En el aniversario de Chile queremos un país inclusivo y democrático
Con motivo de un nuevo aniversario 214 de nuestro país, la masonería convocó a un nuevo Fraternitas, ceremonia para rendir un homenaje a la República, promoviendo un espacio laico de encuentro entre representantes de los distintos Poderes e instituciones del Estado, así como dirigentes sociales, gremiales y empresariales.
Las masonas que conformamos la Gran Logia Femenina de Chile -organización solo de mujeres que está presente en todo territorio nacional- expresamos en esta instancia una honda preocupación por el escenario actual de la sociedad.
Nos alarma la violencia contra la mujer en todas sus formas.
Según el Ministerio de la Mujer y Equidad de Género, al 31 de agosto se habían registrado 27 femicidios. La más joven Paulina Cáceres Espinoza, de 17 años, en Ovalle; la de más edad, María Carrillo Sotoki, de 72, en Lebu.
Las diferencias entre los géneros son un resabio patriarcal que nos afecta y aflige. Hace unas semanas el Gobierno envió al Congreso una propuesta legislativa sobre equidad salarial. El estudio respectivo señala que la brecha persiste y que hoy es del 25%.
Algunos señalan que el país no está preparado económicamente para asumir la equidad salarial, pero yo me preguntó por qué las mujeres deben subsidiar a la sociedad recibiendo menores remuneraciones y, además, aportando gratis con su trabajo en materia de cuidados, que recae mayoritariamente en ellas.
La brecha entre géneros nos duele como mujeres, pero también debería remover a los hombres; se trata de un tema de justicia para todas y todos.
En el momento actual reconocemos los avances que se han producido en estas materias con la recién aprobada Ley 21.643, también llamada Ley Karin, y la Ley 21.675, que estatuye medidas para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres.
Otros temas que nos preocupan como masonas son la inseguridad, la corrupción, la odiosidad, la falta de tolerancia, las expresiones de descalificación y los insultos que degradan el debate público y atentan contra convivencia democrática.
Creemos en la necesidad de preservar la democracia porque ésta, aparte de ser la mejor forma de gobierno conocida, es sinónimo de libertad, igualdad, fraternidad; de gobierno de mayorías, de justicia social, de participación y de respeto a las minorías.
Masonas y masones somos conscientes que los seres humanos somos distintos y únicos y que ante todo debe prevalecer su dignidad como personas, las que son libres para elegir y decidir.
La Masonería aspira a que podamos vivir en un ambiente de fraternidad, que es uno de sus núcleos fundantes, junto a los principios de libertad e igualdad. Es decir, la masonería es en esencia promotora de la democracia.
Por ende los valores que se nos inculcan desde los inicios de nuestra vida masónica -y que se nos llama a practicar sin cesar- son la tolerancia, el respeto y la empatía por las ideas de los demás, buscando favorecer una convivencia armónica y virtuosa, no sólo entre masones, sino con todo nuestro entorno.
En este contexto, nos entristece observar la falta de voluntad de los actores políticos para avanzar en acuerdos que permitan mayor equidad para los chilenos y chilenas.
Creemos firmemente que debemos pasar de la oposición a la colaboración. Cuando podemos reflexionar con miradas distintas de la vida, cuando nos escuchamos, es cuando podemos llegar a consensos para construir un proyecto común. En colaboración es como el ser humano ha podido llegar donde se encuentra.
A las mujeres masonas, más allá de nuestra diversidad, nos unen ideas como la necesidad de alcanzar consensos relacionados con materias de protección social mínima. Tenemos la certeza de que para que exista paz duradera, es necesario resolver conflictos que se arrastran por décadas en materia de salud, educación y pensiones, entre otros muchos sin resolver.
Por ello enfatizamos la necesidad de impulsar una educación laica, librepensadora y de calidad como motor de movilidad social, de discernimiento, de apertura de conciencia y de disminución de conductas contrarias a la civilidad, como vehículo para formar ciudadanas y ciudadanos íntegros, alejándolos de la corrupción y a la que todas y todos tengan derecho. Igualmente creemos en una educación humanista que contrarreste la tendencia a la competitividad y al individualismo.
Como masonas, trabajamos arduamente en nuestro perfeccionamiento personal, para aportar a la sociedad desde el plano de las reflexiones y también en compromisos concretos.
Es así, como estamos impulsando un proyecto de recuperación ecológica en la región de la Araucanía para reforestar un sector dañado y así contribuir, aunque sea levemente, a paliar los efectos del cambio climático. Estamos llevando a cabo una campaña de donaciones para plantar y cuidar especies nativas, a la que les invitamos a unirse visitando el sitio web de la Gran Logia Femenina de Chile.
Las masonas somos obreras de paz, que queremos aportar en la construcción de un país inclusivo y democrático en el que sea posible superar nuestras diferencias con tolerancia y respeto y en el que podamos convivir en paz y en armonía, ese es nuestro deseo en este nuevo aniversario patrio.