OPINIÓN | ¿Redistribución del recurso hídrico? La solución está en nuevas fuentes de producción
La sequía y escasez de recursos hídricos, principalmente desde la zona norte hasta el centro sur del país, ha generado sin duda preocupación en la población, autoridades regionales, organizaciones de usuarios y empresas sanitarias, las que han debido implementar una serie de medidas, como decretar zonas de escasez hídrica, desarrollar planes de gestión estratégica de los recursos, y promover una distribución justa entre producción industrial y agua de bebida, para cautelar un correcto abastecimiento de la población.
Como bien menciona el artículo titulado “Illapel: La ciudad atravesada por la megasequía y la minería”, publicado por este medio el pasado 05 de agosto, la capital de la provincia de Choapa es un ejemplo concreto de este escenario, con un déficit de lluvias que alcanzó el 83,2% a principios de julio y donde el embalse El Bato, que abastece a la ciudad, se redujo a sólo el 6,8% de su capacidad, debiendo distribuirse entre las necesidades comunitarias y las actividades económicas.
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Todos compartimos la necesidad de prioridad de atención al consumo humano, pero no resulta correcto y es más bien riesgoso “demonizar” el uso del agua para fines productivos. Tanto la agricultura campesino-familiar, la crianza de ganado caprino, la agricultura de exportación frutícola y también la minería, cumplen un rol histórico en la economía y desarrollo local, generando tanto puestos de trabajo como alimentos para la población, así como crecimiento e ingresos para el país. Si se quita el agua a las organizaciones productivas del valle ¿cómo van a sobrevivir los mismos ciudadanos, trabajadores y sus familias, sin trabajo en su entorno local?
Teniendo en cuenta tanto las necesidades de la población en general, como la seguridad laboral que generan las empresas productivas, es sumamente destacable la inversión y visión de la empresa sanitaria de la Región de Coquimbo, traducida en las obras realizadas para implementar soluciones de largo plazo que aseguren el abastecimiento de agua potable de una población de cerca de 30.000 chilenos. Considerando la realidad de la subcuenca donde se ubica Illapel, su tamaño relativamente pequeño, así como la debilidad de las fuentes frente a la sequía, la construcción de un sistema de pozos en la ciudad de Salamanca, con su impulsión de trasvase de más de 20 kilómetros realizados en un tiempo record y anticipándose a una situación de crisis de abastecimiento, resulta un esfuerzo de planificación, inversión y capacidad de gestión elogiable si lo comparamos con la realidad general de muchos otros territorios del país.
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Para desarrollar este proyecto, la empresa sanitaria Aguas del Valle encargó un estudio hidrogeológico que permitió determinar el emplazamiento idóneo de los pozos para la extracción de aguas subterráneas, situados en la cuenca principal del río Choapa, donde los recursos subterráneos tienen respaldo y sustentabilidad en su permanencia. Esto ha permitido garantizar el abastecimiento de Illapel durante los años críticos de una sequía que ha azotado fuertemente la región, preocupándose de construir las obras adicionales a sus sistemas ordinarios de producción, que le entreguen seguridad de servicio a la población, lo que resulta una iniciativa que más bien hay que destacar y valorar antes que desmerecer.
Por tanto, más que necesitar hoy una mirada de redistribución del recurso hídrico, es necesario buscar producir nuevos recursos y mirar la importancia del agua en su integralidad para la vida, es decir, tanto para el consumo humano como para la existencia de trabajo, así como para la producción de alimentación de las personas. Para ello, se requiere estudiar y contar con información adecuada de la cuenca, que permita una gestión inteligente y sostenible del recurso, anticiparse, y abastecer con seguridad a la mayor cantidad de habitantes del valle, sin limitar su origen, siempre que se verifique la existencia y sustentabilidad del recurso.