Mochilazo 2001: un camino que no se cierra en la constituyente

Mochilazo 2001: un camino que no se cierra en la constituyente

Por: Pelao Carvallo | 09.05.2021
No creo que lo que produjo ese mochilazo de 2001 se cierre con la constituyente de 2021. El afán de lucro ahora con el nombre de deuda y redes sociales virtuales, financian candidaturas y campañas, difunden, el deseo de explotar al pueblo usando los palos del conformismo y el control siguen ahí, mentiras, esparcen rumores para controlar, boicotear e influir en las decisiones de esa Convención.

Este abril recién pasado se cumplieron 20 años del mochilazo 2001. Para quienes vivieron esa lucha, eso fue el comienzo de todas las revueltas. Cierto que antes y al mismo tiempo hubo luchas significativas contra el modelo transicional chileno, como la de los mineros del carbón de Lota. La diferencia entre el mochilazo 2001 y las que las antecedieron es que fue un triunfo social, de la sociedad contra el modelo neoliberal y contra los operadores de ese modelo en el ámbito organizacional y educativo.

El mochilazo 2001 fue una revuelta estudiantil secundaria contra el control, el conformismo y la explotación del pueblo por parte de la patronal. El control y el conformismo como bases necesarias para esa explotación. El tema que motivó el mochilazo evidenciaba eso: el pase escolar como un negocio de la empresa privada que el Estado obligaba a pagar a las y los estudiantes, como peaje para ejercer el derecho a la educación cada vez más entendido como el derecho de los empresarios a convertir la educación en un negocio.

La negativa a aceptar la conversión de derechos, de la vida, en un negocio basado en el control, la conformidad y la explotación del pueblo constituyó el eje de las revueltas estudiantiles (secundarias y universitarias) futuras y, en general, de todos los conflictos sociales que marcaron los 18 años entre el mochilazo de 2001 y la gran revuelta social iniciada en octubre de 2019.

Ese solo hecho debiera hacernos conmemorar como un algo hermoso, alegre, sanador, la memoria del mochilazo 2001, que dio presencia en las calles a una resistencia persistente que desde los acuerdos de 1989 se había alzado contra una democracia militarizada, supervisada, controlada por una institucionalidad represiva de municipalidades, matinales, pacos, La Oficina, las Iglesias, el servicio militar, senadores designados y políticos resignados. Esta resistencia tomaba forma en algunas universidades y campus, en tokatas, en la creación de colectivos y grupos juveniles desprendidos y antagónicos del verticalismo y sometimiento de las rancias juventudes políticas de esos momentos, encargadas por sus mayores de controlar, controlar y controlar.

No creo que lo que produjo ese mochilazo de 2001 se cierre con la constituyente de 2021. El afán de lucro ahora con el nombre de deuda y redes sociales virtuales, financian candidaturas y campañas, difunden, el deseo de explotar al pueblo usando los palos del conformismo y el control siguen ahí, mentiras, esparcen rumores para controlar, boicotear e influir en las decisiones de esa Convención. Habrá un poco de gente que encarne la rabia y la alegría del mochilazo 2001 en esa convención, pero no será suficiente, cuando todo lo electoral está dispuesto para reencausar la vida por la vieja normalidad transicional de conformismo y endeudamiento.

Como en 2001, la alegría llegará en la calle, cerrando el paso al neoliberalismo y abriendo el camino a lo que sea, que no sea lo mismo de 30 años, 8 presidencias, 7 comandancias en jefe. Esta calle ahora se llama resistencia a la muerte, a la miseria, al hambre, ollas comunes, asambleas.