Natalia Valdebenito y el Plebiscito: “Me hace sentido que lo fundamental pase a ser un derecho”
No se considera una comediante influyente, aunque lo es. Dice que no pertenece a ningún partido político, que su sueldo no lo paga el Estado y que no representa a nadie más que a ella misma. Y que todo lo que hace, o ha hecho, está atravesado por el feminismo. Una orientación que también la acompaña en su trabajo y que, asegura, la interpela todo el tiempo.
Asume que la nueva Constitución implica un cambio radical, que es necesario que sea ecológica, que valora que sea paritaria y que es “trascendental” que la voz de las mujeres esté presente. Como buena activista de la causa, dice que no tiene pronósticos y que no parará hasta se cuente el último voto. “Me gusta la incertidumbre”, dice.
-Hace un tiempo comentaste que reír era resistir, ¿en qué consiste esa resistencia?
Lo he aprendido de las mujeres que me ha tocado conocer a través del activismo o de la radio, que cada vez que les pregunto cómo han logrado resistir a cosas realmente fuertes -como la muerte, la injusticia o la pobreza-, siempre tienen una sonrisa y viven con alegría. Es una resistencia a la vida, una especie de dignidad que llevan con alegría rebelde. Por otro lado, no hay nada que moleste más a quienes no te respetan que una siga sonriendo. Eso es resistir a los ataques, a la vida misma.
-En el fondo es una actitud política.
Sí, por supuesto, porque a la gente le pasan cosas y a pesar de todo elige reír. Eso es como hacer todo lo contrario de lo que la vida te propone. Es una opción y otra forma de luchar, como dice el grito.
-¿Antes las mujeres se reían menos o no?
Sí, yo creo que sí. Siempre ha habido sentido del humor, siempre ha habido esa chispeza y suspicacia para lidiar con la vida misma, pero eso se da en un marco más íntimo entre mujeres. ¿Te acuerdas cuando antes los chistes tenían que ver con qué van a hacer las mujeres al baño? A reírse, poh. En la intimidad siempre nos hemos reído, el punto es que de repente pasa a una dimensión pública. Algunas incluso nos atrevemos a trabajar en esto y eso es muy bonito. También tengo una observación respecto a la vida triste que algunas mujeres llevaban. Es como hacer el ejercicio de mirar esas fotos viejas, donde tu mamá no se ve muy contenta y tu abuela capaz que ni aparezca porque estaba cocinando. Bueno, creo que tiene que ver con la forma como vivían las mujeres en el mundo, en la familia, en la casa. Yo creo que sí se veía más amargura, pero en la intimidad siempre nos hemos cagado de la risa.
-¿Por qué es importante poner a la mujer como centro del humor?
Porque es de donde yo me paro y la comedia se hace desde lo que uno es. Yo no soy hombre, entonces no puedo hacer chistes desde ese lugar. Tal vez puedo reírme desde mi visión de mujer, una persona trans lo hará desde ahí, un hombre homosexual igual y un hetero cis machista también. Ser mujer es un trabajo diario, una forma de enfrentar el mundo. Después uno se da cuenta que es muy político también, porque decidir ser algún tipo de mujer también es importante. Obviamente, hay obligaciones del patriarcado que inciden en las decisiones nuestras, pero como tú te planteas en la vida también es político.
-¿El humor político fue una variante que te interesó desarrollar como comediante o emergió de acuerdo a lo que estaba pasando en el país?
Emerge naturalmente, pero en mis shows te encuentras con varios matices, no solamente con una persona hablando de política. Hay anécdotas, historias, pero siempre hay algo que atraviesa todo y eso tiene que ver con mi punto de vista. Todo el rato estoy analizando y a veces sobreanalizando lo que hago. Voy sacando e incluyendo cosas. Me mueven muchos temas, pero todo confluye en una palabra o un concepto que te lanza por un túnel y te sirve para sostener todos estos chistes o historias que van apareciendo. Lo mismo pasó con "Sin Miedo", con "Gritona" y ahora con "Fea". Es un proceso creativo bien largo, en verdad.
-Hace un tiempo comentaste que para poder pararse arriba de un escenario había que destruir y matar todo. ¿Por qué es importante hacerlo?
