Migración y elecciones en Venezuela: Desafíos para los sistemas de salud en Chile y América del Sur
Si bien los procesos de movilidad humana son de larga data y de origen diverso, en la actualidad, diversas situaciones asociadas a inequidades globales, conflictos internos, guerras y cambio climático han influido en el aumento de los movimientos migratorios en el mundo.
América Latina se caracterizaba por un flujo migratorio sur-norte, es decir, desde países de la región hacia Estados Unidos, Canadá o Europa. Sin embargo, en la última década se han generado flujos entre países latinoamericanos, denominados sur-sur, a raíz de las crisis sociopolíticas en Venezuela, Haití, Nicaragua, entre otros.
La reciente elección presidencial en Venezuela ha mantenido a esta parte del hemisferio atenta y expectante respecto de las relaciones geopolíticas en la región, así como también las implicancias para los millones de personas que viven en Venezuela y en otros países latinoamericanos.
La prensa da cuenta de las reacciones de diversos países de la región respecto de un eventual aumento del flujo migratorio hacia los países que son de tránsito o de destino de personas migrantes. Se han observado distintos tipos de acciones; varios se han preparado generando permisos temporales de estancia y acceso a servicios, mientras que otros se encuentran en proceso de refuerzo militar y policial en las fronteras, como Chile y Perú.
Es importante poner el acento en las personas y familias, y en la importancia de una verdadera integración en los entornos donde se ubican. Estas familias han aportado nuevos ciudadanos chilenos que traen consigo raíces de otras culturas, las cuales son importantes para nuestro futuro, dada la proyección demográfica de nuestro país.
Esperamos que, junto con las distintas áreas de gobernanza del Estado, seamos también nosotros, los habitantes del país, quienes contribuyamos a que cada persona pueda sentirse parte y un aporte a la tierra que, por diversas razones, tuvo que adoptar, ya sea por un período o para toda la vida.
Los flujos migratorios en América Latina no se han detenido y han ido en aumento. Por ello, el desafío para nuestros países implica desarrollar y optimizar la gestión migratoria, lo que conlleva un sinnúmero de acciones de los diferentes sectores del Estado.
En cuanto a las acciones sanitarias es importante considerar que las personas migrantes enfrentan diversos obstáculos al momento de acceder a servicios de salud, en particular debido a una serie de factores, entre ellos: situación irregular, barreras lingüísticas y/o carencia de políticas sanitarias pertinentes.
En este contexto, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) reporta una elevada tasa de morbilidad y mortalidad entre los migrantes, especialmente los que están en situación irregular, forzada o de explotación.
En este marco, la Organización Mundial de la Salud (OMS) insta a los Estados a promover la protección de la salud pública para todos. Los refugiados y los migrantes deben tener acceso equitativo a servicios de salud de calidad, sin discriminación, exclusión ni estigmatización. Además, se necesita desarrollar respuestas normativas públicas de carácter multisectorial que sean adecuadas para abordar los determinantes sociales de la salud.
Chile, a lo largo de la última década, ha desarrollado políticas, normativas y programas que buscan fortalecer la atención de salud de la población migrante. Sin embargo, su implementación sigue siendo un desafío diario para los servicios de salud pública, más allá de los flujos migratorios contingentes. Así, situaciones asociadas al cambio climático, como sequías, inundaciones, incendios o sucesos como terremotos, nos recuerdan que nuestro país no está aislado en el mundo, sino que es impactado por su contexto natural y social. Todo esto nos interpela a seguir analizando y rediseñando nuestras acciones sanitarias.
La Sociedad Chilena de Medicina Familiar, en el marco del modelo de atención y el derecho a la salud, busca promover una atención de salud equitativa, de calidad y humana para todas las personas que habitan el territorio. Promueve el cumplimiento de las normativas sanitarias tanto nacionales como internacionales, y conoce los desafíos de los servicios de atención primaria del país, formando parte de su funcionamiento cotidiano.
Asimismo, está atenta a las situaciones de contexto y a las inquietudes que emergen. Es por ello que nos resulta importante visibilizar el interés por esta temática, aportar propuestas y, sobre todo, ponerse a disposición para contribuir en el diseño e implementación de estrategias de mejora, con el objetivo último de fortalecer una atención primaria con pertinencia territorial e intercultural.
Dicho lo anterior, es fundamental difundir información sobre el funcionamiento del sistema de salud en Chile y sus diferentes programas con cobertura nacional, tanto en formato físico como virtual. Asimismo, es crucial capacitar a los funcionarios y funcionarias de salud en interculturalidad, en la actualización de normativas y en la trata de personas.
También se debe avanzar en el desarrollo de actividades de promoción de salud con pertinencia cultural, integrando las diversidades que existen en los territorios. Además, se debe fortalecer la articulación con organizaciones migrantes y pro-migrantes de la comuna o región, para la derivación oportuna de casos y la difusión de información sobre los recursos disponibles en la red.
Es también necesario trabajar con facilitadores interculturales y/o con trabajadores sanitarios migrantes en el diseño de estrategias locales, y articularse con líderes comunitarios territoriales para informar sobre el abordaje de salud y migración en la comuna o región.
Finalmente, se debe priorizar la atención a población migrante, especialmente a niños, niñas y jóvenes, mujeres gestantes y personas con alguna condición de salud crónica. También es esencial compartir buenas prácticas de atención a población migrante en atención primaria de salud (APS) entre comunas y regiones.
Crédito de la fotografía: Agencia Uno