Brechas de género de hasta 47 puntos: Por qué las mujeres pierden interés en carreras tecnológicas y desde cuándo se configura
Un nuevo diagnóstico elaborado por SONDA, Duoc UC y Generation constató que, aunque la industria tecnológica continúa expandiéndose y generando empleo, la participación femenina se mantiene rezagada, marcado así una evidente brecha de género.
La investigación, titulada “Empleabilidad y Brechas de Género en Informática y Telecomunicaciones 2025”, analizó las experiencias de más de 600 estudiantes, egresados y trabajadores del sector TI.
Los resultados se presentan en un contexto complejo: cifras del Ministerio de Educación indican que solo el 20,8% de las matrículas de primer año en carreras STEM corresponde a mujeres, lo que evidencia una subrepresentación sostenida en disciplinas clave para el desarrollo económico y científico del país.
¿Cuándo comienzan a manifestarse estas brechas?
El estudio muestra que las brechas comienzan a manifestarse antes incluso de la educación superior. Las jóvenes declaran, en promedio, 22 puntos menos de interés por la tecnología que sus pares masculinos, una diferencia vinculada a la falta de referentes femeninos y al peso de los estereotipos que persisten en el entorno escolar.
Una vez en la educación superior, las desigualdades se amplifican: las mujeres perciben 47 puntos porcentuales más de barreras en carreras TIC asociadas a su género y reportan 27 puntos más de comentarios o bromas negativas. A esto se suman niveles menores de autoconfianza técnica, que condicionan su avance académico.
¿Cuáles son las brechas en lo laboral?
Al momento de ingresar al mercado laboral, las mujeres anticipan más dificultades que los hombres. En promedio, son 10 puntos porcentuales más las que señalan obstáculos asociados a su género o a sus “capacidades percibidas”. Si bien muchas logran emplearse más rápido de lo esperado, la diferencia entre expectativas y realidad se mantiene.
Pese a ello, las proyecciones laborales de las mujeres en tecnología siguen siendo altas. Valoran la estabilidad del rubro, la posibilidad de conciliación y el impacto que pueden generar desde sus roles.
Sin embargo, el estudio advierte que la participación femenina en programas de apoyo y beneficios internos es todavía limitada, lo que plantea la necesidad de políticas de inclusión más efectivas y sostenidas.
El informe también detalla que la sobrecarga de tareas domésticas y de cuidado recae con mayor fuerza en las mujeres. Este factor reduce su disponibilidad para capacitarse, especializarse o asumir nuevos desafíos, afectando directamente su continuidad y bienestar en el sector.