Soy una mujer de 43 años, no soy una niña. Han pasado cosas en mi vida que me han hecho pensar que hay que romper con todo, pero no me refiero a lo externo, me refiero a mí misma, a como hacía las cosas antes, a como voy cambiando y me voy acoplando a este mundo. Siento que es súper importante autodestruirse, desde lo creativo, y así evitar enamorarse de lo que uno hace. Cuando hablé de matar al padre, matar a la madre, es un proceso súper rudo. Y no tiene que ver con no amarlos, porque los amo más que nunca desde que sané mi relación con ellos. Porque todes tenemos situaciones de familia. Yo no soy así porque me haya faltado amor, al contrario, he sido súper afortunada. Lo que me preguntaste entonces no va desde la carencia, sino de lo que tengo, y por eso comparto mi fuerza de haberme atrevido a hacerlo.
-¿Cuánto ha influido el feminismo en tu manera de ver el humor?
El feminismo influye en todo, me atraviesa, porque el feminismo es acción. Si nos ponemos a hueviar es verbo, no sustantivo, como dice Arjona. Es una opción que te interpela todo el tiempo. Porque ser feminista significa plantearse un mundo en igualdad a todo nivel, sin estatus, sin pasarse la fila ni exigirle mano a nadie. Y en mi trabajo también lo atraviesa, porque yo soy la directora de mi proyecto y tengo que tomar decisiones. Y, para eso, también tengo que ser feminista.
-¿Es posible separar el humor del activismo o están intrínsecamente unidos?
Hay chistes que no tienen nada que ver con el activismo. Es una pregunta me la hacen sólo en Chile. Porque en España, por ejemplo, donde tengo gira en septiembre, me preguntan todo lo contrario: ¿cómo logro meter el activismo en mi comedia? Es como que acá no se entendiera o pareciera que sobrara, cuando cruza todo mi trabajo y lo hace único.
-¿Te consideras una comediante influyente? ¿Quizá la más influyente en este momento?
Es un peso a ratos, porque hablo desde mí. Yo no pertenezco a ningún partido político, mi sueldo no lo paga el Estado y no represento a nadie más que a mí misma y un montón de ideas que compartimos muchas personas. Pero es súper loco porque cuando me tengo que defender, me defiendo sola. Y ahí es cuando todos se dan cuenta que no hay nadie detrás guiando esta situación. No es algo serio, pero sí es un peso cuando hay violencia. Pasar de largo ahí sería una hipocresía de mi parte. La violencia es real, aunque esa persona sea un bot. Cuando alguien te dice algo violento quiere que tú sufras, no que seas feliz. Cuando alguien te tira mierda es porque quiere que sientas esa mala onda. Hay gente que viene a vomitar sus frustraciones, no con puntos de vista sino con amenazas graves, acoso, y eso hay que tomarlo en serio. Yo no subestimo la violencia. Pero, por otro lado, hay algo de mí que no entiende nada. Porque yo soy una persona que se siente, tal vez ingenuamente, muy común y corriente. Siento que por eso no veo el límite y ahí puede ser que me equivoque.
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-¿Qué es lo que te saca de madre en las redes sociales?
No me saca de madre, cuando me puedo reír es cuando escribo. No es que me enoje, yo pienso lo que escribo, eso es lo lindo de esa red social (Twitter). En mi caso me escribe mucha gente y puedo hasta elegir a quién responderle. Pero en el caso de los ataques, siento que a veces revictimiza. Ayer recibí un Twitter que decía que a lo mejor era así porque me habían violado. A mí no me han violado, pero tú cachai que si yo publico eso puedo revictimizar a muchas personas. Podría haber dicho “miren el nivel”, pero decidí no publicarlo porque pensé en las personas que sí han sido violadas. Ese tipo de cosas me encabrona, porque pienso que hay un alma que realmente piensa eso.
-¿Cómo lo haces para sobrevivir a esa avalancha de comentarios?
