Remake de “El señor de la querencia”: ¿Un fiel reflejo de la decadencia en la TV?
Imagen en youtube de El señor de la querencia

Remake de “El señor de la querencia”: ¿Un fiel reflejo de la decadencia en la TV?

Por: Nelson González | 06.08.2024
Las decisiones de quienes dan el visto bueno a los productos audiovisuales en la TV están en una velocidad absolutamente ralentizada y en la cola de lo que hoy es el consumo artístico-cultural en Chile.

Semana a semana hemos sido testigos de cómo un proyecto que -en su génesis-, sonaba absolutamente tentador para los nostálgicos de las teleseries chilenas y, asimismo, para quienes gustan revisitar un exitoso logro audiovisual con “tintes modernos”, ha caído en la innombrable vorágine del “fracaso en rating”, uno que hace mucho no se leía/escuchaba tan grandilocuente como hoy.

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Hablo del remake de “El señor de la querencia”, teleserie nacional creada por Víctor Carrasco y estrenada originalmente en 2008, la cual tuvo su segunda vida gracias a la coproducción del canal Mega y Chilefilms este 2024. Una iniciativa que, además de contar con algunos de los rostros más importantes de la señal televisiva, como Gabriel Cañas o María Gracia Omegna, se estrenó como una de las grandes apuestas para repuntar en las estadísticas de audiencia. Sin embargo, el panorama cada vez se asimilaba más a un tornado infinito.

Por dar algunas cifras actuales: “El señor de la querencia”, con fecha 30 de julio, marcó 11,9 puntos de rating promedio hogar, versus 12,8 de Canal 13; 7,5 de Chilevisión; y 4,2 de TVN en el mismo período de tiempo y horario. Con el octavo episodio emitido para aquel día, ha sido el menos sintonizado desde su estreno que alcanzó 14,8 puntos (17 de julio de 2024), dígitos que, con el contexto que vive la televisión hoy, es un logro monumental. Pensar en ratings sobre 30 puntos es casi un fenómeno digno de estudio.

Con esto en mente, la caída del interés de “El señor de la querencia” ha sido paulatina y no solo en público de televisión, de igual forma se han evidenciado críticas de los cibernautas, concretando constantes comparaciones con la versión de 2008, incluso comparando cuadro por cuadro, diálogo por diálogo. Ello se complementa con las malas opiniones de algunas actuaciones como de Nicolás Oyarzún y la falta de identidad como una producción que busca, para bien o para mal, reivindicar los últimos grandes años de la TV chilena.

Es innegable analizar este escenario bajo el efecto que ha significado el streaming (y su extremadamente cantidad de diversas plataformas) y los cambios de paradigma de las generaciones denominadas “Millennials” y “Generación Z” en los intereses tanto siendo consumidor como proconsumidor.

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Es más, se manifestó de mayor forma en 2023 con el auge del reality Gran Hermano”, el cual trajo consigo, después de varios años, la mancomunión del público digital con el analógico, entendiendo bastante bien la lógica de lo que buscan estos usuarios: sentirse parte de un impacto cultural e idílicamente posicionarse como actores relevantes de lo que ocurra o no.

Lamentablemente, lo anterior se agrega a la desafección con las producciones audiovisuales chilenas, consecuencia directa de las decisiones de canales como TVN o Canal 13 de culminar con sus creaciones propias. Una oportunidad que Mega, en sus inicios, aprovechó indiscutiblemente, sobre todo con productos como “Pituca sin lucas” o “Perdona nuestros pecados”.

Ambos comparten un factor en común más allá de que son de géneros distintos: buscaron la autenticidad y el sello autoral y personal, intentando renovar ideas que quizás ya habíamos visto, pero con toques de creatividad pocas veces vistos. No obstante, se ha ido diluyendo con los años, reciclando ideas sin ningún tipo de soslayo y con una redundancia actoral casi molesta para las actuales audiencias.

Algunos expertos mencionan que la televisión tiene los días contados; una aseveración que falla en no mirar más allá del panorama macro. Sí, es cierto que la TV ya no posee la misma importancia ni tampoco el impacto de hace 20 o 15 años, mas sigue siendo un medio de comunicación que se mantiene en cada hogar, es una fuente medianamente confiable (por debajo de la radio y los portales digitales) y es un espacio que promueve la información, entretención y, en ciertos momentos, la educación de forma masiva y “gratuita”.

¿”El señor de la querencia” es una demostración más de que la decadencia de la televisión es un fenómeno aún en desarrollo? Claro que sí. ¿Es un producto realmente digno de críticas negativas? Subjetivo es, por cierto.

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Lo único que se puede sacar en limpio es que las decisiones de quienes dan el visto bueno a los productos audiovisuales en la TV están en una velocidad absolutamente ralentizada y en la cola de lo que hoy es el consumo artístico-cultural en Chile.

Crédito de la fotografía: Imagen youtube de Mega - El señor de la querencia