Patricio Vallespín tras su renuncia a la DC: "Me veo en algo un poco más progresista"
Patricio Vallespín (58), gobernador regional de Los Lagos, anunció su salida a la Democracia Cristiana tras 40 años de militancia. Se suma así al éxodo de importantes figuras de la falange, que van desde Claudio Orrego —el otro gobernador que tenía la DC— hasta René Cortázar y Jorge Burgos.
Meses antes, el exdiputado ya había advertido que su continuidad en el partido estaba en duda y que tenía en mente la posibilidad de renunciar. Sin embargo, en conversación con El Desconcierto, explica que en la colectividad "no hay una mirada adaptativa a los nuevos tiempos y los liderazgos no son capaces de ver que esto tiene que ser cooperativo. Es difícil avanzar porque se polarizan las posiciones".
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- ¿Cuáles fueron las razones de su salida de la DC?
Cada uno responde por sus actos. Esto yo lo venía considerando hace tiempo, analizando los escenarios que se estaban dando y creo que es un tema que todos los partidos tradicionales van a vivir, incluso en el Partido Comunista, el Frente Amplio o la misma derecha. Creo que se rebaraja un escenario y yo tomo la decisión en aras de tener más libertad, para poder convocar a muchos que quizás están buscando un nuevo referente que no tenemos, y así sintonizar con las grandes ideas o valores que hay que empezar a encarnar.
Cuando se ven los nuevos desafíos del país hay que pensar en nuevas alianzas y no quedarse pegados en lo que siempre han sido. La ciudadanía está esperando transformaciones con moderación y, mi impresión, es que la DC no tiene la capacidad de adaptarse a estos nuevos desafíos porque hay demasiadas luchas internas, sólo búsqueda de espacios de poder, para influir más que para aportar. Siento que la DC está muy entrampada en una mirada muy interna. Tampoco reaccionan los liderazgos al interior del partido.
- ¿Hace cuánto tiempo estaba pensado en renunciar al partido?
Lo venía pensando hace bastante tiempo, desde que la DC decidió ir con candidato único, cuando eligió a Carolina Goic. Sentí que ahí se empezó a abrir un camino propio pensando que todavía hay una gran posibilidad de conglomerar a la gran mayoría de Chile, aunque consideré que no era momento de dar el paso. En ese momento empecé a sentir que estábamos desconectados de lo que estaba sucediendo.
Después, obviamente, se ratifica con el tema de la Convención, donde tuvimos un representante, que es la nada misma para un partido con tanta historia. En esa ocasión consideré que era momento de volver a reconectar con las personas, pero no pasó. Entonces, profundizó mis dudas.
Luego estuve tres años completamente fuera de la política por razones personales. Pero aún así avizoraba algo complejo. El golpe de gracia fue la dirección que tomó el partido que generó mucha controversia. Esto dio pie a que se crearan las condiciones para que hayan liderazgos que se creen dueños de la verdad. Esas fueron las razones detonantes de la salida de muchos militantes, incluyéndome, que estaban siendo arrastrados por una dinámica que es muy poco constructiva.
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- ¿Hay una interpretación errónea del partido de la realidad de la política?
Hay que hacer una relectura de los nuevos actores que votaron en el proceso constituyente. Creo que ellos buscan más certidumbre en una sociedad que está muy imbuida en el miedo, la rabia y el temor a la incertidumbre, y eso, de alguna u otra manera, es porque nosotros no estamos leyendo su realidad adecuadamente.
Yo creo que la gran mayoría quiere una nueva Constitución, pero se hizo una propuesta extremadamente maximalista. Yo la apoyé porque creo que había siete temas que después se podrían haber reformado, porque sabía lo que iba a venir después. Pero ahora estamos en un nuevo proceso constituyente que ha demorado muchísimo más de lo que se esperaba, a pesar de la palabra empeñada por actores de todos los colores políticos.
No hay una visión compartida de lo que pudiera hacer ese proceso constituyente y vamos a terminar más bien con un sector político tradicional de este país, la derecha, alguna bastante extrema, que ni siquiera participa del proceso y solo quieren fijar condiciones. Igual tengo la esperanza que se va a cumplir.
Por otra parte, yo siento que tenemos un conjunto de personas que están defendiendo que los partidos deben centrarse en contribuir a un desarrollo económico sostenible. Además, luchar por los derechos humanos y sociales, incluida la seguridad pública. Para esto, se necesita un referente que pueda buscar caminos para efectivamente construir ese tipo de desarrollo, donde la libertad para emprender sea una cosa bastante importante, pero que esa libertad se ejerza sin abusos, con responsabilidad y solidaridad. Pero hacer eso es muy complicado en la lógica de los partidos tradicionales secuestrados por individualismos casi patológicos.
