Chile, un país desigual: Una mirada al Índice de Desarrollo Humano
El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD, ha hecho público recientemente un interesante estudio sobre los niveles que alcanza el Índice de Desarrollo Humano (IDH), en las diferentes comunas de Chile.
El IDH es un índice que viene desarrollando el PNUD desde hace varias décadas, pero siempre enfocado en el valor que ese indicador alcanzaba a nivel nacional, lo cual permite comparar la situación existente en diferentes países. En esta oportunidad ese estudio y esa caracterización de situaciones se hace para Chile a nivel comunal.
El IDH toma en consideración, en términos cuantitativos, la situación en materia de salud, de educación y de ingreso per cápita que impera en un territorio determinado. La inclusión de más variables que las meramente económicas permite superar -o al menos complementar- la clásica identificación de situaciones en un país tomando en cuenta solo el nivel del PIB, variable esta última que no incluye los otros indicadores sociales que toma en cuenta el IDH.
Un valor del IDH ubicado entre 0 y 0.549 indica que la comuna o el territorio que se analiza tiene un bajo nivel de desarrollo humano, y que tiene, por lo tanto, elevados déficits en materia de salud, de educación y/o de ingreso. Entre 0.550 y 0.624 muestra un IDH medio bajo, entre 0.625 y 0.699 se trata de un IDH medio alto, entre 0.700 y 0.799 un nivel alto, y entre 0.800 y 1.00 un nivel muy alto.
Los resultados de la investigación muestran que hay en el país 116 comunas que presentan un IDH bajo, 122 comunas que tienen un nivel de IDH medio bajo, 73 comunas con un IDH medio alto, al mismo tiempo que existen 22 que exhiben un nivel alto y solo 6 que tiene un nivel muy alto.
Como no todas las comunas tienen la misma población, hay que decir que el 13.1% de la población vive en comunas con IDH bajo, 26.4 % en comunas con un IDH de nivel medio bajo, 44.7 % en comunas con el IDH medio alto, 10.8 % en comunas con IDH alto y 5.1% lo hace en comunas con IDH muy alto.
De ello se deduce que un tercio de la población vive en comunas de nivel bajo (bajo y medio bajo) mientras que el 71% lo nace en comunas de nivel medio (medio bajo y medio alto). Como dato adicional cabe mencionar que las comunas de nivel bajo -que son 116- tienen como actividad económica fundamental la agricultura.
Veamos algunos ejemplos. En la Región del Bío Bío hay varias comunas que presentan un IDH bajo, entre ellas Santa Bárbara, Quileco, Quilaco, Cañete, Lebu, Los Álamos y Yumbel, pero destaca la comuna de Alto Bio Bio, que tiene el triste récord de ser la comuna de más bajo IDH en todo el país. Allí ese indicador alcanza un nivel de 0.298.
La Araucanía, tiene en su territorio 30 comunas, de las cuales 25 presentan un nivel de IDH bajo, lo cual indudablemente le concede a todo el territorio el carácter de una región donde las condiciones de salud, educación e ingreso -o dicho con las palabras del PNUD donde el desarrollo humano- es más bajo que lo que impera en el resto del país.
En la Región Metropolitana, entre sus más de 50 comunas, se encuentran las de más alto nivel de IDH en el país: Vitacura (0.961), Las Condes (0.936), Lo Barnechea (0.909), Providencia (0.886) y Nuñoa (0.862) pero también se encuentran comunas como San Ramón (0.540), San Pedro (0.534), Cerro Navia (0.529), Lo Espejo (0.500) y la Pintana, con una clasificación esta última de solo 0.498.
Una de las conclusiones o las hipótesis que uno podría sacar partir de los datos del PNUD -que son indudablemente mucho más extensos que lo que se puede mostrar en una breve columna de opinión- es que, siendo la comuna el espacio territorial donde transcurre la mayor parte de la vida de cada ciudadano, y si las condiciones comunales son tan diferentes a lo largo del país, es dable suponer que los ciudadanos tengan visiones muy variadas sobre cómo funciona el país.
Y en esa línea, miradas muy diversas sobre lo que se puede esperar de la política, sobre cuales son las relaciones con el Estado, cuales son las demandas que se pueden hacer a éste, y sobre los caminos que les están abiertos para aspirar a una vida mejor.
También implica que un discurso demasiado basado en el desarrollo humano de las grandes ciudades difícilmente llega a la mente y los corazones de los sectores medios y bajos del país.