Hace mucho que tengo contención, no estoy para nada sola, ni emocional ni terapéuticamente. Estoy muy bien asesorada y es posible que por eso pueda resistir a tanta mierda. Pero también hay una parte de mí que no cree mucho en eso, por eso siento que el facherío me utiliza y que no soy tan importante. No soy una diputada, ni un rostro, soy una comediante, una actriz, una trabajadora del teatro. No me creo el cuento de ser influyente, a mí me interesa ser una susurradora que le va informando cosas a la gente. Por eso me gusta Bertolt Brecht, por ejemplo, que mezcló el teatro con la información. Yo voy por ahí, pero no creo de verdad que sea una persona importante. A parte que en Twitter es muy predecible el movimiento y resulta casi aburrido incluso. Los bot están cada vez menos creativos y yo, como experta, les pido que se esfuercen un poco más.
-¿Si el facherío te utiliza, como dices, no te da lata seguirle el juego?
Así lo ven las personas que no lo viven, como si defenderse es seguir el juego. O sea, te pueden atacar y te tení que quedar callá. A mí me odian porque no soy la víctima perfecta y porque elijo más encima a quien responder. Pero defenderse a veces resulta ser una trampa. Entonces me parece que es muy superficial eso de si una sigue o no el juego. ¿Por qué tengo que aceptar que la gente me ofenda o digan una mentira sobre mi vida? ¿por qué defenderse es ser provocadora si es a mí a quien están insultando? O sea, de nuevo la culpable soy yo, sin reparar en la humillación, el ataque y la mentira. Eso es pésimo, es como decir “no lo denuncié por amor”.
-A propósito de esto mismo, ¿qué piensas del fenómeno de las fake news que nos han invadido desde la Convención hasta ahora?
Encuentro bien impactante ver a gente mintiendo cara de raja en televisión. Tienen que ser de una manera muy particular para atreverse a hacer algo así. Hay gente que incluso han desmentido con texto en mano y otros que lo imprimen con mentiras. Eso es maldad, no lo veo de otro modo. Me parece que es súper preocupante que no se haga nada al respecto.
-¿Qué se debería hacer?
Los medios de comunicación deberían desmentirlo. O sea, escuchar a alguien mentir al frente tuyo, si eres periodista y buscas la verdad, debes tener la obligación de cuestionar por qué esa persona está mintiendo. Entonces creo que la prensa ha sido una aliada de la mentira en muchos casos, y eso me preocupa porque deberían ser el primer filtro. Por eso digo que cuando alguien te miente en tu cara, lo encuentro de una maldad tremenda. Y eso lamentablemente define a un sector de este país que ha usado la mentira y el miedo como un arma de lucha. Eso me parece peligroso, sin duda que sí.
-¿Cómo te han parecido las campañas sobre el plebiscito en televisión?
Encuentro que hay cosas que han hecho en el Rechazo que son insólitas y las siguen repitiendo. Uno se sorprende de la capacidad y de cuánto se puede invertir para hacer una campaña tan indecente. Siempre hay un sector de este país que cree en que el fin justifica los medios, pero eso es muy peligroso, la historia lo dice. He visto también que se han hecho intentos de hacer un comparativo entre el plebiscito del NO con este proceso y tuvieron que sacarlo porque francamente era una expropiación, ya que tanto les perturba esa palabra. Se han cometido hartas provocaciones muy fuertes y nos siguen faltando el respeto. Pero bueno, ojalá las personas podamos tener lucidez para verlo.
-¿Cuánto de comedia hay en la contingencia política actual?
Yo creo que hay algunas personas bastante performáticas. Me parece una gran comedia de equivocaciones que los republicanos tengan un lugar tan copado en nuestra sociedad, es muy cómico, como de Morandé con Compañía. Hay harto de comedia, en verdad, necesidad de reír, pero igual siento que hay que estar atentos y que antes de reírse hay que mirar bien.
-Para no terminar llorando, supongo.
Sí, porque en algún momento nos reíamos de las piñericosas, pero después nos dimos cuenta que detrás de eso había un ser bastante distinto. Entonces ojo, da risa la inconsistencia de algunos personajes, las vueltas de chaqueta, el palco de Ximena Rincón al lado de los republicanos. Pero uno ve un discurso desvanecerse y una política que uno no sabe dónde va a terminar. Los Walker venían dando luces hace rato, los liberales haciendo cartas eternas para decir que votan rechazo y después los Amarillos que me parecen divertidos.
-¿Crees que hemos perdido un poco el sentido del humor en esta vorágine política? ¿Nos pusimos medio graves?
