Opinión | Protección del medio ambiente: exigimos propuestas para las próximas elecciones
Desde el año 2019, la sociedad chilena ha vivido uno de los procesos de cambios más profundos que se haya podido visibilizar en nuestro país. El estallido social, la crisis sanitaria y económica (altos índices de cesantía) han reflejado la verdadera cara de un sistema que se mostraba como “exitoso”, develando que por décadas lo único que ha promovido es una enorme desigualdad y abusos hacia la población que no pertenece a los grandes grupos económicos que aglomeran un alto porcentaje de las riquezas y recursos naturales de nuestro país.
No es que esto se descubriera de un momento a otro, la clase política lo sabía perfectamente, pero lo normalizaba porque se asumía que la población aceptaba este modelo, ya sea por comodidad o desgaste, o tal vez para a su juicio las personas no se quejaban lo suficiente como para colocar un freno a esta situación.
Por ello el domingo 25 de octubre del año 2020 fue un día histórico para nuestro país. Se desarrolló un plebiscito con carácter vinculante, donde las personas pudieron elegir si querían una nueva Constitución Política. En esta instancia el SERVEL indicó que la participación fue tan relevante, que incluso superó a la del Sí y el No (todo esto en un contexto de pandemia). Los resultados son categóricos, y reflejaron el cansancio de la población con este modelo de desarrollo: casi el 80% del universo de votantes optó por tener una nueva Constitución y que esta fuera redactada por una Convención Constituyente.
Según la página del SERVEL, para el año 2021 se vendrán varias instancias de votación: Alcaldes(as), Concejales, Gobernadores(as) Regionales, Constituyentes, Diputados(as), Senadores(as) y Presidencia de la República. Sin dudas es un año político muy activo, en un contexto complejo producto de todo lo que está afectando al país, algo que tienen clarísimo quienes serán candidatos y candidatas en las diferentes instancias planteadas. Por supuesto que algo que también tienen claro es que ya no pueden ampararse en las mismas propuestas y formas que se han perpetuado producto de la voluntad de “los que saben hacer política”.
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En este sentido, hoy se habla de que estamos frente a cambio de paradigmas, y de que Chile ya no volverá a ser el mismo de antes. Sin embargo, a la hora de votar (quienes optamos por hacerlo), ¿cuántas veces hemos escuchado propuestas de candidatos y candidatas para proteger el medioambiente?, ¿Cómo la población exigimos que haya propuestas para proteger el medioambiente?, ¿Es importante que existan estas propuestas? Hay una relación directa entre el cuidado del medioambiente y el bienestar de las personas. Si revisamos el mapa de conflictos socioambientales de Chile, actualmente hay registro de 118 conflictos, y las causas que los provocan son lugares de exploración o explotación, uso y/o contaminación de recursos naturales y residuos, emisiones e inmisiones.
En el 32% de esos conflictos se afecta territorio indígena, y en el 27% se afectan a personas con nivel de pobreza quintil III. Se vulneran derechos humanos, ya que en el 86% se vulnera el derecho de vivir en un ambiente libre de contaminación, en el 46% el derecho de disfrutar la salud física y mental, en el 44% el agua y en el 28% al territorio, recursos naturales y biodiversidad.
Si contemplamos que Chile es uno de los países más vulnerables a los efectos del cambio climático (señalado por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC)), la verdad es que es sumamente importante empezar a preocuparnos del medioambiente con acciones concretas y convincentes, y en este sentido, no basta solo con cambiar políticas públicas o fortalecer la institucionalidad, sino que también hay que preocuparse de verificar que quienes se postulen a cargos de tomadores de decisión y constituyentes estén informados sobre el contexto medioambiental en el que se encuentra Chile, y preparados para realizar propuestas que apunten a reducir las preocupantes cifras aportadas por el mapa de conflictos socioambientales del INDH.
Estos cambios no son simplemente una ocurrencia de las organizaciones ambientales, sino que una demanda de la población para cambiar el modelo contaminante y extractivista, lo que se ve reflejado en la votación del plebiscito en las zonas de sacrificio, donde el apruebo ganó holgadamente en relación con otras zonas del país.
Hay muchas otras zonas del país que aún no son capaces de visibilizar sus conflictos como lo hacen las zonas sacrificio (calificativo discriminatorio por lo demás), pero que de igual forma se ven devastadas por el abuso del modelo y la incapacidad de autoridades electas en dar solución a estos. Por ello, es importante que en las próximas elecciones las personas deben considerar la postura de candidatos/as en torno al medio ambiente y conflictos socioambientales que se desarrollan en sus territorios. Como población tenemos todo el derecho de exigir candidatos y candidatas que cuenten con cierto nivel de preparación para poder abordar temáticas de medioambiente, de manera de que incidan para promover un desarrollo más armónico con la realidad territorial, evaluando el desempeño de los diferentes sectores que inciden en su equilibrio.
Hoy es el momento de replantearse varias cosas, y discutir sobre la pertinencia y urgencia de contar con un desarrollo diferente, sustentado por un nuevo modelo energético, agropecuario, forestal, pesquero, entre otros. Sin embargo, difícilmente se dará esa discusión si candidatos y candidatas no incluyen al medioambiente en sus propuestas, y peor aún, si desconocen absolutamente el tema.