locos o el pescado más fresco.
Iniciados hace unos años en un pequeño local en La Reina, los hermanos Karque expandieron su negocio a un local amplio, con aspecto de caleta y cocina a la vista casi en el límite entre Providencia y Ñuñoa.
El nuevo Caleta La Reina es un local de preparaciones sencillas, sin grandes aspavientos y donde prima la buena sazón y los productos frescos.
El sitio está cargado de buena vibra. En el amplio patio interior, hay espacio para que se realicen pequeños conciertos. A veces, la música fluye sola.
El día de nuestra visita, por ejemplo, la folclorista María Ester Zamora y un par de amigos que compartían una mesa en horario de almuerzo, sacaron sus instrumentos, interpretaron cuecas y una parte del público se levantó a bailar espontáneamente, recibiendo aplausos de los demás comensales.
Pedimos un ceviche -un plato totalmente incorporado al recetario marino nacional- con palta. Sabroso, bien aliñado. Aunque, como sugerencia, omitiría unas galletas que más que adornar, cumplen un rol intrascendente.
Una empanada de mariscos fresca y jugosa, de masa ligera cumplió como entremés. Al igual que unas almejas que estaban estupendas.
El fondo, un caldillo de congrio contenía un buen trozo del pescado y un caldo bien condimentado, que se sirvió hirviendo, burbujeante, como debe ser.
Más allá del nombre, la comida de este lugar es heredera de las cocinas de caleta.
No buscan una excelencia que impacte en sus presentaciones, sino que recuperar y hacer subsistir esos sabores de los locales playeros.
Las paredes con retratos marinos, el ambiente relajado y la sensación de estar en un restaurant de barrio -muchos clientes se saludaban entre ellos- remite a un espíritu de un Chile del recuerdo, en sepia, pero que afortunadamente continúa presente.
La distribución de su salón, además, es especial para que la música tenga mayor protagonismo.
A un costado del local, también, hay otro más pequeño donde venden productos congelados. Y para quienes no les gusta salir de casa, cuentan con delivery. Una buena experiencia de clásica gastronomía costera de la familia chilena.
Renato Zanelli 1330, Providencia.
Consumo promedio: $25.000
@caleta_la_reina