Dictan cargo grave contra desaladora en Atacama por salinidad nociva para el mar
Ante la profunda crisis hídrica que vive el país, se ha impulsado la construcción de plantas desaladoras de agua de mar, tanto para uso humano como industrial. Desde la comunidad científica se ha advertido sobre los impactos ambientales de esta solución, si no se evalúa correctamente.
Un caso que ejemplifica los impactos ocurrió en una planta desaladora de Atacama que abastece de agua a la minería del valle de Copiapó, y que alteró el medio marino al incrementar su salinidad alcanzando incluso niveles nocivos, y superando los niveles establecidos en su permiso ambiental.
La Superintendencia de Medio Ambiente (SMA) formuló un cargo grave contra la empresa titular, que arriesga la revocación de su permiso ambiental, la clausura, o una multa de hasta más de $ 3 mil millones.
La conclusión de la SMA es que la empresa no evaluó de forma correcta el efecto de la pluma salina generada por la descarga de salmuera sobre la calidad del agua y del sedimento marino, por lo que no se adoptaron medidas para abordar dichos efectos.
Agua de rechazo
Un informe de la ONG FIMA identifica los impactos negativos que tiene la desalinización en los ecosistemas y modos de vida costeros, y propone cambios normativos para que esta solución a la crisis hídrica no genere un problema mayor en las costas del país.
Uno de los impactos identificados en el proceso de desalación es que genera un “agua de rechazo” que contiene las sales y químicos utilizados para el proceso, y que es generalmente liberada al océano, sin que exista claridad sobre los impactos que puede tener a largo plazo en los ecosistemas costeros, ni los impactos acumulativos con otras amenazas que sufren estos ecosistemas.