OMS fija como peligrosos niveles de contaminación del aire considerados seguros hasta hoy
Tras más de 15 años, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha actualizado los indicadores de calidad del aire para los principales contaminantes atmosféricos, lo que implica fijar unos umbrales de seguridad más estrictos para cuatro sustancias nocivas, la mayoría vinculadas a la quema de biomasa y a los combustibles fósiles —petróleo, gas y carbón—.
Tras la revisión del conocimiento científico alcanzado en las últimas décadas, la OMS ha establecido los nuevos límites de exposición segura para los seres humanos para seis tipos de contaminantes: las partículas en suspensión de menos de 2,5 micras de diámetro (PM₂,₅), las partículas de menos de 10 micras (PM₁₀), el ozono (O₃), el dióxido de nitrógeno (NO₂), el dióxido de azufre (SO₂) y el monóxido de carbono (CO).
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De acuerdo a lo informado por la OMS, las nuevas directrices mundiales sobre la calidad del aire aportan pruebas claras del daño que la contaminación del aire inflige a la salud humana en concentraciones aún más bajas de lo que se suponía hasta ahora. Las directrices recomiendan nuevos niveles de calidad del aire para proteger la salud de las poblaciones mediante la reducción de los niveles de los principales contaminantes, algunos de los cuales también contribuyen al cambio climático.
Desde la última actualización mundial realizada por la OMS en 2005, se ha producido un aumento notable de las pruebas que demuestran cómo la contaminación del aire afecta distintos aspectos de la salud. Por ese motivo, y tras una revisión sistemática de la evidencia acumulada, la OMS ha ajustado a la baja casi todos los niveles de referencia de la calidad del aire y advierte que la superación de los nuevos niveles se asocia a riesgos significativos para la salud.
En América Latina y el Caribe, 9 de cada 10 personas viven en ciudades que ya superaron las Directrices de calidad del aire de la OMS de 2005, y datos publicados por la OMS en 2018 muestran que más de 320.000 muertes al año son atribuibles a la exposición a contaminantes atmosféricos.
Se calcula que cada año en el mundo la exposición a la contaminación del aire causa 7 millones de muertes prematuras y provoca la pérdida de otros tantos más millones de años de vida saludable. En los niños, esto podría suponer una reducción del crecimiento y la función pulmonares, infecciones respiratorias y agravamiento del asma. En los adultos, la cardiopatía isquémica y los accidentes cerebrovasculares son las causas más comunes de muerte prematura atribuible a la contaminación del aire exterior, y también están apareciendo pruebas de otros efectos como diabetes y enfermedades neurodegenerativas.
“La contaminación del aire es una amenaza para la salud en todos los países, pero afecta más a los habitantes de los países de ingresos bajos y medios”, afirmó el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS. “Las nuevas Directrices de la OMS sobre la calidad del aire son un instrumento práctico y basado en la evidencia para mejorar la calidad del aire, de la que depende toda la vida. Insto a todos los países y a todos los que luchan por proteger nuestro medio ambiente a que las pongan en práctica para reducir el sufrimiento y salvar vidas.”
Entre las acciones recomendadas por la OMS para combatir la contaminación del aire se incluye la aceleración de políticas públicas para mitigar la contaminación del aire. Entre ellas se encuentran los servicios de transporte público sostenibles y asequibles, la reducción de la dependencia a los combustibles fósiles para la producción de energía y la garantía de alternativas energéticas limpias para cocinar y calefaccionar los hogares.