Impuesto Verde: Las alternativas tributarias del Gobierno para una transición socioecológica justa
A la espera de la presentación de la Reforma Tributaria anunciada para este 1 de julio, y con el objeto de analizar el escenario para avanzar en una política pública enfocada en aplicar un Impuesto Verde en Chile, la Ministra de Medio Ambiente (MMA), Maisa Rojas y el Jefe División Información y Economía Ambiental del MMA, Rodrigo Arriagada, se reunieron con el equipo de la Fundación Chile Sustentable encabezado por su directora Ejecutiva Sara Larraín.
En la oportunidad, se abordó el mecanismo sobre el cual funciona el Impuesto Verde, el cual se basa en el principio de responsabilidad “quien contamina paga” y de eficiencia económica, y permite resarcir a la sociedad por los costos que generan las emisiones contaminantes.
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Tras la presentación, la ministra Maisa Rojas expresó la necesidad de que “un impuesto, realmente sea verde y que contribuya a desincentivar las emisiones, tanto por los problemas locales como hemos visto estos días en Quintero y Puchuncaví, donde hay graves afectaciones a la población”. Por otro lado, se analizó la importancia de contar con un impuesto que permita sincerar también lo que cuesta para la sociedad este tipo de emisiones.
“La idea es poder avanzar a partir de ahí en transformaciones profundas a objeto de revertir el cambio climático y por ende mejorar la salud de la población”, explicó Sara Larraín.
Reforma tributaria
Hace algunos días el Ministro de Hacienda, Mario Marcel explicó el plan del ejecutivo para la tramitación de la reforma tributaria que será presentada este 1 de julio. “Vamos a ingresar a la Cámara de Diputados los proyectos referidos a impuestos a la renta, impuesto patrimonial, reducción de exenciones, mejoras del rendimiento tributario y reducción de la elusión y evasión. Y, en el caso del royalty minero, vamos a ingresar una indicación al proyecto que está en el Senado. De esta manera las dos iniciativas van a poder discutirse en paralelo, pero siempre entendiendo el marco general de la reforma tributaria”, adelantó el jefe de las finanzas públicas.
Marcel especificó que la otra parte de la reforma entrará al trámite legislativo después del Plebiscito, debido a que parte de ella depende de cuál será el marco constitucional que regirá en el futuro.
En este sentido, el ministro de Hacienda indicó que “en el caso de los impuestos correctivos, impuesto verde y ley de rentas regionales van a ingresar un poco más adelante, idealmente después del Plebiscito del 4 de Septiembre, en la medida que tienen implicancias regionales importantes”.
¿Qué son los impuestos verdes?
De acuerdo al marco estadístico desarrollado conjuntamente en 1997 por Eurostat, la Comisión Europea, la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) y la Agencia Internacional de la Energía (IEA), los impuestos verdes o ambientales son "aquellos cuya base imponible consiste en una unidad física (o similar) de algún material que tiene un impacto negativo, comprobado y específico sobre el medioambiente".
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En un escenario sin regulaciones, una empresa podría fabricar un producto de manera contaminante sin considerar su impacto sobre la salud del planeta o del medio ambiente. Esto es lo que en economía se conoce como externalidad. La finalidad de los impuestos verdes es obligar a pagar una tasa a los contaminadores bajo el principio de quién contamina paga, de tal forma que el precio refleje también el coste de estas externalidades.
A nivel internacional, existe consenso en que los impuestos verdes son instrumentos de gestión ambiental que generan un incentivo económico para reducir las emisiones contaminantes, puesto que las empresas optarían por reducir su carga tributaria a través del mejoramiento de procesos, cambio de combustibles o innovación tecnológica.
Hacia un sistema tributario más verde
Un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) da cuenta que Chile recolectó en 2019 -último año con estadísticas comparables entre países- el equivalente a 1,3 puntos del Producto Interno Bruto (PIB) en impuestos relacionados al medio ambiente, cifra levemente superior a los 1,2 puntos del Producto que recauda el promedio de América Latina y el Caribe, pero aún lejos de los 2,1 puntos que ingresan en promedio en las 37 naciones del denominado ‘club de los países ricos’. Así, Chile se ubica en el octavo lugar del conteo entre 25 países de la región.
Actualmente Chile cuenta con tres gravámenes a las emisiones de fuentes móviles y de fuentes fijas, que fueron incluidos dentro de la Reforma Tributaria aprobada en la Ley 20.780 de 2014, y en la Ley N° 20.899 de 2016. El primero de ellos es el que se aplica a vehículos livianos nuevos. El segundo se aplica a las fuentes fijas y grava las emisiones de óxido nitroso (NOx), material particulado (MP), y dióxido de azufre (SO2), que afectan directa y gravemente la salud de las poblaciones aledañas a los lugares donde estos se emiten. El tercero, también aplicado a las fuentes fijas, es un impuesto directo a la emisión de dióxido de carbono (CO2), el principal contaminante global y responsable del cambio climático.
Sin embargo, la experiencia sobre la aplicación de este impuesto, demuestra que no necesariamente ha cumplido con el objetivo para el cual fue creado. Hay coincidencia que no reduce de manera ostensible las emisiones y menos que promueva una transición hacia energías limpias por parte de las empresas emisoras.
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Al respecto Sara Larraín señaló la necesidad de realizar ajustes para una implementación más eficiente de estos. “El impuesto verde debe ser pagado también por empresas generadoras de energías limpias que no emiten CO2, ni contaminantes locales. La ministra (Maisa Rojas) reconoció que estaba informada sobre el funcionamiento, y coincide en que no es precisamente un sistema que incentiva la reducción de emisiones, sino que ha sido un impuesto recaudatorio que no ha servido necesariamente para la descarbonización”, precisó.
Opinión similar expresó, en entrevista a Radio Universidad Chile, el economista, Guillermo Larraín, quien destacó el rol de los impuestos verdes, pero no pensados para recaudar, sino para cambiar la asignación de recursos.
“En toda discusión, que es tan fuerte en la Convención, de avanzar hacia una economía más verde, con mayor respeto al medioambiente, más sustentable, debiera ser acompañada en un paquete tributario que penalice ciertas fuentes de emisión pero que favorezca otras. En el neto como queremos que la gente se cambie de tecnologías sucias a tecnologías limpias, ese impuesto probablemente no recaude mucho, porque si es efectivo, si es que logra cambiar el modelo productivo hacia un modelo productivo más eficiente, las tecnologías van a cambiar hacia actividades que no están gravadas, que justamente son las que queremos que se desarrollen en desmedro de la que sí están gravadas, pero son sucias. Entonces los impuestos verdes no deben tener como objetivo gravar para gastar sino cambiar la asignación de recursos y por lo tanto cambiar el modelo de desarrollo”, afirmó el economista de la Facultad de Economía y Negocios (FEN) de la Universidad de Chile.
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