“Salarios al Límite: Desposesión salarial en Chile. Evidencia actualizada con datos CASEN (2022)”, es el estudio oficializado en las últimas horas por Fundación Sol, trabajo que evidencia la crítica situación del valor de la fuerza laboral.

De hecho, entre otros hallazgos, se constata que 55,7% de los trabajadores y trabajadoras gana menos de $500.000 líquidos, mientras que sólo 30% gana sobre $700.000 y 15,8% es remunerado con más de $1.000.000 mensual.  

“El ingreso laboral promedio mensual de las personas ocupadas fue de $729.301 líquidos, sin embargo, la mediana, es decir, el umbral de ingresos para el 50% de los trabajadores y trabajadoras, es $500.000 líquidos, lo que equivale a sólo dos tercios del ingreso promedio y da cuenta de que en países como Chile, que presentan altos niveles de desigualdad el promedio no es un valor representativo”, asegura Gonzalo Durán, investigador de Fundación SOL y coautor del estudio.

Esta adversa realidad se puede ejemplificar con las mujeres, quienes registran un promedio salarial de $632.095. E incluso, el promedio de su ingreso llega sólo a $450.000 líquidos. 

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Paralelamente, el estudio ofrece una visión comparativa de acuerdo a categoría ocupacional. Se concluye, en consecuencia, que los salarios más bajos están en el ámbito de los servicios domésticos y el trabajo por cuenta propia.

A este antecedente se adiciona que entre las personas asalariadas del sector privado, 70% percibe menos de $700.000 líquidos, mientras que particularmente en el sector de las grandes empresas (que tienen 200 o más trabajadores/as), sólo 30% gana sobre $1 millón líquido. "A pesar de las variaciones según categoría y tamaño de empresa, el problema de los bajos salarios en Chile es una realidad transversal", detalla un comunicado de Fundación Sol.

Brecha por tamaño de empresas

Respecto del análisis salarial del tamaño de empresa, se logró constatar que la mediana en las empresas que tienen entre 10 y 49 trabajadores/as asalariados/as es sólo $200.000 más baja que aquella observada en las grandes compañías.

De esta manera, mientras 50% de las personas asalariadas correspondientes al primer espacio laboral mencionado gana menos de $500.000 líquidos, en las empresas de sobre 200 trabajadores/as, el promedio alcanza sólo $700.000 líquidos. 

“Salarios al Límite” detalla además que el problema de la desigualdad en los ingresos existente en nuestro país a nivel de hogares, también se puede apreciar en la distribución salarial. Tanto así que, como lo evidencia el gráfico adjunto, sobre 90% de los trabajadores y trabajadoras se ubica en rangos salariales con baja dispersión y sólo a partir del percentil 92, se aprecian salarios sobre $1.500.000.

En consecuencia, un exiguo 8% de las personas ocupadas gana más de esa cifra, mientras que un segmento acotado (1,8%) registra salarios sobre $3 millones líquidos, llegando a un máximo de $40 millones. 

“Resulta pertinente precisar que los ingresos máximos capturados en la CASEN, están sub-representados, ya que las personas más ricas, en general no contestan encuestas en el hogar. Según estimaciones de ingresos para los súper ricos (...) 1% de las personas de mayores ingresos, es decir los representantes del gran empresariado, acumula 23,7% de los ingresos nacionales y el 1% más rico, concentra el 49,8% de la riqueza que se genera en Chile, según lo consigna World Inequality Database”, detalla Marco Kremerman, coautor del estudio e investigador de Fundación SOL.

Regiones al límite

El desolador panorama se ve exacerbado en regiones. De hecho, el estudio revela que en las de Valparaíso, Libertador Bernardo O’Higgins, Maule, Ñuble, La Araucanía, Los Ríos y Los Lagos, el atraso salarial es todavía más profundo, con el 70% de los trabajadores ocupados recibiendo $600.000 líquidos o menos. 

La evidencia más clara de esta realidad está en Maule, Ñuble y La Araucanía, regiones que presentan una situación más crítica, ya que la mediana llega sólo a $400.000 líquidos. 

 “Este panorama es similar al observado en los primeros estudios realizados por Fundación SOL hace más de una década, y ha sido incorporado cíclicamente en el debate público, dependiendo de la coyuntura política y social por la que ha atravesado el país. Sin embargo, en general, el grave problema de los bajos salarios ha tendido a invisibilizarse, naturalizarse y asociarlo a un problema individual”, releva Kremerman.