Drones con cámaras de calor detectan a ladrones de cocos de palma chilena, especie protegida
Otoño es la época del año en que los coquitos de las palmas chilenas terminan de madurar y caen. Estos frutos en realidad son las semillas de la palma, y luego de caer pueden permanecer entre 1 y 4 años en latencia para luego germinar, creando una nueva palma.
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Pero es también en esta época donde aumenta un problema que complica a guardaparques y autoridades de Conaf: el robo de coquitos que luego son vendidos en la feria o a fabricantes de golosinas que las venden confitadas.
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A mediados de abril, efectivos de la Sección Forestal y Ecológica de Carabineros detuvieron a un hombre por robo de semillas de palma chilena en el sector de Ocoa del Parque Nacional La Campana, en la región de Valparaíso.
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Lo hicieron en el marco de un patrullaje preventivo realizado junto con guardaparques de Conaf, en los que utilizan drones equipados con cámaras térmicas, para identificar el ingreso de personas de forma ilegal al parque, y la actividad de robo de semillas.
En este caso, la persona también había instalado un campamento irregular para almacenar los sacos con coquitos, donde mantenía encendida una fogata a pesar de que está prohibido manipular fuego dentro del entorno protegido.
Una práctica nociva
La palma chilena es una especie nativa que solo existe en Chile central, específicamente entre las regiones de Coquimbo y el Maule, por lo que su hábitat recibe una fuerte presión de actividades humanas al estar emplazadas en la zona donde se concentra la mayoría de la población del país.
Se trata de una especie categorizada como en peligro de extinción y protegida bajo distintas legislaciones del país, por lo que cualquier bosque de palmas es considerado de conservación, y cualquier intervención en él debe tener un plan de manejo aprobado por Conaf. Las dulcerías que venden dulces de palma confitados también son sometidas a fiscalización donde deben acreditar el origen lícito de las semillas.
El mega incendio de Viña del Mar y Quilpué a inicios de año arrasó con el palmar El Salto, de 300 hectáreas, que albergaba la tercera población más grande de palmas chilenas en el país, creando un corredor biológico junto con la Reserva Lago Peñuelas y el Parque La Campana.
Se calcula que dicho único incendio quemó el 4% de la población mundial de palma chilena.