Las malas costumbres
Agencia Uno

Las malas costumbres

Por: Cristóbal Mardones Díaz | 22.09.2024
Las tradiciones pueden y deben evolucionar, y es nuestra responsabilidad moral asegurarnos de que lo hagan en dirección a un futuro más ético y compasivo. Quedémonos con las buenas costumbres en estas Fiestas Patrias, aquellas que nos reúnen sin dañar a otras personas o especies.

Septiembre se llena de colores con el mes de la patria. Celebraciones y juegos tradicionales invaden los espacios públicos: volantines, ramadas, desfiles y muchas otras actividades que se practican durante el mes que conmemora la independencia del país. Estas costumbres nos llenan de alegría y orgullo, pero hay otras que provocan vergüenza y dolor.

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Chile es un país de tradiciones arraigadas, donde las costumbres se defienden a capa y espada. Sin embargo, hay prácticas que, aunque históricas, no tienen cabida en una sociedad que aspira a ser más justa y compasiva.

Hoy quiero hablar de dos de estas malas costumbres: las carreras de perros galgos y el rodeo, ambas manifestaciones que, bajo el manto de la tradición, esconden el maltrato animal.

Las carreras de galgos, como bien se ha documentado, son un espectáculo cruel, donde los animales son explotados hasta el límite de su resistencia física. A pesar de los esfuerzos por prohibir esta práctica, el proyecto de ley que buscaba poner fin a estas carreras fue rechazado en agosto en la Cámara de Diputados, lo que refleja un retroceso en la lucha por el bienestar animal.

Estas carreras no solo exponen a los galgos a lesiones severas, sino que también revelan un trasfondo de negligencia y abuso. En muchos casos, los perros que ya no rinden son abandonados o sacrificados, un destino que ningún ser vivo debería enfrentar.

El rodeo, por su parte, es una tradición profundamente enraizada en la cultura chilena, celebrada como un símbolo de la identidad nacional. Pero, detrás de la celebración "huasa" se esconde un espectáculo donde los vacunos son sometidos a un estrés extremo y a un sufrimiento innecesario. Los defensores del rodeo argumentan que es una tradición que debe ser preservada, pero debemos cuestionarnos si el maltrato animal puede justificarse en nombre de la cultura.

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Chile ha demostrado que las malas costumbres pueden cambiar. Un ejemplo claro de ello es la Ley Tolerancia Cero, que desde su implementación ha reducido significativamente los accidentes causados por conductores en estado de ebriedad. Antes, beber previo a conducir era una costumbre socialmente aceptada, pero gracias a una legislación firme y a un cambio de mentalidad, esta práctica ha sido estigmatizada y sancionada.

Otro avance significativo ha sido la prohibición del uso de hilo curado en 2013, una medida que buscó proteger tanto a las personas como a los animales de los accidentes que este peligroso elemento generaba durante las festividades de Fiestas Patrias.

Del mismo modo, la regulación del uso de fuegos artificiales, que los convierte en un delito, responde a la necesidad de evitar daños tanto a las personas como al medio ambiente, además de reducir el estrés y los riesgos para los animales, quienes muchas veces son los más afectados por el ruido y los explosivos.

Así como en su momento se reguló la conducción bajo los efectos del alcohol, hoy es urgente que, como sociedad, avancemos hacia la prohibición de prácticas que, aunque tradicionales, perpetúan el sufrimiento animal.

Las tradiciones pueden y deben evolucionar, y es nuestra responsabilidad moral asegurarnos de que lo hagan en dirección a un futuro más ético y compasivo. Quedémonos con las buenas costumbres en estas Fiestas Patrias, aquellas que nos reúnen sin dañar a otras personas o especies.

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Que la razón prevalezca por sobre la fuerza en estas celebraciones. Porque, al final del día, las malas costumbres no merecen ser defendidas, sino corregidas.