Enero: Un espejo para el nuevo año
Agencia Una

Enero: Un espejo para el nuevo año

Por: Catalina Baeza | 01.01.2025
Al comenzar este año, mi mayor deseo es que seamos capaces de reconocer que uno de los mayores errores como humanidad es callar frente a la injusticia. Callar frente a la desigualdad, la violencia y la negación de derechos que afectan a millares personas. Callar frente a las condiciones que perpetúan la indignidad y la exclusión, impidiendo que muchos vivan con libertad y justicia.

Jano (en latín Janus, Ianus) es el dios de los comienzos, las transiciones, las puertas y los pasajes. También es el dios de los finales y, por extensión, del tiempo. Su poder radica en mirar el pasado y el futuro a la vez. Por eso las figuras que lo representan tienen dos caras: una que observa lo visible y lo terrenal, y otra lo oculto y lo divino.

[Te puede interesar] "La desocupación ha ido disminuyendo y también la informalidad": Jara conforme con cifras de empleabilidad 2024

Jano sigue presente en nuestras vidas. Ianuarius, o más conocido como el mes de enero, fue instaurado por Julio César en el 46 a.C. como el inicio del año, una decisión simbólica que convirtió a Jano en una invitación perpetua para reflexionar sobre los acontecimientos pasados mientras miramos hacia adelante. Eso es lo que celebramos como Año Nuevo en muchas culturas.

El cambio de un año hacia otro nos pide promesas: resoluciones que nos permitan concretar los deseos que no logramos realizar en el año que termina. Sin saberlo, tal vez invocamos a Jano para que nos permita transitar hacia lo nuevo con esperanza. Sabemos que el cambio de un número en el calendario no transforma automáticamente la realidad, pero nos gusta imaginar que este cambio de ciclo nos abre nuevas posibilidades.

El desafío está en que los cambios deseados no son iguales para todas las personas. De hecho, hay quienes prefieren que nada cambie, aunque sabemos que el cambio es inevitable. Más aún, muchos de ellos no serán los que esperamos. Cambiar o no cambiar, abrir puertas a nuevas posibilidades y cerrar otras que queremos dejar atrás, será siempre un reto.

[Te puede interesar] Reforma de pensiones en punto crítico: Presiones del oficialismo y derecha ponen en riesgo proyecto emblema del gobierno

Este reto surge porque no siempre sabemos exactamente qué queremos cambiar. Intuimos que los pequeños cambios pueden desencadenar otros mucho mayores, que quizás no sabremos controlar. Pero también sabemos que nuestra ilusión de control es, en última instancia, solo eso: una ilusión. Y aun así, como mortales, nos aferramos a la esperanza de que, en este nuevo año, adquiriremos por fin las divinas capacidades de control.

Por eso celebramos el fin de un año y el inicio del siguiente con luces, fiestas, comidas y regalos. No es mi intención filosofar demasiado sobre nuestras celebraciones y mucho menos criticarlas. Mi intención es recordar a Jano y su capacidad de dar fin e inicio, de mirar hacia atrás para aprender, y hacia adelante prever.

Como mortales, podemos imitarlo y detenernos algunos minutos para reflexionar sobre lo que fue el 2024. Observar nuestros logros, pero también nuestros errores y esforzarnos por no repetirlos en este 2025.

Al comenzar este año, mi mayor deseo es que seamos capaces de reconocer que uno de los mayores errores como humanidad es callar frente a la injusticia. Callar frente a la desigualdad, la violencia y la negación de derechos que afectan a millares personas. Callar frente a las condiciones que perpetúan la indignidad y la exclusión, impidiendo que muchos vivan con libertad y justicia.

[Te puede interesar] El año de los “prisioneros”

Deseo que en el 2025, quienes tienen el poder para tomar decisiones en nuestro país, escuchen. Y, si es posible, invoquen a Jano, para que los oriente con sus dos rostros: uno que aprende del pasado, y otro que proyecta un futuro mejor para todas y todos.