El dilema de la seguridad en Medio Oriente
El Medio Oriente ha sido históricamente el ‘hot point’ de los conflictos armados en el mundo, específicamente desde diciembre de 1947, cuando la Asamblea General de la ONU aprobó un plan que establecía la repartición de Palestina en dos Estados independientes, uno árabe y otro judío, y de una zona internacional en Jerusalén bajo control de la ONU con una unión económica entre las tres entidades.
El plan fue inmediatamente aprobado por los judíos y rechazado por los árabes, y esta situación ha generado serios enfrentamientos entre ambas comunidades por más de 77 años. De acuerdo al medio El Orden Mundial, EOM (09/10/2023), desde la Primera Intifada en 1988 hasta septiembre de 2023, los muertos ascendían a 13.400, siendo el 87% palestinos, y la mayoría población civil, a partir de 2008.
Pero desde octubre del año pasado al menos 32.975 personas han muerto bajo las agresiones indiscriminadas del ejército israelí, luego de la ofensiva terrorista de Hamás a Israel.
Sin embargo, la escalada de ataques que se desató este lunes entre Israel y Hezbolá, que han cobrado la vida de más de 500 personas y 1200 heridos, incluyendo el lanzamiento de un misil con destino a Tel Aviv, constituye un frente distinto de conflicto en el Oriente Medio.
De acuerdo al medio internacional BBC (25/09/2024), las hostilidades armadas entre Israel y Hezbolá se vienen recrudeciendo hace un año, y han generado un éxodo de decenas de miles de personas de ambos lados de la frontera.
El cuestionamiento que hace el medio británico es por qué la ofensiva de Israel contra el grupo libanés ocurrió ahora. El detonante, sin duda, fue una serie de ataques atribuidos a Israel mediante la detonación de miles de teléfonos móviles usados por Hezbolá, que mataron a 39 personas y dejaron miles de heridos.
No obstante, el Primer Ministro de Israel, Benjamín Netanyahu señaló que su gobierno hará lo que sea por ‘restaurar la seguridad’ en la región.
A partir de estos últimos hechos emerge necesariamente una visión analítica sobre el ‘dilema de la seguridad’ y su efecto exponencial. En Relaciones Internacionales, la espiral de la seguridad se refiere al aumento de la fuerza militar de un estado-nación así como la búsqueda o la firma de alianzas con otros países para responder a través de medidas similares, produciendo mayores tensiones que pueden llegar a la generación de conflictos, aun cuando ninguna de las partes realmente lo desee.
Pierre de Senarcles (1991) señala que las relaciones entre países alternan la guerra y la paz, ya que ninguna autoridad puede imponer una ley soberana. Es aquí donde aparece el dilema de la seguridad, pues los estados desconfían unos de otros, especialmente si han sido avasallados por naciones más agresivas, que ven al mundo como un ‘tablero de ajedrez’, en el cual van moviendo las piezas paulatinamente para seguir ejerciendo un poder hegemónico.
La periodista libanesa y editora del medio Al-Monitor, Joyce Karam, precisa que Israel ha cambiado de estrategia militar, centrando su accionar en la frontera norte y separando los dos frentes de batalla: por un lado Gaza y por el otro Líbano.
Sin embargo, los líderes de Hezbolá insisten en que las hostilidades libanesas se aplacarán cuando haya un alto al fuego en Gaza. El dilema de la seguridad se ve por parte de Israel como maximizador de su poder agresivo, mientras que el grupo libanés busca maximizar la seguridad propia de Líbano y Palestina.
Uno de los teóricos más influyentes de las Relaciones Internacionales, Kenneth Waltz planteó proyectivamente en la revista Foreign Affairs (2012) que la nuclearización de Irán no sería la mayor amenaza para la paz mundial, sino la fragmentación absoluta de Medio Oriente y Asia Central, y la expansión de la violencia en estas dos regiones mundiales.
Es poco probable que estalle un conflicto internacional de envergadura, pero la diplomacia estratégica tampoco se ve a la mano, porque como señala Robert Jervis en su texto Cooperación bajo el dilema de la seguridad (1977), si se desarrollan tácticas más ofensivas, el dilema de la seguridad se vuelve más intenso, hay baja cooperación y se culmina, si o si de manera preocupante, en una carrera armamentista, pero no necesariamente en una tercera guerra mundial.