Elecciones 2024: Las promesas de seguridad arrasaron
Las elecciones 2024 dejaron un ganador claro: el discurso de la seguridad. Si se cumplen las promesas de campaña de “tus patrullas y cien más” muy pronto debería haber un guardia municipal en cada esquina y Chile sería el país más seguro del mundo. ¿Es así de simple?”.
El país se encuentra entre dos elecciones y, si hay algo seguro, es que el tema dominante seguirá siendo el de la seguridad pública. No hay medio de comunicación que no repita una y otra vez imágenes de “portonazos” y asaltos, ni político que no compita por mostrarse como el más duro ante la crisis de seguridad. Una actividad delincuencial en crecimiento, unido a la misma noticia y el mismo discurso repetidos una y otra vez, harán que este sea el tema central de la campaña 2025.
Como es sabido, el remedio depende del tipo de enfermedad. ¿Acaso se le da paracetamol a un hijo con asma o jarabe para la tos si se quiebra una pierna? De la misma forma, es claro que no es lo mismo perseguir a un carterista, al estafador por internet, al narco de un cartel internacional, al abogado que soborna autoridades, o al alcalde que mete billetes robados en las paredes.
El delito común, el crimen organizado y los delitos “de cuello blanco” tienen diferentes orígenes, modo operación, tipo de violencia, consecuencias y lo más importante: la forma en que se deben combatir. Tampoco ayuda confundir las medidas de seguridad pública con los desafíos del orden público, especialmente cuando se originan en demandas sociales.
Para algunos no es lo mismo, pero es igual. Repiten una y otra vez: más facultades para disparar, más presos y con más penas. Poco importa la realidad y la evidencia internacional. Poco importa si la consiga simple suplanta a una política pública bien pensada... si es que gana votos.
Aumentar la cantidad de patrullas ayuda, pero sirvió de poco contra los 671 mil casos de fraude bancario que ocurrieron en 2023 (Banco Central de Chile, Informe de Sistemas de Pago, agosto 2024).
Para evitar los 28 mil “portonazos” de vehículos anuales, se necesita suprimir el “blanqueo” de documentos, más que aumentar la cantidad de guardias municipales. La reducción sustancial del robo de madera en la Macro Zona Sur sólo fue posible gracias a una reforma del código penal junto a otras medidas de control institucional.
Desgastarse peleando con el micro tráfico de drogas no afecta al crimen organizado trasnacional, que depende de la ruta del dinero asociada a la corrupción. Poco sirve tener más presos si no existe una política pública que reduzca la reincidencia, algo que han logrado algunos países de la OCDE, cuyos índices de reincidencia son la mitad de los que presenta Chile.
En los próximos meses, seguramente muchos candidatos para las próximas elecciones intentarán convertir el miedo a la delincuencia en paranoia política, ofreciendo soluciones simples y rápidas. Pero es una ilusión.
Existe una ventana de tiempo para construir una política pública que responda efectivamente al delito y la violencia asociada. El asunto es cómo aprovecharla. Sólo un debate abierto y profundo puede generar consensos sólidos entre los votantes sobre una política basada en la razón, no en las emociones.