Chilenos gastan casi $300 mil al año comprando comida que termina en la basura
Cuando una persona piensa en basura, por lo general piensa en plásticos o envases. Pero más de la mitad de la basura que se genera en los hogares chilenos es de residuos orgánicos, como comida que no alcanzaron a consumir.
Una nueva versión del estudio de Maggi e Ipsos sobre desperdicio de alimentos en Chile, valorizó cuánto dinero están perdiendo las personas en el país por comprar comida que terminará en la basura. En promedio, las personas encuestadas declararon estar perdiendo $23 mil pesos al mes en comida que nadie consumirá.
Esa comida, no solamente aumenta el colapso de los vertederos, que ya están cerca de su límite en casi todo el país, sino que emiten gases a la atmósfera que aceleran el calentamiento global y amenazan la salud de las personas que viven cerca de los centros de acopio de residuos.
Sin embargo, el impacto ambiental del desperdicio de alimentos no es un factor relevante que preocupe a las personas encuestadas o que las lleve a cambiar hábitos: Según la encuesta, 52% de las personas quieren dejar de desperdiciar alimentos por el gasto económico que genera, y 30% por las consecuencias sociales de ello. 18% respondieron que les preocupa la contaminación ambiental que genera este desperdicio.
La falta de planificación al comprar es identificada por los mismos encuestados como la principal razón de que se terminen botando alimentos en el hogar. Las personas que menos desperdician declararon tener mejores prácticas de almacenamiento de los alimentos, mayor planificación y recetas como tortillas o guisos para aprovechar la comida que está empezando a deteriorarse.
Ferias y supermercados
Pero el desperdicio de alimentos no ocurre solamente en las casas, sino también en comercios que venden comida a gran escala como supermercados o ferias. En los últimos años, han surgido diversas iniciativas para reducir el desperdicio de alimentos en estos ámbitos.
Uno de ellos es el trabajo de la Asociación Gremial de Supermercados de Chile (ASACH), que en 2023 donó más de 2 mil toneladas de alimentos a instituciones de ayuda como ollas comunes, y otras 3 mil toneladas a organizaciones de rescate animal.
En la Región Metropolitana también surgió una alianza público privada entre La Vega, el mercado Lo Valledor, la asociación de ferias libres, varios municipios y el ministerio de agricultura, para generar proyectos que reduzcan el desperdicio de alimentos.
Por ejemplo, se crearon bancos de alimento para distribuir aquella comida sobrante en centros de ayuda, proyectos de compostaje a gran escala para transformar los residuos orgánicos en abono y otras iniciativas para aprovechar los sobrantes de comida como forraje para la agricultura, entre otras acciones.
Proyecto de ley
El desperdicio de alimento también es una situación que preocupa al Gobierno, y en 2023 comenzó a tramitarse un proyecto de ley para incentivar el reciclaje de residuos orgánicos en el país.
El proyecto contempla diversas opciones para la gestión de los residuos orgánicos. Los municipios tendrán la responsabilidad de ofrecer sistemas de recolección puerta a puerta de los restos vegetales, así como la implementación de camiones especializados en el reciclaje de orgánicos.
También se promoverá la entrega de composteras o vermicomposteras para los hogares, junto con el desarrollo de proyectos de compostaje a nivel comunitario o barrial.
Además tiene otros beneficios asociados como la reducción en emisiones de gas metano; uno de los gases de efecto invernadero, la generación de fertilizantes naturales, y reducir los impactos a la salud de quienes viven cerca de vertederos y basurales.
¿Cómo se implementará?
Según destacó la ministra, la implementación de esta ley será gradual, avanzando paso a paso en la obligación de separar los residuos orgánicos en su origen.
Las primeras medidas estarán orientadas a reciclar los restos de poda y jardín y los residuos provenientes de ferias libres. Luego se incluirá la fracción orgánica generada por centros comerciales, eventos y estadios.
Estas obligaciones se extenderán luego a hoteles, restaurantes y cafeterías, para incluir finalmente los hogares.