La elite política Alemana prepara una ofensiva “anti-antisemita” para profundizar su defensa acérrima del genocidio Israelí. Usando la ya conocida formula de tachar a la protesta pro-palestina como “antisemitismo” y “odio anti-israelí”, ignorando sus causas.

Una serie de congresistas de los principales partidos políticos de este país están por emprender una acción que puede afectar profundamente la discusión pública y el grado de libertad de opinión que aún se goza por estos lugares.

Como gran parte de la protesta pro-palestina nace desde el estudiantado universitario, se ha puesto especial énfasis en controlar aún más ese espacio. Una moción de los grupos parlamentarios SPD, CDU/CSU, Verdes y FDP que tiene como título: “Contrarrestar decididamente el antisemitismo y la hostilidad hacia Israel en las escuelas y universidades y garantizar un espacio de libre discusión”, es un decidido intento por clausurar el espacio académico hacia cualquier crítica abierta a Israel.

Para esta moción se adoptó la definición de antisemitismo de la IHRA, la cual ha sido ampliamente criticada por numerosos investigadores, que señalan la necesidad de diferenciar limpiamente entre “antisionismo” y “antisemitismo”. Sin embargo, el uso instrumental de la definición de la IHRA ha sido especialmente pernicioso ya que este ha formado parte de una gigantesca campaña de difamación contra los críticos al régimen de Netanhayu, mientras este va ensanchando su larga lista de crímenes contra Gaza y Cisjordania, Líbano, Siria, Yemen, e Irán.

La moción presentada ante el Congreso Alemán, nos habla de un supuesto aumento de ataques antisemitas contra estudiantes y profesores judíos que dicen sentirse inseguros en los Campus universitarios. Esto puede ser una realidad, pero como es de esperar, jamás se menciona las masacres en Gaza o el actual intento de invasión al Líbano como posibles causas de la frustración de los estudiantes pro-palestinos, sino que lo describe como antisemitismo de estudiantes de izquierda y de origen árabe radicalizados.

De hecho un estudio de la Universidad de Mannheim señala que los círculos de la izquierda pro-palestina son los menos propensos al “real” antisemitismo, y que este tendría mayor expresión en la extrema derecha. Pero esa falta de contexto es común en toda esta narrativa desplegada para escudar a Israel y la escuchamos una y otra vez en sus múltiples variantes a lo largo de occidente.

La moción sostiene que el “odio hacia Israel” es propagado bajo la libertad de opinión permitida en este país, por lo tanto sostiene que es necesario establecer un mayor control en las casas de estudio.

Aquí cito el documento:

“Por desgracia, estos límites se han traspasado en muchos lugares en los últimos meses. Tales violaciones son inaceptables y deben castigarse sistemáticamente. Ocasionalmente, en las universidades se han tolerado ocupaciones violentas por parte de grupos abiertamente antisemitas o antiisraelíes durante periodos de tiempo más largos.” (P.2)

Para hacer frente a este “desafío” el documento propone “reforzar la amplitud de la investigación sobre el antisemitismo e intensificar la cooperación bilateral en materia de investigación (mayor cooperación con Israel), investigar nuevas fuentes y formas de antisemitismo (…), así como seguir reforzando la investigación en humanidades que aborda las causas subyacentes y las diversas formas de antisemitismo”, entre otras medidas.

Pero lo más preocupante es que también propone “recopilar periódicamente datos sobre antisemitismo en escuelas y universidades para poder actuar con base empírica”. De hecho, más allá del “estudio”, lo que se quiere es recopilar material que sirva de evidencia para luego perseguir a estos “antisemitas”. Este es núcleo duro y autoritario del documento.

Para este plan se propone trabajar codo a codo con las universidades alemanas y agencias del gobierno a fin de identificar y reprimir cualquier posible foco de antisemitismo en las universidades.

O en palabras de este documento:

“El comportamiento antisemita debe tener consecuencias. Por lo tanto, las escuelas y universidades deben recibir apoyo para hacer pleno uso de sus opciones legales.

Esto incluye la aplicación coherente de las normas de la casa [controlar el acceso y el uso de la propiedad: permitir o denegar la entrada, establecer normas de comportamiento, expulsar a las personas], la exclusión temporal de las clases o los estudios y, en casos especialmente graves, la cancelación de la matrícula [poner fin a su condición de estudiante]. En caso necesario.” (p.4)

Esto es muy grave, porque si esta moción se aprueba, afectará ampliamente la libertad de opinión en un espacio que requiere de la misma para el libre intercambio de ideas, como es el espacio universitario.

Pero está claro que la llamada “libertad de opinión” en Alemania siempre ha sido relativa cuando se trata del destino de los palestinos, de Gaza, y del genocidio. De hecho vemos cada día los vergonzosos intentos de continuar protegiendo a Israel a través de una defensa acérrima y negación de un genocidio, una actitud que cada vez es más cauta en el propio Israel donde ya empiezan a llamar las cosas por su nombre. Es decir, las actitudes y dichos del gobierno alemán son comparables a la de los colonos israelitas más fanáticos, anti-árabes, radicales y racistas.

Una vez un investigador reflexionaba sobre esta proyección “etno-nacionalista” alemana que decididamente resignificó el viejo “Deutschland, Deutschland über Alles” Nazi. Alemania ha optado por su “versión mejorada”, basada en su “culpa histórica” en la cual hoy parece tratar de colocar sus nuevos sueños de renovación exculpatoria y supremacismo blanco: “Zionismus über Alles!” se llama: ¡Sionismo sobre todo!

Ahora ante estos hechos solo queda advertir a los que en el futuro piensan estudiar en Alemania que este país es ya muy diferente a sus ideales. Si piensan encontrarse con un país donde no te perseguirán por sostener ciertas ideas, o por defender ciertos principios por justos que sean, se equivocan. Tengan conciencia que Alemania está girando hacia su versión “histórica” más peligrosa, como si todos viviéramos una especie de deja vu.