Fotografía: Cedida

"El Tolkien nazi chileno": León & Cociña resucitan "película perdida" de Miguel Serrano

Por: Matias Rojas | 10.11.2024
El codirector de Los hiperbóreos conversa con El Desconcierto sobre su nueva película, que indaga en la figura del escritor Miguel Serrano. La cinta, que mezcla acción en vivo y stop-motion, competirá en la sección nacional del Festival Internacional de Documentales de Santiago (FIDOCS) y llegará a salas comerciales el 28 de este mes. "Nuestras películas deberían funcionar como pesadillas o sueños colectivos de Chile", señala.

Los hiperbóreos, la nueva película de la dupla León & Cociña, es una verdadera muñeca matrioshka con una historia contenida dentro de otra, pero que narrativamente se fuga para evitar su contención. La trama sigue a Antonia Giesen, actriz y psicóloga que emprende el proyecto de filmar un guión dictado mágicamente por el fallecido Miguel Serrano a uno de sus pacientes. Para esta tarea, convoca a León y Cociña, iniciando un viaje que la llevará a reconstruir la vida del político nacionalsocialista mientras ella misma se transforma en una policía de un Chile distópico, buscando una película robada que guarda secretos que cambiarán su vida para siempre.

La cinta se presentará en la Competencia Nacional de la edición 28 del Festival Internacional de Documentales de Santiago (FIDOCS), que se realizará del 14 al 21 de noviembre en el centro de Santiago. El filme de los directores de La casa lobo forma parte de las más de 35 películas que se exhibirán en el festival, que incluye secciones como Competencia Internacional, Competencia Nacional de Cortos Emergentes, además de los focos "Palestina en los ojos" y "Retrospectiva: Tatiana Huezo".

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-¿Qué los llevó a interesarse por la figura de Miguel Serrano?

Llegamos a él a través de Roberto Bolaño. Si bien Serrano no aparece directamente en "La literatura nazi en América", su figura como el cripto nazi chileno está rondando todo el tiempo. En retrospectiva, con lo que está pasando en el mundo y el genocidio que está perpetrando Israel, la película y el tema del resurgimiento del nazismo resultan muy pertinentes, aunque cuando la hicimos eso no estaba ocurriendo.

Me interesa lo patético del personaje, lo ridículo de la idea de un nazi chileno. Pero también me fascina que lo hayan llamado el Tolkien chileno, alguien que intentó crear una mitología propia de nuestra cultura y territorio.

-¿Cómo fue el proceso creativo para esta película?

Después de La casa lobo, primero pensamos en adaptar algún libro chileno de Bolaño. Luego saltamos a hacer una biografía de Serrano, después adaptar uno de sus libros. Pero rápidamente nos dimos cuenta de que eso no tenía sentido.

Empezamos a escribir antes del estallido social y seguimos durante toda la pandemia. Con Alejandra Moffat, nuestra co-guionista, estábamos medio vueltos locos. Reseteábamos el guion cada cierto tiempo y terminamos con tres versiones muy distintas. De hecho, nuestra próxima película, La plaga, era originalmente parte de Los hiperbóreos, como un guion siamés que terminamos separando en dos.

-¿Cómo afrontan una idea antes de trasladarla a la realidad?

En La casa lobo partimos de puras "malas premisas": hacer una película dirigida por Paul Schaefer, un largometraje en stop motion que nunca se había hecho en Chile y en plano secuencia. Eran ideas que parecían descabelladas. Pero justamente llevar a cabo una idea aparentemente tonta es lo que te mantiene activo durante el proceso. Si la idea es completamente buena, ¿para qué hacerla? Probablemente funcionaría mejor como texto. Solo cuando hay algo ridículo, patético y fallido en la idea es cuando nos motiva a realizarla.

-En sus películas, tanto en esta como en el corto Los Huesos, vuelven sobre la figura de Jaime Guzmán ¿Por qué?

