Chileno en Qatar 1: Inauguración fantasmal y con camellos

Chileno en Qatar 1: Inauguración fantasmal y con camellos

Por: Giglia Vaccani | 21.11.2022
El Emir aparece y sus súbditos lo aplauden como de verdad cuando comienza el show de inauguración, un Bafona con camellos y con la presencia de Morgan Freeman, con su voz eternamente en off (¿en cuántos documentales lo hemos oído?).

En la noche del desierto, desde el cielo las ciudades se ven como cientos de luciérnagas inmóviles. Sobrevolamos Bagdad, Basra, Kuwait, Bahrain. Al aproximarnos a Doha, las luciérnagas se metamorfosean en estadios, rascacielos y avenidas que terminan en la oscuridad del mar.

El taxista que me lleva a mi hotel es de la India. Acaba de llegar a Qatar a trabajar. Hay un Mundial de fútbol, me dice. Le pregunto si le gusta el fútbol. Me sonríe por el espejo y me responde: “no, a nosotros nos gusta el cricket”.

Pero las calles de esta ciudad que mira al mar se han empezado a llenar de futboleros: mexicanos, australianos saltarines, argentinos y, esta mañana, una marea amarilla ecuatoriana aparece por todas partes. Uno se los topa en el café, en el mall y en el Museo de Arte Islámico que todas las guías turísticas nos obligan visitar. Sí: los primeros días de los mundiales son siempre los más alegres.

[caption id="attachment_792481" align="alignright" width="415"]Mascota del mundial Qatar 2022 tiene forma de fantasma FOTOS: DANIEL NOEMI[/caption]

Todavía les cabe a todos la esperanza del triunfo ya sea seguro o milagroso. Y, así, como una torre de Babel andante nos dirigimos al primer partido en el estadio Al Bayt, entre los locales marrones y la Tri. Metro hasta la última estación de la línea roja, de ahí un bus que tarda una media hora y caminar y su entrada y la revisión y que no puede entrar la cámara, pero cómo y que no puedes entrar ese bolígrafo, pero qué estupidez, ni tampoco el agua (y adentro cuando compras agua, te dan la botella sin tapa por seguridad).

Mascota Fantasmal

El Emir aparece y sus súbditos lo aplauden como de verdad cuando comienza el show de inauguración, un Bafona con camellos y con la presencia de Morgan Freeman, con su voz eternamente en off (¿en cuántos documentales lo hemos oído?. Me pierdo entre tanta bandera y cantantes que no son Shakira (quien sí estuvo el 2006 en Alemania, recuerdo nostálgico por ella y por la cerveza); de lo único que estoy seguro es que la mascota del mundial es un fantasma, como un Gasparín maltrecho. Por suerte, Infantino –el defensor del tercer mundo, postcolonialista repentino—es breve y es hora que comience el fútbol.

Pero, ¿qué es esto?, no han pasado ni dos minutos y ya hay gol ecuatoriano. A no, no fue, de veras que tenemos al VAR, terrible, infalible. Pero no VAR que valga para salvar a Qatar que, como me dice un libanés de ojos azules sentado a mi derecha, están recién empezando a aprender a jugar (le pregunto por el equipo libanés: fuman demasiado, me dice, no pueden correr). Y ese es penal más grande que una catedral. Y el inigualable Enner Valencia convierte infalible y un cuarto de hora después da un cabezazo es-pec-ta-cu-lar. Dos cero. Me pregunto si volverá a salir arrancando en ambulancia como en ese partido ante Chile el 2016, donde se escapó de ser arrestado por no pagar la pensión alimenticia. Sale medio lesionado, pero parece que no se tuvo que arrancar.

 

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