Esta semana se dieron a conocer los resultados de la PAES año 2024 (Prueba de Acceso a la Educación Superior), cuyas cifras plasmaron el ranking de los 100 colegios que albergaron el mejor puntaje en materia de Comprensión Lectora y Matemáticas.

Cabe señalar que, como ha sido la tónica en años precedentes, se repite el patrón, ese donde colegios particulares vuelven a brillar (cuantitativamente) por sobre los establecimientos educativos de corte estatal.

Aquí, es donde se inscribe la reflexión social de esta semana, un análisis político-educacional de una tendencia que se ha mantenido en el tiempo en relación a los resultados de la “aclamada” PAES.  

Primero, de un total de 256.134 personas que rindieron alguna de las PAES en su aplicación regular de diciembre del año 2024, hubo un aumento del 1,7% respecto de la rendición del año anterior.

A su vez, entre los recintos educativos que lograron mayor puntaje nacional en la PAES 2024 se encuentran los siguientes: (1) Pinares de Chiguayante, (2) Tabancura de Vitacura y (3) Colegio Constitución, junto con ello, en el ranking de los 100 mejores colegios de esta PAES encontramos solo un municipal, un subvencionado y 98 particulares pagados.

Ahora bien, para nadie es un misterio que los resultados de esta prueba están condicionados por varios factores, entre ellos, calidad del alumno, profesor, materiales educativos, currículo escolar, infraestructura (insumos), etc. Por tanto, sería prudente observar el costo (entre otras cosas) que mantienen los colegios con mejor puntaje PAES.

Segundo, la web oficial de Bio-Bio puso a disposición de todas y todos los chilenos el costo económico que suscita estar entre las filas de los colegios más destacados según los puntajes PAES 2024.

De esta forma, el listado comprende los siguientes datos duros, aunque en esta oportunidad solo nos concentraremos en los tres primeros:

(a) “El colegio Pinares de Chiguayante, en la región del Bío Bío, es el primero del ranking de este año, con un promedio de 883,71 puntos entre Matemáticas y Competencia Lectora. Estudiar en el Pinares tiene un valor de 13 Unidades de Fomento (UF) como mensualidad, o sea casi $500 mil mensuales, más una cuota de incorporación de 25 UF ($960 mil, aproximadamente).

(b) El segundo puesto es del colegio Tabancura, de Vitacura, que promedió 870 puntos. La matrícula para ingresar alcanza las 16,39 UF (casi $630), y 188,3 UF, o cerca de $7.2 millones el arancel del año. Además, este establecimiento pide una cuota de incorporación que va de desde las 30 UF ($1.153.000 aproximadamente) hasta las 90 UF (casi $3.459.000). Los valores del Colegio Tabancura para el 2025 son los mismos que en el 2024 (expresados en UF) y se mantienen para otros colegios Seduc, como Los Andes, Huelén, Cordillera y Los Alerces en Vitacura, además del colegio Huinganal en Lo Barnechea; todos entre los 20 primeros colegios con mejores puntajes PAES.

(c) Por otro lado, el Colegio Constitución, ubicado en la comuna del mismo nombre, en la región del Maule, obtuvo el tercer lugar del ranking con 867,73 puntos promedio. Al menos para el 2024, la matrícula iba desde los $204.000 hasta los $235.000. Mientras, la colegiatura anual era de $1.150.000 para Medio Menor y Mayor. Para Prekiner y Kinder, $2.200.000, y de 1° Básico a 4° Medio; $2.650.000, o sea, $260 mil dividido en 10 meses”. Sin duda, esto debe hacernos pensar, releer y entender el fenómeno que existe detrás de la noticia de la semana, de lo contrario, volvemos al mismo sitio de distancia que existe al interior de la educación chilena.

Tercero, hasta el próximo 9 de enero estará habilitado el Portal de Postulaciones para que los futuros alumnos universitarios puedan escoger una de las 45 universidades que forman parte del proceso, claro, siempre y cuando se cumplan los requisitos que establecen las mismas casas de estudio para estos efectos.

En este sentido, parece que nos encontramos con una barrera apoteósica, un gigante conocido, una cierta sombra que aparece reiteradamente. No podemos seguir avalando los mismos mecanismos de admisión en los colegios de Chile (en términos generales), la idea de “tómbola” para la selección de alumnos perjudica al sistema, recintos formativos y al final del día al propio alumno que, en instancias como esta (PAES), degrada en una discreta participación académica y curricular.

Por otra parte, tampoco es cierta a rajatabla esa noción de que los colegios pagados siempre serán mejores, ya que el problema también tiene que ver con la gestión que el Ministerio de Educación ha trazado en materia de contenidos a estudiar, muchas veces estos no responden a lo que la enseñanza superior (universidades) demanda.

Los colegios con los mejores puntajes promedio en la evaluación pertenecen a la Región Metropolitana, una ironía para un aparato político que “lucha” fervientemente por decir que Chile no es un país “centralista”, parece que desde la ejecución y deliberación política del siglo XIX chileno la realidad no ha cambiado mucho, sin duda, esto debe ser modificado, no puede ser que personas de provincia tengan una educación escolar (según los números) más “débil” en materia de currículo escolar, para esto se necesita voluntad, políticas públicas garantes de acceso y calidad, no solo de acceso, un punto como aceptado.

Por último, me propongo colocar a disposición de todas y todos algunas preguntas que vengan a fomentar la reflexión social.

¿Tiene algo que pensar el Estado en relación a la brecha que existe en los resultados de la PAES año 2024? ¿Por qué Chile continúa formando nuevos profesionales en la universidad sin modernizar la escuela? ¿Es realmente viable garantizar una educación escolar gratuita para todas y todos en Chile, o bien, es mucho más factible garantizar acceso y calidad en el tiempo? ¿Qué nos importa más? ¿Gratuidad o excelencia? ¿Es realmente la PAES un instrumento de evaluación óptimo, o se ha convertido en un mecanismo que “admite o rechaza” a un futuro estudiante sin considerar parte de los elementos agravantes que hemos esbozado hasta ahora?

Tal vez, necesitamos volver a los ideales de la ilustración, donde el pensamiento era garante de progreso, libertad y desarrollo, por consecuencia, se le asignaba valor y atención a la educación, por ahora, en nuestro país esta realidad es muy distinta, ya que nadie desea suturar y arreglar un tsunami llamado educación escolar.