El ascenso de la ultraderecha y el llamado a la acción de Macron
Esta semana hasta el famoso jugador francés de fútbol, Kylian Mbappé, llamó a los jóvenes franceses a tomar partido en contra de la ultraderecha francesa. Ahora, el ascenso de este sector en Europa no es un fenómeno uniforme, aunque ha sido notorio en varios países.
A menudo estos movimientos han capitalizado el descontento popular frente a temas como la inmigración, la seguridad y los cambios económicos globales. Sin embargo, es importante distinguir que si bien en algunos países la ultraderecha ha ganado significativa tracción y poder político, en otros ha permanecido más marginal.
En Francia, por ejemplo, la reciente atención ha estado en la reelección de Emmanuel Macron y su respuesta a los retos políticos internos, incluyendo el crecimiento del Frente Nacional, ahora rebautizado como Agrupación Nacional bajo el liderazgo de Marine Le Pen. Macron ha intentado abordar algunas de las preocupaciones que alimentan el apoyo a la ultraderecha, como la inseguridad y la inmigración, con políticas más estrictas en algunos casos, aunque manteniendo una postura central y pro-europea.
El partido Agrupación Nacional, liderado por Marine Le Pen, ha alcanzado ganancias históricas, convirtiéndose en el primer partido francés en recibir más del 30% de los votos en elecciones europeas desde 1984. Este resultado pone de manifiesto un desplazamiento significativo hacia la derecha en el espectro político francés, un cambio que podría tener repercusiones profundas en la política interna y en la posición de Francia dentro de la Unión Europea.
En Italia, el partido Hermanos de Italia, un partido de ideología conservadora nacionalista liderado por Giorgia Meloni, también ha visto un aumento significativo de apoyo, consolidándose como la fuerza más votada en las recientes elecciones al Parlamento Europeo. Este ascenso refleja un endurecimiento de posturas en temas como la inmigración y la soberanía nacional, temas centrales en la retórica de la ultraderecha.
En respuesta a estos cambios, el presidente francés Emmanuel Macron ha hecho un llamado a los europeos para "despertar" ante el crecimiento de las fuerzas de ultraderecha, subrayando los riesgos que estos movimientos representan para los valores democráticos y la cohesión de la Unión Europea. Macron ha enfatizado la necesidad de un frente unido que preserve los principios fundacionales de la UE frente a las amenazas populistas y extremistas.
Esta polarización y el auge de la ultraderecha no son exclusivos de Francia e Italia. En Austria, por ejemplo, el partido de extrema derecha FPÖ se posicionó como el más votado en las elecciones, superando a los partidos tradicionales con una plataforma crítica hacia la Unión Europea y su gestión de diversos temas, especialmente la inmigración y la ayuda militar a Ucrania.
Por otro lado, en Alemania, el partido alternativa para Alemania (AfD) ha conseguido una presencia considerable en el parlamento, aunque sigue siendo algo controversial y aislado en el espectro político.
Si bien, la situación varía mucho de un país a otro, la respuesta de los partidos tradicionales y los medios de comunicación también difiere significativamente. Esto hace que el fenómeno de la ultraderecha no pueda ser visto como algo monolítico o uniforme en toda Europa, sino como una serie de movimientos locales con causas y efectos específicos en cada contexto nacional.
Este panorama sugiere una Europa en un momento de redefinición política, donde la ultraderecha está ganando terreno en algunos de los países más influyentes. Sin embargo, la resistencia de figuras centrales como Macron también muestra una Europa dividida en su respuesta a estos movimientos, reflejando la complejidad de la política moderna y los desafíos que enfrenta la integración europea en tiempos de cambio.
Autora de la columna: Camila Figueroa Gómez, periodista y estudiante Doctorado en Estudios Americanos, Usach.
Crédito Foto: Wikimedia Commons