El ambiente hostil es el ambiente ideal para la comedia. No se pueden hacer chistes si está todo muy feliz. Igual creo que nos ha tocado duro. La pandemia fue dura, tuvimos que convivir con la muerte y el miedo. A ratos creo que se nos va el sentido del humor, pero que igual hay una necesidad extrema de reírse. Yo tengo entradas agotadísimas, pero me quedan las últimas para el 6 y 7 de septiembre, en el Teatro San Ginés, y después me voy de gira a España. La gente se quiere reír igual, necesita parar un rato, carretear, perderse, porque a veces las crisis traen todo lo contrario, las ganas de desbandarse.
-¿Hay algún personaje en el espectro político que te parece digno comedia?
Warnken tiene todo para ser un personaje. Tiene el físico, un look particular, una mirada especial y un discurso que se contradice a sí mismo, entonces eso lo hace un personaje absolutamente atractivo. Aunque creo que hay otros más siniestros, como De la Carrera, que tiene varios matices que no me gustaría enumerar, pero si hablamos de comedia del arte podría ser el sátiro, ja ja.
-¿Y Rojo Edwards o Schalper?
Bueno, dan un poco de risa. Pero es gente muy distinta a mí, entonces todo lo que yo diga pueda ser usado en mi contra.
-¿Qué es lo que te hace más sentido en el proyecto de nueva Constitución?
Me hace sentido que lo fundamental pase a ser un derecho. Imagínate, estamos hablando de un país que no tiene derecho a la salud, a la educación, a su propia agua. Pero así como hay personas que nos han hecho creer que esta Constitución es lo peor que le puede pasar a este país, hay otras que ven en ella una solución para sus hijos, sus nietos, para el futuro en la tierra. Una Constitución ecológica es urgente o si no esta gente se va a seguir robando hasta el oxígeno que respiramos. Y, por otro lado, creo que una de las cosas más valiosas para mí es la paridad. Que hayamos tenido el 50% de la voz en este texto, para mí es trascendental. Además, tiene muchos rasgos feministas, lo que me hace muy feliz porque hemos sido las mujeres las que hemos levantado muchas luchas, como en la vivienda y el agua. Somos esenciales y nuestros pensamientos están ahí.
-¿Qué piensas de esas jugadas políticas que han aparecido en caso que triunfe el Rechazo, como rechazar para reformar y otras más?
Le he puesto poca atención porque a mí me interesa que gane el Apruebo, no me interesa ni aprobar para reformar, ni rechazar para reformar, porque la palabra reforma en este país ha sido un eslogan, no una realidad. Si no, hubiéramos tenido una Constitución hace rato. Si hasta ahora no se ha hecho, no tengo por qué creer que se va a hacer ahora. Es como cuando alguien no te ha demostrado nunca que puede hacer algo y uno dice bueno, démosle la oportunidad.
-¿Te ha gustado el gobierno de Boric? ¿Crees que ha estado a la altura de las expectativas?
Yo me caso con la izquierda y el feminismo, eso está claro, pero participé en la campaña de Gabriel Boric, el Presidente, porque francamente conmigo siempre van a poder contar contra el fascismo. La amenaza era inminente y si podía colaborar o restarme para lograrlo, lo iba a hacer. He visto cosas que nunca había visto en este país, que es una conexión con la gente muy grande y eso me llama la atención. Igual soy una persona dura y me cuesta creer en todo. Voy para adelante nomás, pero tengo que estar observando. Ese es mi lugar. Pero, la verdad, dejar de ver a Piñera ya me resulta agradable.
-¿Estas ansiosa respecto al futuro?
Voy a decir algo que a lo mejor nadie va a entender, pero a mí me gusta la incertidumbre, encuentro que este momento es muy interesante porque nadie sabe lo que va a pasar. Tenemos un padrón electoral demasiado grande como para poder reducirlo a una encuesta. Hay muchos rincones donde esas encuestas nunca van a llegar y esas personas van a tener que ir a votar. Yo soy activista, así que pronósticos no puedo dar, solo decir que yo no paro hasta el último voto. Si es que hay que acarrear, agarrar el auto y salir, lo haría otra vez. Yo me muevo, así que la angustia aparece muy poco. Nadie sabe lo que va pasar.