“Para ganar, gire a la derecha”
La actualidad social y política de un país guarda una relación directa con las preferencias políticas de la ciudadanía. Es así como, tras el estallido social de 2019, La Lista del Pueblo y Gabriel Boric emergieron como los grandes ganadores. Desde discursos de izquierda, aunque divergentes, abrazaron parte de las demandas populares y la respuesta ciudadana en las urnas fue positiva.
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Sin embargo, en la actualidad el voto de la ciudadanía se muestra volátil. Mientras que en la década de 1990 existía una identificación clara con uno u otro sector político, según el Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES), actualmente observamos un "centro político volátil", capaz de votar tanto por la izquierda como por la derecha según la ocasión, fenómeno patente en nuestro país.
La pregunta que surge ahora es: ¿desde qué sector político se puede responder de mejor manera a las demandas en temas de seguridad y crimen? Según la encuesta "Post Plebiscitos" de la Universidad Adolfo Ibáñez, parece ser la derecha quien está capitalizando la situación actual. Con Evelyn Matthei liderando la carrera presidencial, seguida por José Antonio Kast, las preferencias ciudadanas están claramente inclinadas hacia este espectro político.
Pero hoy en día no podemos hablar de una sola derecha. Como señala la misma encuesta, no es un líder de derecha convencional, como Joaquín Lavín en elecciones pasadas, quien conecta con la ciudadanía. Con el crecimiento de actitudes populistas, es decir, preferencias ciudadanas que impulsan la elección de líderes populistas, todo indica que el éxito electoral y las campañas políticas se inclinarán hacia la derecha más radical o "ultraderecha".
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Y aunque definir este último término es complejo, según Cas Mudde, podemos entenderlo como una derecha que muestra hostilidad hacia la democracia liberal.
Esto no se queda solo en el ámbito teórico, sino que ya se vislumbra en la realidad. Si antes José Antonio Kast era considerado como el representante de la ultraderecha, en la actualidad esta percepción ha cambiado. La posición de Matthei está respondiendo a un sector no muy diferente al de Kast, y políticos como Rojo Edwards o Johannes Kayser han abandonado el Partido Republicano por considerar que este es demasiado moderado ante la situación actual del país, y buscan posicionarse aún más a la derecha de Kast con discursos de tono libertario a lo Milei, o directamente autoritarios. Pareciera que si antes Kast era el extremo, ahora es el punto de partida.
Queda entonces abordar la pregunta planteada en el título de esta columna: ¿es necesario girar hacia la derecha para ganar? La situación actual del país parece indicar que sí. Sin embargo, la pregunta de rigor que le sigue sería: ¿es esto beneficioso para nuestra democracia? Y la respuesta es claramente negativa.
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La experiencia comparada con otros países nos ha mostrado que la ultraderecha, al manifestar hostilidad hacia la democracia, tiende a erosionar las instituciones democráticas y, como resultado, los países retroceden en términos de democracia.