Un hombre trabajaba como auxiliar de aseo en el Centro de Salud Mental Oriente (Cosam) en Osorno cuando, en 2023, fue acusado de dos graves faltas: mantener contacto con una paciente del centro a través de redes sociales y tener relaciones íntimas con ella en un lugar público.

Según se puede apreciar en el fallo judicial, estas acusaciones derivaron en un sumario administrativo que concluyó con su destitución en 2024.

Sin embargo, el hombre aseguró que todo fue un error, argumentando que su relación con la mujer había sido consensuada y fuera del ámbito laboral.

Según el diagnóstico de la paciente, ella tenía problemas de salud mental que incluían un trastorno de personalidad y un episodio depresivo grave.

A pesar de esto, no se presentaron pruebas de que su condición le impidiera tomar decisiones de forma autónoma.

Además, el hombre explicó que su contacto con ella comenzó a través de redes sociales y no por su rol en el Cosam.

Durante el proceso, también se mencionaron incidentes anteriores en su historial laboral, como no usar uniforme o llegar tarde, los cuales, según él, no tenían relación con las acusaciones actuales.

Tras analizar el caso, la Corte Suprema decidió que la destitución había sido injusta. Señaló que las pruebas presentadas en el sumario no eran suficientes para justificar el despido y que no se consideraron adecuadamente los descargos del funcionario.

El tribunal también criticó que se usaran como agravantes situaciones pasadas que no estaban directamente relacionadas con los hechos imputados.

La Corte concluyó que el despido vulneró los derechos fundamentales del hombre, como la igualdad ante la ley y el derecho a un proceso justo.

Por esto, ordenó que se dejara sin efecto su destitución y que fuera reintegrado a su cargo en el Cosam.