El fútbol uruguayo llora la trágica partida de Juan Manuel Izquierdo, defensor del Club Nacional, cuya muerte en São Paulo ha dejado una huella imborrable no solo en el deporte, sino en su joven familia.

Juan Manuel Izquierdo, de 27 años, falleció tras sufrir una arritmia cardíaca durante un partido de la Copa Libertadores contra São Paulo, un episodio que ha conmocionado a toda la comunidad futbolística.

Pero más allá del dolor por la pérdida de un talentoso jugador, la historia de Juan Manuel Izquierdo está marcada profundamente por los lazos familiares que lo definieron.

Días antes de su muerte, Izquierdo había recibido la mayor alegría de su vida: el nacimiento de su segunda hija.

Apenas pudo compartir ocho días con ella antes de colapsar en la cancha, un hecho que ahora enmarca su partida con una tristeza aún más profunda.

El futbolista no solo era un padre dedicado, sino que también llevaba consigo la memoria de su abuelo, a quien había prometido triunfar en el fútbol antes de su fallecimiento.

“No compro con nada la felicidad y toda la paz que siento. Hace unos meses se me fue mi abuelo y antes de que partiera se lo prometí y lo pude cumplir”, recordaba Izquierdo en una entrevista, refiriéndose al título que conquistó con Liverpool en 2022.

El legado de su abuelo y el amor por su hija mayor de dos años y su recién nacida, a quienes describía como su mayor fuente de fuerza, fueron los motores que impulsaron a Izquierdo en su carrera.

A pesar de las adversidades, incluida una fractura que lo alejó de las canchas durante meses, siempre encontró en su familia el apoyo necesario para seguir adelante.

Ahora, su familia, que viajó rápidamente a Brasil para acompañarlo en sus últimos días, enfrenta el dolor de su ausencia.