Geriatra y alza de decesos de adultos mayores en invierno: "Enfrentamos un problema importante"
Esta semana, un artículo de El Mercurio alertó respecto de la creciente cifra de decesos de adultos mayores por virus respiratorios, detallando que el total de quienes superan los 65 años como consecuencia de este tipo de diagnósticos durante el año 2023, ya se posiciona como el segundo peor de los últimos ocho años, consolidando un preocupante promedio de 178 fallecimientos por semana.
"Los virus respiratorios se adelantaron y mayo ya fue un muy mal mes por la cantidad de defunciones de mayores de 65 años por virus respiratorios, en comparación con los años recientes. Y en junio, la tendencia se empezó a acercar a un año malo, que fue el 2019, particularmente el 2019, pero mucho peor que el 2015, 2016, 2017 y 2018. Lo que uno ha visto, otros años, es que el riesgo se extiende por julio y agosto", comenta a El Desconcierto Rafael González, académico del Centro de Nanotecnología Aplicada de la Universidad Mayor, sincerando la envergadura del escenario que está atravesando nuestro país, un tema sobre el que se extiende Rafael Jara, geriatra del Hospital Clínico Universidad de Chile.
"Hay un aumento de la incidencia de las enfermedades virales en las personas mayores con un impacto en la salud severo, un aumento de las enfermedades y de la mortalidad. Y, por otra parte, efectivamente el sistema de salud se está poniendo a prueba por el aumento de hospitalizaciones y requerimiento de camas críticas", sincera en primera instancia.
Y a renglón seguido, apunta a la condición en que se encuentra, en general, la tercera edad en nuestro país, lo que en su opinión afecta a este segmento en escenarios como el observado durante este adverso invierno.
"Hay varias causas. Primero, hay una expectativa de vida aumentada, tenemos una población envejecida mucho mayor de lo que esperábamos hace pocos años. Por otra parte, hay una población de personas mayores con mucha incidencia de vulnerabilidad. Muchos tienen comorbilidades, enfermedades diversas que los debilitan, tienen una cierta condición de fragilidad", comenta.
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Bajar riesgos
Apelando a su quehacer profesional, asegura que "en geriatría, la fragilidad se define como una vulnerabilidad de los mayores".
Al enfermar, muchas veces este segmento de la población enfrenta mayor cantidad de secuelas, "tendencia a sufrir discapacidad, con mayor mortalidad. La fragilidad entre los mayores se estudia, es fácil de reconocer en personas que se ven relativamente sanas, pero que tienen ciertas características que hacen pensar que, ante una enfermedad cualquiera van a tener mayor cantidad de problemas. Esa incidencia de fragilidad está influyendo en que haya una mayor cantidad de enfermedades graves", ilustra.
"Lo otro son los agentes patógenos, los agentes virales están más agresivos. Y lo otro muy importante, es que la tasa de vacunación (de influenza) ha sido relativamente baja, los mayores estuvieron sometidos a condiciones muy duras en la pandemia, en una cuarentena muy prolongada que emocionalmente y físicamente los afectó mucho, muchos se deterioraron", asegura.
A eso se suma "el hecho de que hayan tenido vacunaciones más repetidas", lo que "generó un cierto agotamiento. Eso debiera contrastarse con el verdadero efecto de la vacunación, que es efectiva y protege a la gran mayoría de la gente", dice luego Jara introduciendo otra variable a su análisis.
"La gente que se vacune va a tener menos riesgo de enfermedad, menos riesgo de tener un cuadro grave, de infectarse, e incluso menos riesgo de fallecer, las infecciones virales muchas veces son graves en sí. (Y) cuando se agravan, se sobreinfectan de bacterias, cuando hay infección viral severa se pueden producir agravamiento de otras patologías que tenga el paciente, pueden provocar una situación de mayor gravedad que es indirectamente provocada por el virus", detalla.
Y agrega que, en definitiva, "lo que hay que hacer, es mucha prevención y la población tener una actitud más proactiva e informada".
Cifra dolorosa
Respecto de la estadística que apunta a 178 decesos de adultos mayores por semana, el doctor Jara admite que se trata de "una cifra elevada, es una cifra dolorosa, hay familias detrás, detrás de estos decesos hay personas que sufren, vidas que terminan, pero también refleja que estos son los que fallecieron, detrás hay muchas personas que han sobrevivido de una enfermedad grave, dolorosa, costosa y angustiante".
"Lo más importante es que muchas veces, después de haber tenido una enfermedad grave, hay un grupo importante que queda con alguna discapacidad física o mental importante, las enfermedades en los mayores provocan un impacto cognitivo con mucha frecuencia, un impacto en las funciones cerebrales superiores, en la memoria, lenguaje, en la orientación, etc.", alerta.
Cuando le planteamos cómo ha visto el abordaje del Ejecutivo de esta contingencia de temporada, su evaluación es más bien positiva. "Del gobierno he visto mucha preocupación para impulsar la vacunación que ha estado baja, me consta. A nivel de los servicios de salud también hay una preocupación, probablemente se están tomando las medidas que haga falta", asegura antes de ofrecer un matiz.
Mucho por hacer
"Quiero hacer hincapié en la población, mucha fruta y verdura, disminuir el hábito de fumar y beber, hay que pedirle a la gente que haga actividad física, es un tremendo protector de las enfermedades respiratorios. Y tener mucho cuidado con las enfermedades crónicas que la gente sabe que tiene", dice apuntando a la relevancia del autocuidado.
No obstante, sincera que "estamos enfrentados a un problema muy importante, pero hay mucho que se puede hacer antes de que se produzca algo mucho peor. Y lo que es mejor, una buena parte de esas cosas están al alcance de todo el mundo. Si la gente se cuida, se vacuna, hace ejercicio y adopta una actitud cuidadosa con sus enfermedades, el riesgo de que ocurra algo muy malo, disminuye mucho".