Un niño de 10 meses en Puerto Montt no había recibido las vacunas obligatorias para su edad debido a la decisión de sus padres, quienes argumentaron temores sobre posibles efectos adversos.

Según se puede apreciar en el fallo judicial, todo comenzó cuando el menor asistió a su control de salud a los dos meses en un centro médico de la comuna, momento en el que sus padres rechazaron las vacunas hexavalente, neumocócica conjugada y meningocócica recombinante, necesarias para su protección contra enfermedades graves.

El padre aseguró que no quería exponer al niño por el “riesgo de efectos adversos”, mientras que la madre expresó dudas sobre los componentes de las vacunas, especialmente el Timerosal, un conservante que asociaron con supuestos efectos neurotóxicos.

Más adelante, volvieron a rechazar otras vacunas obligatorias, como la dosis contra la influenza, insistiendo en que el menor estaba sano y no había necesidad de inmunizarlo.

Ante esta negativa, la Municipalidad de Puerto Montt presentó un recurso judicial argumentando que los padres estaban poniendo en peligro la salud del niño y también la de otras personas, al reducir la inmunidad colectiva necesaria para prevenir la propagación de enfermedades.

La Municipalidad explicó que las vacunas son parte del Programa Nacional de Inmunizaciones y son obligatorias para proteger a los menores y a la comunidad en general.

La Corte de Apelaciones de Puerto Montt intervino en el caso y determinó que los padres no podían negarse a vacunar al niño, ya que eso iba en contra de su bienestar y de su derecho a la salud.

El fallo destacó que, aunque las decisiones de salud suelen recaer en los padres, existen excepciones cuando esas decisiones ponen en riesgo la vida y la integridad del menor.

La Corte ordenó que se apliquen todas las vacunas correspondientes a la edad del niño, dejando en claro que no hay evidencia científica que respalde los temores planteados por los padres.