Obra Bajo Tierra, Beatriz Bataszew y relevar la violencia política sexual de Venda Sexy y el estallido
Es el año 2033. Acompañamos a Rayen, una mujer que sufrió de violencia política sexual, en busca de justicia. Luego de 14 años desde que ocurrieran los hechos en las manifestaciones del 18 de octubre del 2019. No está sola, junto a ella: su amiga y compañera y Elena. sobreviviente de la casa de torturas Venda Sexi, la acompaña en esta búsqueda de reparación.
Así comienza la obra Bajo Tierra, en un juego de espejos entre la realidad y la ficción, en esos límites está Maura, directora y dramaturga del montaje, quien ha perdido su propio juicio el 2023. También está, Bea, la mujer del pelo rojo, sobreviviente de los vejámenes de la dictadura militar.
A 50 años del golpe de Estado y a cuatro del Estallido Social, las obras nos situa en un futuro distópico para discutir sobre cómo opera la justicia sobre el cuerpo de las mujeres. Un montaje que se estrena este jueves 17 de agosto a las 2o:oo horas en Espacio Diana, con funciones el sábado y el domingo.
Sobre estas temáticas, y el rol de la sobreviviente de Venda Sexy, Beatriz Bataszew en el montaje, la solidaridad entre mujeres conversó con El Desconcierto, la directora y dramaturga de la obra, Maura Bernabé. “La participación de Bea es medular, es el corazón rojo de esta obra”, afirmó.
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-¿Cuánto influye la experiencia personal al momento de escribir una obra como esta?
-Mucho, porque hay una propuesta dramatúrgica y discursiva dentro de la obra que es la relación entre realidad y ficción. Esto ocurre entre estas mujeres que están como en el borde de la escena, que es una obra dentro de la obra, van generando espacios y relaciones que van impulsando y conduciendo el hilo de la obra. En ese sentido, la experiencia personal está atravesada en todo el ejercicio dramatúrgico, en toda la experiencia colectiva que hemos ido construyendo a lo largo de los años con las compañeras sobrevivientes, y como una propuesta discursiva que tensiona esta ficción. Los elementos que hay reales en base a la experiencia personal también plantean que la distopía de este juicio no necesariamente es ficción o podría ser ficción.
"Mientras no haya justicia tampoco hay verdad, tampoco hay reparación, tampoco hay memoria"
-¿Cómo la obra se posiciona como una crítica a la justicia chilena? Tanto en los casos de violencia en la dictadura como el estallido
-La obra es una crítica satírica a la justicia, pero también al resto de las instituciones del Estado y a lo que significó la dictadura en términos de impunidad, la transición y por tanto las generaciones que crecimos en esa impunidad, y cómo esta se refleja nuevamente en los vejámenes ocurridos el 18 de octubre sobre compañeras y compañeros. Entonces, en ese marco, la obra es una crítica particularmente sobre lo que sucede en contextos de terrorismo de estado a los cuerpos de las mujeres por los aparatos del Estado, que es la violencia política sexual. La justicia machista capitalista patriarcal, tiene evidentemente más niveles de impunidad de los que ya hay en nuestro país sobre los crímenes de lesa humanidad, que es una cuestión francamente horrorosa. Entonces, viene a revelar esta crítica sobre lo que es la justicia, cómo opera, y cómo determina y condiciona las relaciones sociales, en tanto mientras no haya justicia tampoco hay verdad, tampoco hay reparación, tampoco hay memoria.
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-La obra, también indaga frente a la impunidad de la justicia los lazos de las mujeres logran generar resistencia.
-Además, de ser una crítica a la justicia, también es un ejercicio de construcción colectiva de memoria que plantea que las mujeres han construido a través de sus lazos, sus relaciones, etcétera elementos de reparación que el Estado nunca les va a dar. Y también han podido construir justicia, ¿no? Y esa es una cuestión que nosotros también hemos podido experienciar en el proceso creativo de la obra con las compañeras sobrevivientes y también al finalizar una muestra de proceso que tuvimos en el Museo de la Memoria. Ahí las compañeras nos entregaron una carta donde planteaban precisamente cómo el teatro se convertía en una herramienta para denunciar.
-¿Cómo se desarrolla el relato más allá de narrar el horror, sino que profundizar entre la solidaridad entre mujeres?
-Hay una disputa que abre la obra también sobre cómo se ha construido la memoria en los últimos 30 años, una memoria que claramente ha sido parte de la institucionalidad de este país. ¿Qué ha significado que los cuerpos de las y los detenidos desaparecidos, los cuerpos de las compañeras y los compañeros sobrevivientes están marcados por el horror? Pareciera que hay una noción monolítica donde sólo cabe el horror, el espanto y la derrota. Y con eso convenientemente se borra que esas compañeras y compañeros luchaban por un proyecto de vía distinta, luchaban por una sociedad sin clases, por una sociedad sin capitalismo, luchaban por el socialismo. Entonces, en ese sentido, tomar esto de cómo salimos del horror y primero las reivindicamos como lo que son, que son sobrevivientes, es decir, no son víctimas, fueron victimizadas por aparatos del Estado, pero esa noción no queda estática. Las compañeras fisuran esa noción y se plantean como lo que son, sobrevivientes. Eran luchadoras y siguen luchando hasta el día de hoy por visibilizar la violencia política sexual que se ejerce particularmente sobre los cuerpos de las mujeres en contexto de terrorismo de Estado, y como esta historia, si bien se repite, se va resignificando en lo que ocurrió en la dictadura, como también ocurrió en la transición y como ocurre nuevamente en el proceso del 18 de octubre, que llevó también a que el colectivo Las Tesis se convirtiera en un himno mundial diciendo que efectivamente los pacos son violadores. Digo pacos porque nosotros en la obra les decimos pacos, esto es un texto que se dice en la obra, porque también planteamos una crítica a cómo el gobierno actual ha enfrentado la materia de los derechos humanos.
