Palteros reemplazan plaguicidas por flores nativas y aumentan producción sin plantar más superficie
Aunque son parte de la cultura chilena, las paltas también son conocidas en Chile y el mundo por la crisis hídrica que ha generado su producción desregulada en el centro del país, dejando situaciones críticas de sequía como la de Petorca o La Ligua.
Las plantaciones de paltas también han reemplazado vegetación nativa muy amenazada, a raíz de una serie de planes de manejo entregados por Conaf, que habilitaron el reemplazo de flora nativa por monocultivo agrícola y que fueron declarados ilegales por Contraloría.
Ahora, una investigación está promoviendo que las plantaciones de palto en la cuenca del río Aconcagua en Valparaíso sean más eficientes en el uso de agua y suelo, además de ayudar a restaurar la vegetación nativa.
Este proyecto ha logrado comprobar que, si se mantienen parches o corredores con vegetación nativa dentro de las plantaciones de paltos, estas se vuelven más productivas sin uso de plaguicidas, sino solo por la acción de polinizadores nativos que llegan al lugar atraídos por las flores.
Flores nativas y producción agrícola
Este proyecto tiene su origen en distintos estudios realizados por el Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB), donde encontraron que aquellas plantas visitadas por polinizadores nativos tenían más frutos que las flores visitadas por abejas mielíferas europeas, que son una especie exótica que se suele usar para los cultivos.
Además, un mapeo satelital de la cuenca del Aconcagua mostró que las plantaciones de palta cercanas a la Reserva La Campana, que tiene mucha flora nativa, tenían un mayor nivel de polinización.
La investigación actual fue publicada por investigadores del IEB y de las universidades Católica de Valparaíso, de Santo Tomás y de Playa Ancha. “Demostrar los beneficios de la vegetación nativa para la agricultura es muy relevante porque permite convertirá los productores en aliados para la conservación y restauración”, comenta la autora principal, Uranía Lavín.
Este estudio se suma a otro proyecto del IEB donde trabajaron con viñas de la zona central de Chile para que mantuvieran corredores de vegetación nativa dentro de 22 viñedos, para entregar un hábitat a la flora y fauna nativa además de mejorar la resiliencia del ecosistema en general y del suelo.
Foto: Juan Luis Celis, IEB.