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La Hacienda Gaucha, algo más que un paraíso para los carnívoros

La Hacienda Gaucha, algo más que un paraíso para los carnívoros

Por: Felipe Rodríguez Cadiz | 22.11.2025
Reabierto desde hace casi un año y tras superar una larga marcha blanca -con cierres tempraneros-, uno de los restaurantes más tradicionales del barrio plaza Italia está completamente renovado. Es una carta amplia, con énfasis en carnes, su sello distintivo, pero donde los platos marinos y las especialidades españolas también sostienen interés en un sector que, cada vez más, exhibe recuperación y vida social.

Como varios negocios que están ubicados en el entorno de la plaza Italia, La Hacienda Gaucha fue uno de los restaurantes perjudicados por el estallido social. El saqueo fue tan brutal que existe una foto inolvidable de aquellos días con un encapuchado en las afueras del lugar sentado y bebiendo una copa de vino, mientras de fondo el negocio arde.

Pero pasó el tiempo y el barrio nuevamente exhibe brotes verdes. La Terraza, otro clásico del sector y que pertenece a la misma familia de La Hacienda Gaucha, volvió a dinamizarse y la apertura del imponente edificio Vicuña Mackenna de la Universidad de Chile le imprimen aliento a un lugar tradicional de Santiago.

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A casi un año de su reapertura, con un colorido graffiti en su entrada que le da un carácter más juvenil, La Hacienda Gaucha es un lugar que ha ido estirando su horario progresivamente y que luce completamente renovado. Salones donde se aprovechan muy bien los espacios, una gigantesca parrilla donde se cocina a la argentina -con carbón encendido todo el día-, un par de privados en el segundo piso y ese sello primordial por la calidez que lo transforma en un lugar ideal para reuniones familiares, de amigos o de parejas.

Para cualquier parroquiano, este es un lugar eminentemente de carnes. Pero hay mucho más. Platos de ascendencia española -un homenaje al origen de sus dueños-, otros de pescados y mariscos y, por supuesto, todo lo que tenga relación con vacunos -y también cerdos-, que son los reyes de la fiesta.

Para partir un pulpo al olivo con una presentación distinta a la tradicional peruana y que fue el único punto irregular de la jornada. Los cortes finísimos tenían un buen sabor, pero algunas lonjas venían chiclosas, lo que dificultaba comerlas. Casi al mismo tiempo, unos ostiones a la chalaca, con pimentón verde y rojo y cebolla morada fue un auténtico placer al paladar. Refrescante y explosivo, es uno de los platos que se incorporan a la nueva carta de la temporada veraniega. 

Otra de las renovaciones que estarán ofreciendo durante las próximas semanas es una milanesa de entraña, que se puede pedir con papas fritas o ensaladas. La sección carnes es una de las fortalezas de La Hacienda Gaucha y en este rubro muestran toda su experiencia. El frito de la milanesa está en su punto y no se confunde con la entraña, blandísima y apetitosa.

Para el remate, pedimos un bife chorizo de 500 gramos -evidentemente para dos personas- y lo sugerimos cocido. Llegó en el estado propuesto, con una leve costra de sal en su corteza, y que se partía apenas cargabas los cubiertos en su carne. Estos fondos los acompañamos con un Calcu cabernet Sauvignon, un vino -que tenían a precio promocional a $11990- que maridaba correctamente con la sección carnívora. Además, el restaurant ofrece tres tipos de menús entre $27.000 y $45.000 pesos por persona, que cuentan con entradas, dos tragos, fondos y postres. Para ello, debe haber, al menos, diez comensales. 

Salvo pequeños detalles, La Hacienda Gaucha es un sitio en el que se come bien y por buenos precios, que reafirma su compromiso de un lugar acogedor, familiar y que, sobre todo, es un punto neurálgico y central que otorga energía a un barrio que estuvo mucho tiempo en la oscuridad y que, ahora, con este tipo de propuestas gastronómicas, ha recuperado su luminosidad y revitalizado unos de los sectores más tradicionales de Santiago.