Además, nos interesa particularmente reflejar las experiencias multigeneracionales que han construido las mujeres para poder repararse, que se ha dado a través de la organización, que se ha dado a través de colectivizar estas ideas y que se encuentran, ¿cierto?, en el escenario. Y por eso, bueno, lo que nos interesa un poco relatar es que las compañeras sobreviven y se posicionan en este juicio que ocurrirá en el año 2033 para ocuparlo como una plataforma, una trinchera de una lucha más.
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“La participación de Bea es medular, es el corazón rojo de esta obra”
Beatriz Bataszew es una sobreviviente de Venda Sexy. Un 12 de diciembre de 1974 fue detenida por agentes de la Dirección Nacional de Inteligencia (DINA), quienes la trasladaron a ese centro clandestino de tortura ubicado en el sótano de una casa de dos pisos en la comuna de Macul, Santiago.
La militante del Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR) pasó seis días en el lugar que tambien era conocido como La Discotéque, donde sufrió diversos tipos vejámenes y violencia política sexual.
Desde ahí, se ha convertido activista feminista que ha parado de denunciar el horror que cometió el Estado contras las mujeres en dictadura.
-¿Cómo fue colaborar con Beatriz, una sobreviviente de la Venda Sexy?
-La Beatriz no es una colaboradora, no son compañeras colaboradoras de la obra, sino que son compañeras que hacen parte de este proceso y de este proyecto desde sus inicios. Con Beatriz nos conocimos en la lucha, en las calles, en los movimientos feministas, en las asambleas, en las distintas acciones que se fueron tomando a lo largo de los años contra la AFP, las demandas del movimiento feminista, el 18 de octubre, etc. Nosotros tenemos una relación que ha configurado esta obra, o sea, la obra aparece, el texto aparece de esa relación, que es también la relación que está expresada en el juicio de la obra con los personajes. Y en ese sentido el teatro se convierte en una herramienta más para poder denunciar cómo funciona el Estado, que hace con los cuerpos de las mujeres y sus instituciones en el marco de la impunidad y el rol que han tenido las compañeras para luchar contra todo eso.
Entonces, más que colaborar, es la parte medular de la obra. Diría que es el corazón de esta obra, de este proyecto, porque aparece desde una relación que está viva y aparece hace mucho tiempo. Nosotras con la Bea empezamos a conversar este proyecto por el 2017, después vino el estallido social y se volvió a repetir que las comisarías violaban mujeres y ahí yo tuve que empezar a reactualizar la obra. Ella siempre participó en los ensayos, venía, dialogábamos y a mí me empezó a suceder, y al equipo también, que las intervenciones de la compañera eran muy acertadas, muy políticas e interesantes teatralmente. A partir de eso hicimos el ejercicio de preguntarle a la compañera qué le parecía que estas mismas cosas que ella nos planteaba en los ensayos pudieran estar planteadas en las funciones. Y, es decir, que como miembra del equipo ya estuviera como parte del elenco. Ella, bueno, lo tomó muy bien, el equipo lo tomó muy bien y eso hizo claramente crecer mucho la obra y también darle un contenido de vida, de compañeras que están vivas y que están en el escenario denunciando como lo hacen en la calle. Entonces, en ese marco la participación de Bea es medular, es el corazón rojo de esta obra.
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Ficha artística:
Dirección y dramaturgia:
Maura Bernabé.
Elenco:
Esperanza Silva, Lorene Prieto, Nicole Gutiérrez, Maura Bernabé y Beatriz Bataszew.
Acompañamiento en dirección:
Andrea Giadach
Diseño integral:
David Coydán.
Diseño audiovisual:
Joaquín Araneda.
Equipo de producción:
Antonella Marín y Paulina Escalona.
Asesoría de imagen:
Jaime Fernández.
Fotografías MMDH:
Antonella Marín.
Diseño Musical:
Nicole Gutiérrez Perret - Víctor Moraga / @amapola_momentosymusica
Estreno:
Jueves 17 de Agosto, 20:00 hrs.
Funciones:
Sábado 19 de agosto, 20:00 hrs.
Domingo 20 de agosto, 19:00 hrs.
Lugar:
Espacio Diana (Arturo Prat 435, Santiago)
Ⓜ Estación Parque Almagro
Entradas:
Público general: $6.000, $8.000 y $10.000 (paga lo que puedas)
Tercera Edad: $5.000
Estudiantes: $5.000
https://www.portaldisc.com/evento/bajotierra