Dictaduras menos malas: La derecha y su verdadera relación con la democracia
“Objetivamente desde el punto de vista del bienestar o las las libertades agregadas o generales de la ciudadanía, hay dictaduras menos malas, por no decir mejores, por ejemplo, ¿cuántos en esta sala preferirían vivir en la dictadura de Maduro o en Cuba que lo que fueron los años ochenta en Chile? probablemente nadie”. Esto decía Axel Kaiser en mayo de 2018 en una actividad organizada por la “Fundación Para el Progreso” de la cual Kaiser es director.
Mi opinión es que esta cita da cuenta de manera muy clara de cuál es la verdadera relación que tiene la derecha con la democracia. Lo que hemos llamado en occidente Democracias Liberales no son más que un matrimonio por conveniencia como alguna vez dijo Cristóbal Bellolio.
Pero cuando ese matrimonio tiene problemas, la que se va de la casa siempre es la democracia. Lo que realmente importa para el mundo liberal y su expresión política que es la derecha, son las libertades del mercado, la libre empresa, la propiedad privada, la libre circulación del capital, etc.
Esta semana, en la escena política nacional, hemos visto una postura más o menos transversal respecto de las elecciones en Venezuela. El Presidente Gabriel Boric salió a exigir transparencia en el proceso, sin lo cual no reconocería el triunfo de Nicolás Maduro declarado por el Consejo Nacional de Elecciones de su país.
Esto fue felicitado por sectores de derecha de Chile, quienes tajantemente declaran como fraudulentos los resultados de dicha elección. “Fraude sin ambigüedades” planteó la UDI en la declaración pública que hizo circular el 29 de julio.
Sin embargo, ha llamado la atención el doble estándar de la derecha chilena, donde varios, hace no mucho, apoyaban el golpe militar en Chile y la dictadura de Pinochet, mientras que hoy acusan faltas a la democracia y la aberración de la dictadura de Nicolás Maduro, afirmando que en dicho régimen se violan los derechos humanos.
Kaiser, que es un referente intelectual para gran parte de la derecha chilena, sostiene que durante la dictadura de Pinochet “las libertades agregadas o generales” eran menos malas que en otras dictaduras, cuando estaban torturando y desapareciendo personas. Asimismo, hasta hace no muchos años, la UDI seguía apoyando la figura de Pinochet, cuestión de la que se fue distanciando más bien con fines electorales.
Más emblemático aún es el caso de José Antonio Kast, quien hoy toma partido férreo contra el régimen de Maduro, cuando en otras oportunidades ha relativizado la dictadura chilena, incluso tomando posturas negacionistas como cuando declaró que “Nicaragua refleja plenamente lo que en Chile no ocurrió,(…) se hicieron las elecciones democráticas y no se encerró a los opositores políticos”, negando a los presos políticos, asesinados y desaparecidos en Chile durante la dictadura militar de Augusto Pinochet. Pues bien, a la derecha eso estadísticamente no le ha parecido tan malo.
Es importante recordar también que, los “paladines del liberalismo”, Estados Unidos, no solo promovieron, sino que financiaron y orquestaron los oscuros años de dictaduras sistemáticas en Latinoamérica. País que a su vez y una vez más en nombre de la libertad, ha intervenido militarmente de forma permanente en distintos lugares del mundo “repartiendo democracia”.
La UDI, en su declaración, planteó que “hay que devolverles la esperanza a los venezolanos, para volver a construir la democracia, la libertad y el respeto a los derechos humanos”; así como Chile Vamos se ha unido para afirmar que consideran que el triunfo de Nicolás Maduro es un "atentado a la democracia".
Del mismo modo, Evelyn Matthei declaró que “Maduro antes de las elecciones dijo que podía haber un baño de sangre, y eso está empezando a suceder. Aquí ya van prácticamente mil personas que han sido arrestadas, no sabemos cómo los están tratando. Y a los principales líderes los están acusando de cosas increíbles y nosotros no lo podemos tolerar”. Esto cuando ella hace no mucho defendía la dictadura en Chile, e incluso votaba por el SI en el plebiscito de 1988 para que se mantuviera el régimen.
Hoy se paran en la vereda de la defensa democrática a como dé lugar, cuando la derecha chilena y el liberalismo en general, han mostrado una y otra vez en la historia que en el matrimonio democracia y liberalismo lo que les importa es lo segundo, y que lo primero, entendido como la expresión de la voluntad de un pueblo para tomar el destino en sus propias manos, ha sido solo un instrumento al servicio de los intereses económicos que ha sido siempre su fin último.
Crédito de la foto: Agencia Uno / Wikimedia Commons