La única constante es el cambio
Vamos a entender como "velocidad de cambio" a la rapidez con que los conocimientos adquiridos en el ámbito científico se transforman y se aplican en tecnologías concretas. Esta relación dinámica entre la investigación científica y la innovación tecnológica ha experimentado una aceleración significativa a lo largo del tiempo.
Históricamente los periodos entre el descubrimiento científico y su aplicación práctica solían ser extensos. Sin embargo, con el avance de la tecnología y la globalización, esta brecha se ha reducido de manera notable. En la actualidad, la velocidad de cambio es un fenómeno distintivo de la era moderna, donde los avances científicos pueden traducirse rápidamente en nuevas tecnologías y aplicaciones prácticas.
La colaboración entre científicos, ingenieros y empresas ha sido fundamental para agilizar este proceso. La rapidez en la transferencia de conocimientos desde la investigación pura hasta la implementación en la sociedad ha dado lugar a innovaciones revolucionarias en campos como la medicina, la informática, la energía y muchos otros.
Este concepto también ha generado desafíos éticos y sociales, ya que la velocidad de cambio puede superar la capacidad de la sociedad para adaptarse y de comprender completamente las implicaciones de las nuevas tecnologías. La gestión efectiva de este proceso requiere una coordinación eficiente entre la comunidad científica, la industria, los reguladores, las instituciones educacionales y la sociedad en general.
LA EDUCACIÓN SUPERIOR
De acuerdo con lo expuesto anteriormente, este fenómeno es poco tratado en las instituciones que tienen que formar profesionales para el futuro, las que deben buscar caminos que les permitan mantener al día sus Programa, Planes de Estudios, Docentes y Programas de asignaturas, para que los futuros profesionales al egresar estén al día en los cambios científico-tecnológicos que envuelven a su profesión.
Es imprescindible crear modelos educacionales que permitan coincidir con los cambios científicos, tecnológicos, nanotecnológicos y en el desarrollo de la inteligencia artificial, relacionados con cada sector económico y, en especial, con las áreas del conocimiento y otras de cultura general proyectada en la nueva sociedad que vivimos.
Un modelo para mejorar esta situación, puede ser la creación de unidades altamente especializadas dentro de los sistemas educacionales que se preocupen de recopilar y analizar información especializada al servicio de la comunidad educativa.
VICE RECTORÍA DEL CAMBIO
Este no es un problema de fácil solución para las organizaciones, el hecho de disponer de un “Centro de Captura y Análisis de la Información”; como tampoco es fácil hacer llegar los contenidos y resultados de estos centros a los futuros profesionales; lo que si tenemos claro es que es imperativo poner sobre la mesa el tema.
Enfrentarnos a la opción de la existencia de estos departamentos o centros de actualización en las instituciones educacionales es el primer paso, teniendo presente el compromiso y deber de las universidades con la sociedad. Ellas tienen la responsabilidad de mantener al día a la población de los cambios que están ocurriendo y disponerlos como sujetos activos del fenómeno.
“La única constante es el cambio”, nos advirtió el filósofo Heráclito alrededor del año 500 a.C.; esa frase nos señala que la impermanencia y la fluidez son los elementos fundamentales de la realidad, la naturaleza dinámica del universo.
Hoy esta frase cobra más vida que nunca y nos señala que, como sociedad, debemos estar constantemente preparándonos para nuevos desafíos; la pregunta es ¿contamos con las herramientas, compromiso y competencias necesarias para hacerlo?