Ciudades impermeables: por qué se inundan las zonas urbanas y el llamado a volverlas esponja
En los últimos días, volvió la lluvia a la zona central de Chile. Y aunque se trata de un evento añorado ante la larga sequía que atraviesa sobre todo esta zona del país, las lluvias provocaron destrozos, cientos de personas damnificadas y una declaración de estado de catástrofe desde Valparaíso a Biobío.
Uno de los factores que contribuye a esto, es la baja capacidad de los suelos de las ciudades para captar el agua lluvia e infiltrarla a las napas subterráneas.
Por suerte, desde el urbanismo sustentable se ha estudiado e incluso aplicado una solución a esto y no es construyendo embalses sino con intervenciones pequeñas de drenaje urbano sustentable, basadas en la naturaleza, que permiten a la ciudad funcionar más parecido a como lo hacía cuando era un espacio natural.
“Cuando llueve, parte del agua corre y parte es capturada por el suelo e infiltrada a las napas subterráneas. Eso hace que el caudal no aumente tanto cuando llueve, y que no disminuya tanto cuando hay sequía porque las napas están llenas. Al urbanizar, invertimos este sistema: cuando llueve toda el agua corre y se desbordan los ríos y cuando no llueve el caudal baja mucho”, explica Jorge Gironás, investigador del Centro de Desarrollo Urbano Sustentable, CEDEUS.
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Infiltración urbana
“Hay mucha experiencia internacional y guías sobre formas de infiltrar y almacenar el agua en la ciudad sin quitarle espacio a ciudad misma, sino aprovechando las áreas verdes y también con pavimentos permeables que resisten rodados bajos como de bicicleta por ejemplo. Hay muchas opciones”, comenta Gironás.
Una forma rápida y económica es ciudar y restaurar los humedales urbanos, que funcionan como embalses, con una gran capacidad de infiltración de agua y además ayudan a limpiar el agua y sirven de hábitat para fauna y flora nativa, entregando también valor paisajístico.
Incluir infraestructura verde en el diseño de espacios urbanos, por ejemplo en rotondas, techos, bandejones y plazas también mejora la resiliencia de la infraestructura urbana ante inundaciones.
Aumentar la capacidad de infiltración de agua en los suelos también mitiga otro impacto negativo que tienen las inundaciones: el arrastre de contaminación, que termina perjudicando los cauces naturales.