Existe un hastío, sobre todo en las generaciones más jóvenes, sobre por qué los artistas y cineastas persistimos en hablar de la dictadura. Pero es muy claro que es el ciclo histórico del cual no podemos escapar. Jaime Guzmán encarna eso, es como una enredadera que se tomó la casa, un parásito muy difícil de sacar.

En la película, Guzmán creó el código, como una inteligencia artificial que hace que este virus sea tan poderoso. Si miras los posibles presidenciables para las próximas elecciones: Matthei, Tohá, Bachelet... son literalmente los hijos de. Es como un sueño del cual no podemos despertar.

-¿Cómo es abordar desde el humor y la ironía un periodo como la dictadura?

El 90% de nuestras ideas nacen del humor. La casa lobo era en realidad una comedia disfrazada de película de terror. No somos artistas solemnes. La solemnidad crea una versión fosilizada de la memoria, que no es activa ni nos hace reflexionar o cambiar. Desde nuestros primeros trabajos en 2007, como la videoinstalación "Nocturno de Chile", también basada en Bolaño, buscamos otros caminos para abordar estos temas.

-La obra de Roberto Bolaño parece tener una fuerte influencia en su cine ¿Cómo ha impactado en su trabajo?

Es una influencia amplia. Si bien ni Joaquín ni yo lo hemos estado leyendo en los últimos años, estuvo muy presente cuando sentamos los cimientos de nuestra manera de trabajar. Hay algo en Bolaño que es siempre muy desafiante desde el punto de vista político. Por ejemplo, en Estrella distante, él crea este poeta fascista, este poeta de la dictadura, pero realmente se está basando en Raúl Zurita, que es como el ícono de la literatura de la transición.

Con Joaquín siempre hemos compartido esto de desconfiar de nuestras propias visiones, de nuestras propias creencias, porque son muy volátiles, pueden cambiar. No refugiarnos en una trinchera ideológica sino jugar a vestir la piel del adversario.

-¿Qué buscan explorar con esta trilogía compuesta por La casa lobo, Los huesos y Los hiperbóreos?

Tratamos de escarbar en el subconsciente societal, no solo el individual. En Los hiperbóreos es muy directo porque hablamos de Jung, pero va más allá. En mi mundo ideal, estas películas deberían funcionar como pesadillas o sueños colectivos de Chile, visiones que emergen desde un subconsciente nacional.

-¿Por qué decidieron presentar esta película en un festival de documentales como FIDOCS?

Siempre pensamos nuestras películas como medio documentales, queremos que muestren su proceso de creación. Nos esforzamos para que no solo cuenten una historia sino también el proceso de hacerla. Es como cuando ves una pintura: está la imagen, pero si te acercas puedes ver los brochazos.

De hecho, Los hiperbóreos se grabó frente al público en Matucana 100. Fue un rodaje-exposición que duró un mes. La gente podía ver el proceso, aunque estaban un poco alejados, con un monitor conectado a la cámara. Todo el trabajo quedó expuesto.

-Después del éxito de La casa lobo han colaborado con artistas como Thom Yorke y Ari Aster ¿Cómo asumen este reconocimiento?

Tiene varias dimensiones. Por un lado, es un espaldarazo para seguir creando. Pero por otro, mi vida sigue exactamente igual: llevo a mi hija al jardín y nada cambia. No es un nivel de reconocimiento que transforme nuestras vidas o preocupaciones. Es gratificante ver que nuestro trabajo tiene frutos y que la gente lo aprecia, pero no va más allá.

-¿Este reconocimiento internacional les ha abierto nuevas puertas?

Se abren puertas, pero todo es más lento de lo que uno podría pensar. Cada paso requiere su tiempo. Incluso una figura como Jodorowsky tiene que juntar fondos para hacer sus películas. Sí, podemos hacer películas tan peculiares como Los hiperbóreos, pero siempre requiere mucho esfuerzo y trabajo. No ha habido un salto cuántico, sino pequeños avances progresivos.

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