19 de Junio de 1933: Se crea la Policía de Investigaciones (PDI)
Para nadie es un misterio que en el último tiempo la Policía de Investigaciones no ha estado exenta de cuestionamientos, interpelaciones y fisuras en nuestro país, más aún, para muchos parece perder credibilidad, transparencia y transversalidad, sin embargo, y más allá de los reparos públicos tras la salida del exdirector, Sergio Muñoz, la institucionalidad de la PDI enraíza memoria, legado, transformaciones y profesionalismo, todo aquello bajo un profundo espíritu de servicio, uno que lo hace merecedor y parte de la historia nacional en nuestro país.
Primero, el sitio web oficial de la Policía de Investigaciones refiere lo siguiente en materia de memoria institucional:
Las primeras señales de la Policía Civil en Chile, se remontan al año 1864 cuando la Municipalidad de Valparaíso decidió crear la Policía Secreta, caracterizada por su reserva al momento de trabajar. Ese mismo año, se creó la figura de los “guardias comisionados”.
En 1889 se creó la Sección Pesquisas y en 1896 las Policías Fiscales, siendo parte de ésta la Sección de Seguridad que cumplía objetivos judiciales, investigando delitos y obteniendo evidencias que se proporcionaban como pruebas a los magistrados del crimen, lo que definió claramente su carácter investigativo y civil.
Otro hecho importante ocurrido en la evolución histórica de la Policía, fue la incorporación de la mujer a la función policial, en 1896 ingresaron las tres primeras mujeres agentes, cuya misión estuvo orientada a la investigación de delitos de connotación sexual.
Igualmente señalan que “La separación del Servicio de Investigaciones de Identificación y Pasaportes se produjo el 30 de diciembre de 1942, cuando el D.S. Nº 51/7102 creó la Dirección General del Registro Civil Nacional y la Dirección General de Investigaciones. Chile es parte de Interpol desde 1944, siendo representado por la Oficina Central Nacional (OCN) Santiago -dependiente de la Policía de Investigaciones de Chile- que sirve como punto de contacto con todos los demás países miembros”.
Y añaden que “A partir del 7 de noviembre de 2018, la Policía de Investigaciones de Chile adopta una nueva estructura organizacional, basada en la creación de cuatro subdirecciones: Inteligencia, Crimen Organizado y Seguridad Migratoria; Investigación Policial y Criminalística; Desarrollo de Personas, y Administración, Logística e Innovación. Esta nueva distribución profundiza el proceso de cambio institucional, que va a la par con los planes y políticas de Estado para la modernización de las policías”.
Tal vez estamos frente a una organización que se ha esmerado por avanzar significativamente en el transcurso del tiempo, tratando de estar a la altura de las modernizaciones afectas a sus funciones y planificación, e intentando mantener como fin último la idea de servicio y vocación en pro de la seguridad, confidencialidad y rigurosidad para nuestro país.
La Policía de Investigaciones (PDI) cumple un rol muy importante en Chile, por ejemplo: el tratamiento de la información a la hora de examinar casos y fuentes respectivas. Sin duda, uno de los que ha honrado los símbolos institucionales y ha puesto de manifiesto la importancia del trabajo investigativo es el destacado profesor César Biernay, quien a través de la serie Macabros [publicada por Editorial Catalonia] deja entrever precisamente el importante rol que cumple la PDI en casos de investigación sobre suelos nacionales. Cabe señalar que don César Biernay es un destacado escritor e investigador del denominado género negro y crónica roja.
Por otro lado, el Dr. David Muñoz Condell, capellán por largas décadas en la institución, escritor, académico e investigador en materias de religión e historia de Chile, también forma parte del legado y servicio público que la Policía de Investigaciones ha tenido entre sus filas, y actualmente es miembro activo de la Sociedad Chilena de Historia y Geografía, siendo un prolífero escritor del fenómeno religioso en nuestro país.
Por otra parte, la PDI suscribe al esfuerzo estatal de preservar la paz y seguridad social, esa que a momentos parece estar dislocada o con fuertes “sismos” en materia de respaldo por parte del Estado. Entonces, controlar el ingreso y salida de personas del territorio nacional, fiscalizar la permanencia de extranjeros en el país, representar a Chile como miembro de la Organización Internacional de Policía Criminal (INTERPOL) y dar cumplimiento a otras tantas funciones que le encomienden las leyes, es solo parte del ejercicio desarrollado tenazmente por la PDI en Chile.
Por último, y dado el esbozo precedente, me pregunto, ¿Es Chile un país que logra separar eso “amargo” de “lo dulce”? ¿Se habrá visto afectado el prestigio de la Policía de Investigaciones tras la salida de Muñoz? ¿Qué costos ha conllevado todo esto para el nuevo director de la PDI? ¿Estará hipotecada la confianza por parte de la ciudadanía hacia la PDI tras las últimas situaciones vividas? ¿No sería correcto dejar los problemas legales a las instituciones respectivas y mirar hacia el futuro desde la población chilena?
Chile necesita con urgencia valorar las instituciones y su importancia en la historia país, de lo contrario mutilamos el servicio y ejercicio público, preceptos que la historia nacional ensambla permanentemente con la PDI, claro, con sus altos y bajos, y en un constante aprendizaje estatal.