Infringiéndose la ley, en Chile no se demuelen los edificios ilegales

Infringiéndose la ley, en Chile no se demuelen los edificios ilegales

Por: Patricio Herman | 09.07.2024
Como dice el título de esta columna de opinión, debido a que los edificios de Concón y Recoleta no se demolerán, si los agentes públicos que toman las decisiones no evalúan seria y responsablemente lo que se propone acá, ambas estructuras serán "elefantes blancos".

Aunque en oportunidades anteriores ya he publicado mi opinión en El Desconcierto y en otros medios respecto del hotel Punta Piqueros en Concón, nos vemos en la imperiosa necesidad de volver a la carga, en atención a lo que se trama en instancias judiciales de la Región de Valparaíso, cuyos magistrados aparentemente desconocen que este polémico hotel se levantó destruyendo con dinamita el Peñón Oreja del Burro que era un Santuario de la Naturaleza.

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En efecto, los inversionistas de este terminado y paralizado hotel, que cuenta con 10 pisos, localizado en la avenida Borgoño 18.115, en el borde costero de la comuna de Concón, en conjunto con el alcalde, Freddy Ramírez, de la respectiva municipalidad, llevaron un proyecto de conciliación a la 5a Sala de la Corte de Apelaciones de Valparaíso, buscando ambas partes que se mantengan (sic) las normas urbanísticas del permiso de edificación N° 007 del 10 de enero de 2011, cursado por el arquitecto, Julio Leigh, entonces director de obras municipales (DOM) de Concón, hoy destituido.

Recordemos que, como en esa fecha no existía la comuna de Concón, ese funcionario utilizó para el terreno rocoso de 3.093,60 m2, en donde se emplaza el hotel, las normas de la municipalidad de Viña del Mar, incluyendo la Ley N° 13.364, conocida como Ley Lorca, para cursar el mencionado permiso.

Los lectores de este medio de prensa, como también la opinión pública, están al tanto que dicho acto administrativo municipal fue anulado tiempo atrás por la Corte Suprema y por ello no es lícito buscar meros arreglines para que esa estructura disponga de una próxima recepción final de obras.

En la mentada conciliación intervienen el conocido abogado Juan Carlos Manríquez (profesional recientemente contratado por el equipo del alcalde Daniel Jadue, para que lo defienda en instancias judiciales internacionales), por parte de los dueños del hotel, el abogado municipal Paulo Velásquez, por parte del alcalde Ramírez y el abogado Gabriel Muñoz, en calidad de tercero coadyuvante, representando a la Corporación Pro-Defensa del Patrimonio de Viña del Mar, oponiéndose éste al comentado burdo arreglo y exigiendo su demolición, tal como lo dice la ley.

Hay que destacar que se desconocen, en la referida e improcedente conciliación judicial, las contraprestaciones ofrecidas por los empresarios que construyeron el hotel.

El Plan Regulador Comunal (PRC) de Concón, para ese terreno, contempla una altura máxima de siete metros, equivalentes a dos pisos y medio y por esta elemental razón las indicadas dos partes intentan que los tribunales resuelvan a favor de la mantención de las permisivas normas urbanas vigentes hace 13 años, ello teniéndose en cuenta que "en pedir no hay engaño".

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Debemos tener presente que en el año 2023 se intentó esta conciliación, la que fue rechazada por el Concejo Municipal, motivo por el cual ahora el alcalde, para no sufrir un nuevo traspié, evitó someter su deseo a consulta en esa instancia municipal. 

Nuestra fundación Defendamos la Ciudad, exigente para que en los mercados sus actores respeten siempre las leyes, a sabiendas que el costo de la demolición corre por cuenta de la empresa que lo construyó, la que, por este ineludible deber se declarará en quiebra, propone que, mediante ciertas modificaciones en la regulación local y nacional, se permita la operación del hotel en los primeros pisos.

Vale decir, respetándose la limitada altura contenida en el PRC de Concón y que los pisos superiores sean traspasados por los dueños del hotel al municipio para que éste les asigne los usos de equipamientos públicos que estime conveniente: cultural, deportivo, educacional, gastronómico, etc. por lo tanto, con la sola excepción de viviendas.

De esta manera se mantendría el edificio tal como está, pues con nuestra legítima propuesta, no se aplicaría la demolición del mismo, ordenada en los artículos 148° y 157° de la Ley General de Urbanismo y Construcciones (LGUC).

En la comuna de Recoleta hay un edificio de 20 pisos terminado hace muchos años, construido por el brazo inmobiliario de la Universidad San Sebastián, localizado en la esquina de Pío Nono con Dardignac, cuyo permiso también es ilegal y que por ello se impide su habilitación.

El respectivo PRC fija una altura máxima de nueve pisos para ese sector y por ello, aplicándose  la fórmula de Concón, sería razonable un acuerdo entre las partes, para que la inmobiliaria pueda entregar a sus promitentes compradores los departamentos de los primeros 9 pisos, traspasándole al municipio todos los departamentos de los pisos que exceden la norma local, los que serían utilizados por familias vulnerables, luego haciéndose realidad la llamada y promovida "integración social". 

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Como dice el título de esta columna de opinión, debido a que los edificios de Concón y Recoleta no se demolerán, si los agentes públicos que toman las decisiones no evalúan seria y responsablemente lo que se propone, ambas estructuras serán "elefantes blancos".  

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