A ochenta años del nacimiento del escritor chileno Mauricio Wacquez (1939-2000), se estrena en GAM el unipersonal Excesos, una puesta en escena de Cristián Plana protagonizada por Alfredo Castro, que indaga en el deseo, la fantasía, las posibilidades de la representación, el silencio y sobretodo la ausencia.

Excesos muestra a un hombre que frente a su deseo de reencontrarse con una mujer que ha perdido, decide convertirse en ella, con sus ropas y maquillaje, para suplir en su propio cuerpo la ausencia de su amor. El protagonista quiere ser esa pérdida, ponerla en su cuerpo y así reconstruir escenas vividas con ese amor.

La obra extiende el cuento original del mismo nombre, adaptando además los textos Los domingos, La sonrisa en la boca y Frente a un hombre armado, para presentar fragmentos de experiencias posibles de esa pareja, íntimas y crudas, que terminan por encerrarlo en una trampa tendida por su propia memoria.

El amor da paso a la soledad de una pareja, a la obligación de estar juntos, a la violencia en todas sus dimensiones, a la humillación e incluso a la sangre.

En esa recreación, todas las escenas son encarnadas por distintas versiones del personaje principal, interpretado por Alfredo Castro. Esta multiplicación onírica implica también la actuación de Felipe Zepeda y el trabajo sonoro de Damián Noguera.

“Es un juego de cuerpos duplicados. No sabemos con quién habla el protagonista, si es un doble, alguien que él imaginó, que sueña, que contrató... Me interesan esos juegos de la representación. A través del teatro poder encarnar eso que es imposible en la realidad, eso perdido, e ir cada vez más lejos en el peligro de ese juego”, cuenta su director, Cristian Plana.

Wacquez fue un autor poco conocido y difundido en su época Chile, quizás porque se fue a vivir a España, porque contrajo VIH o por la presencia marcada de temática homosexual de sus escritos. Hoy es un escritor de culto y justamente se cumplen además 50 años de Excesos, cuento homónimo al libro que apareció en primera instancia en 1969 en Francia con prólogo de Julio Cortázar.