Desde la abundancia hacia la escasez: Agua salada impulsando agua dulce
Las iniciativas que pretenden transportar excedentes de aguas continentales desde el sur de Chile hacia el árido norte por medio de un extenso ducto sumergido en el mar se enfrentan al desafío de obtener la siempre escasa energía para lograr tal gigantesca propulsión. Sin embargo, la disposición de aparatos en dicho ducto que aprovechen la energía mecánica de la corriente oceánica de Humboldt, puede ser una alternativa para darle una atractiva rentabilidad al proyecto.
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Los pronósticos de la oferta del recurso hídrico en el norte de nuestro país son pesimistas, agravándose con el anunciado fenómeno de La Niña, que incrementará la sequía que afecta a gran parte del territorio nacional. Sin embargo, las regiones del sur-austral de Chile parecen ser insensibles a este déficit hídrico que se prolonga por más de una década, manteniéndose con la alta pluviosidad y abundantes escurrimientos superficiales que las caracterizan.
Ante esta asimetría longitudinal de distribución de las aguas continentales, algunas iniciativas privadas proponen compartir parte del superávit sureño, enviándolo hacia el norte. Esta familia de proyectos propuestos en diferentes épocas y con distintos conceptos de acueductos, forman parte de lo que suele denominarse como “Carretera Hídrica”. Dichas iniciativas consisten en grandes canales y/o tuberías que transportan excedentes de agua desde el húmedo sur hacia el árido norte.
Con el propósito de evitar expropiaciones de terrenos consolidados y de no materializar obras de infraestructura tales como puentes y túneles a lo largo de la accidentada geografía terrestre de Chile, para que estos acueductos recorran de manera segura y expedita más de dos mil kilómetros, se propone un ducto sumergido en el mar. Dicha tubería de más de tres metros de diámetro conduciría el agua desde la desembocadura de los caudalosos ríos sur-australes hacia la aridez nortina. Sin embargo, tal recorrido como en todo fenómeno de transporte distante, implica destinar energía; recurso tanto o más escaso que la misma agua.
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Ante la baja rentabilidad del proyecto debido al aumento de los costos de la energía requerida para el bombeo del agua a transportar por el extenso ducto sumergido en el mar, se puede recurrir a la misma naturaleza oceánica chilena. En efecto, a lo largo de gran parte de la costa de nuestro país se manifiesta la corriente de Humboldt, que con su colosal movimiento de sur a norte puede facilitar la impulsión del agua por el interior del ducto sumergido. Puesto que esa enorme masa fluye casi en paralelo al ducto rodeándolo en toda su periferia, bastaría con disponer algún aparato para capturar parte de tal energía mecánica y aprovecharla en la impulsión.
El aparato que logra estos propósitos está formado por una serie de aspas rotatorias externas a un segmento del tubo que gira en torno a él. Tal segmento puede rotar libremente en sentido transversal a la corriente que enfrentan sus aspas externas. En el interior del citado segmento se encuentran los elementos de empuje formados por una serie de aspas menores a modo de turbina o tornillo helicoidal, todo también solidario al mismo segmento de tubo.
Por lo tanto, cuando la corriente incide sobre las aspas mayores el conjunto rota incluyendo los elementos internos, propulsando estos últimos el agua dulce que está en su interior en el mismo sentido en que fluye el agua salada que rodea al acueducto submarino. Mientras mayor sea la diferencia del área entre las aspas externas y las aspas internas, más eficiente será la conducción, aprovechando también la ventaja mecánica que el agua salada que empuja las aspas exteriores es un más densa que el agua dulce propulsada interiormente.
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Si la corriente de Humboldt debido a sus aguas gélidas que reducen la formación de nubes de lluvia es una de las “responsables” de que parte del norte de Chile sea el desierto más seco del mundo, con este artefacto dicho flujo oceánico puede ser un aliado para combatir la aridez que el mismo contribuye a provocar. Y si desde el privilegiado norte en virtud a su abundante energía solar ella es capturada y transformada en electricidad para aliviar requerimientos de otras zonas de Chile, ahora desde el sur con sus cuantiosas aguas se puede devolver la mano, logrando así un territorio nacional más solidario.