- ¿A qué individualismos se refiere?
No me atrevería a decir que hay corrientes. Años atrás sí, pero ya no queda nada de eso. Hoy más bien es una disputa entre liderazgos que quieren seguir siendo los jefes del partido bajo condiciones muy divididas y sin buscar espacio de encuentro. Cuando eso se da es porque estamos en posiciones que ya no son capaces ni siquiera aceptarse y escucharse. Eso es lo que está pasando
Lo que el país está esperando es que los humanistas se unan, no que se dividan. En ese sentido, antes de ser arrastrado por una situación en la que veo poca posibilidad de de concordia para buscar una salida integral, prefiero dar un paso al lado y, desde la libertad que da no ser militante, buscar cómo podemos construir algo distinto. Esto no es nada contra la DC, pero hay que armar algo más grande, un referente que de espacio para que las miradas socialdemócratas estén más vigentes.
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El destino de Vallespín: Un polo socialdemócrata
- ¿Su intención es sumarse al incipiente Partido Demócrata de los senadores Ximena Rincón y Matías Walker?
No está dentro de mis prioridades. Desconozco exactamente lo que ellos están proponiendo, probablemente en algunos temas de futuro habrán coincidencias para el bien del país. Más bien, me veo en algo un poco más progresista, ellos están en un proyecto distinto a lo que yo siento que tenemos que cumplir en un polo socialdemócrata.
A mí me acomoda mucho más un polo socialdemócrata, donde nos jugamos también por un Estado que sea capaz de garantizar el bienestar de los chilenos. Esa clase de cosas no sé como se ven reflejadas en este nuevo partido impulsados por los senadores. Mi objetivo también es impulsar un referente con un componente regional enfocado en la descentralización.
- ¿Cree que el alejamiento de los senadores Rincón y Walker responde a intereses más bien personales?
No, creo que hay una intención genuina de construir algo que pueda aportar al país con una visión integral. No lo veo como una aventura personalista, pero me siento convocado más bien a otras iniciativas que no sé si existen o no.
Yo dejo esta militancia no para entrar a otra, sino para buscar un espacio de encuentro mucho mayor, donde los demócratas que queremos transformaciones con moderación se puedan materializar. Pero no tengo dentro de mis prioridades el unirme al Partido Demócrata, porque no sé exactamente la dirección que tendrá.
- ¿Prefiere formar un partido propio?
No sé si propio, porque los personalismos son algo que le ha hecho mucho daño a la política. Lo que haga de aquí en adelante es distinto, hay que abrir algo que sea sin condiciones, confluyendo sobre la base de las miradas de país que queremos construir y de ahí ver quiénes estamos en esa sintonía. Ni siquiera tengo un diseño, solo una sensación de que hay un espacio importante para la moderación, teniendo en cuenta la demanda de una nueva Constitución, pero que se haga sin los maximalismos que tuvo, pero sin el minimalismo que defienden algunos sectores de derecha.
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"Confío plenamente en la palabra del Presidente"
- El gobernador Orrego le recordó al Presidente Boric que, entre sus propuestas, estaba eliminar la figura del delegado presidencial. ¿Hay que darle más atribuciones a los gobernadores?
Sin ninguna duda, es un proceso en el que confío plenamente en la palabra del Presidente y se lo formalizamos a la ministra Tohá en nuestro encuentro en Ñuble, donde salieron las conclusiones que se tienen sobre ese compromiso.
Aunque aún no se manifiesta, esto se ha ido haciendo poco a poco mediante el traspaso de competencias, aunque hasta ahora nada de eso viene con personal ni recursos humanos asociados. Entonces, no queremos que pase lo mismo que pasó con los municipios, que se les va llenando de funciones y no se le complementan con el personal respectivo. Esto no se trata de acumular competencias, si no que tener relevancia en la toma de decisiones de las regiones.
- En cuanto al tema de la seguridad pública ¿debería haber más de énfasis de parte del gobierno central y a la vez que se pudiera reforzar este tema en las regiones?
Claro, es algo que hemos impulsado con el gobernador Orrego ante la ministra del Interior en La Moneda. Queremos implementar la minuta de impacto nacional por la seguridad pública y ciudadana. Consideramos que acá tienen que estar todos los colores políticos, porque el tema de seguridad tiene que ser una lucha integral y no debe ser usada para criticar al gobierno de turno.
Debe haber un acuerdo nacional para avanzar en esto y los gobiernos regionales sin duda que queremos jugar un rol importante, porque sabemos lo que sufren las personas y, de hecho, colocamos muchos recursos en eso.
Por tanto creemos que en materia de prevención tenemos mucho que hacer, pero espero, y leo con optimismo la noticia, que la ministra está avanzando en poder tener las bases para ese gran acuerdo en los municipios y los gobiernos regionales.